Balas de carmín rojo (microrrelato)


Balas de carmín rojo


Sólo cierra los ojos y déjate ir a través de este viaje de nitidez desdibujada. ¿Cómo describir imágenes que no existen más allá de ínter-conexiones mentales, que no están en el mundo “real” tal y como todos las conocen?

He llegado a este pub de mala muerte a encontrar el rojo pomposo de su carmín. Un carmín que hipnotiza, que destaca sobre todo lo demás que puedo ver en esta estancia. Lo hace entre todas las otras sensaciones, su carmín es una sensación más y también es la más fuerte. Acoplado en mi gabardina me atuso el sombrero de detective. Cavernosos pasajes de barro mohoso recorridos previamente, donde las almas pugnan por su propia liberación. Atrapadas tras unas paredes de lodo cambiante que te conducen hacia un avanzar incierto- Almas deformes y uniformes al mismo tiempo. Me concentro. Los revólveres salen a relucir, se huele el peligro que tensión de meses acumulada provocará en cualquier momento, cuando se desate. El tono azul y verde oscuro general y ocre se torna en diferentes grises que aplastan la ciudad cada vez más.

El carmín rojo comienza a brillar, luego sobresale y deja tras de sí un río interminable de curvas voluptuosas. La opacidad de su pelo negro, liso, parece saludarme.

Pido una copa de humo mientras noto cómo infinitas miradas se posan sobre mí. Un llamativo tocadiscos antiguo cambia su sintonía. Queda poco para llegar a la conclusión esta vez; fue muy rápido, aunque aparentemente pausado. Silba la primera bala, luego las otras. El ambiente se torna a palacios de cera intermitente…

El mundo está podrido bajo mis pies, pocos pueden ver esta podredumbre que se extiende como un virus. Es un escudo de falsa fantasía el que atrapa y deforma las almas cosidas al titiritero. Tras viajar por distintos estadios de la psique he podido verlo. La descomposición es imparable pues se descompone desde la esencia de su propio seno.

La chica del carmín rojo detiene con su mirada las balas que hacia mí se dirigen. Éstas caen al suelo casi al unísono, nada pasa. Caso resuelto.


por Salvador Flores - @salvao


Fuente


Cuando los motores sonaron de noche por última vez...

Este es un microrrelato que escribí y compartí hace unos dos años; encuentra aquí la publicación original. He pensado que voy a revisar y ordenar mis textos, mis relatos y mis poemas; corrigiendo aquí y allá, tratando de mejorarlos. Además, un poco de organización no vendrá mal a la hora de tratar de darles uso. Así que los que vaya teniendo listos y/o me gusten, los traeré de nuevo por aquí para conocer sus opiniones.

¡Saludos y gracias por pasar a leer!


H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
2 Comments
Ecency