Spanish

-¿Han sabido algo de Carmelia?- preguntó Jesús tomando de su café, respirando el aroma característico de la sal y el pomelo.

-Sigue en el extranjero- Contestó Elias- está llevando a Odriel a un buen doctor.

Millán suspiró agotado contemplando el ocaso que empezaba a desvanecerse.

-¿Creen que esta noche llueva?
-En estas costas por la noche siempre llueve- Se rió Dopaedro.

Todos callaron al instante, sabían que las cosas no estaban, ni estarían mejor dentro de poco. Odriel había contraído una terrible enfermedad que le estaba consumiendo poco a poco y mientras los muchachos estaban contemplando las estrellas a penas titilantes de la costa, Carmelia esperaba con paciencia, tejiendo cada pedazo de su amor en un solo hilo y dos agujas en alguna sala de un hospital extranjero. Orfelia estaba con ella, pues al ser la gemela de Odriel, no deseaba que le ocurriese absolutamente nada que pudiera desconectarlos.... pero cada vez más, cada segundo que pasaba era cada vez más doloroso para ambas mujeres.

-Y ustedes creen que sobreviva?- Agregó Millán destrozando el silencio y aclarándose la garganta-... Si esa mujer muere Carmelia primero se mata.

-No digas eso- Lo miró de inmediato Elias- Claro, estará destruida… pero podrá superarlo.

Los muchachos se miraron entre sí por encima de sus hombros y callaron al compás de las olas. Carmelia era impredecible, era sensible y aunque las demás la vieran lúcida y valiente, ella misma se consideraba una cobarde, llena de sentimientos que no deberían estar ahí… siempre mirando hacía sus carencias, hacía ese lado de la vida que no tenía sentido y que no importaba si era o no vivida… Odriel… ella era todo lo que la morena usaba y necesitaba para levantarse, era todo lo que ella deseaba conservar, con quien deseaba bailar, comer y pasear… dormir, jugar… estar ahí. Y lo demás… lo demás jamás tenía importancia para Carmelia.

-Es cierto…-Suspiró Jesús- se recuperará y encontrará a un nuevo amor

-Siempre lo hace- Masculló Dopaedro llamando al servicio de la habitación.

-Vieron- Sonrió ampliamente Elias- Ella es realmente genial.

Los muchachos prefirieron ignorar aquello, pues Elias era demasiado Joven, demasiado optimista y con una visión simple del mundo, como si las personas y las circunstancias fueran un simple desecho que en cualquier momento podría cambiar…Dopaedro se sintió abrumado por estos pensamientos, pues… le daba inseguridad esa simplesa...por que como sabemos, a él también podrían desecharlo en cualquier momento. podrían destruir su corazón, hacerlo añicos y no importaría, por que sería un juguete más. al igual que el resto para ese niño que se había vuelto mimado y exigente… quizá el dinero lo había cambiado, quizá aún era demasiado joven para entender que la vida y la muerte solo es una brecha muy estrecha… o quizá solo lo decía de forma burlesca, para hacer caso omiso al sufrimiento por el que su media prima, media hermana estaba pasando.

-No es gracioso- Comentó Jesús después de un largo silencio- las personas no son desechables.... Elias.

Elias lo miró ipso facto.

-¿Y que propones? ¿Qué muera junto a ella? Carmelia no puede perder el tiempo con esas cosas.

-Y eso será decisión de ella- Le refutó el pelinegro con los cachetes colorados- ¿Qué importa lo que tu quieras para ella? Carmelia al final hará lo que desee y tú no podrás evitarlo.

-No necesito evitarlo- El rubio tragó saliva, esquivando la mirada del peli negro y posandola sobre el horizonte salino- Ella volverá a mi.

Millán lo miró desconcertado.

-Elias, te estás pasando- Le dijo casi en un murmullo- Ni siquiera yo tengo esos pensamientos tan tóxicos, terminarás quedándote solo si continuas así… él dinero no lo es todo y si intentas manipular a Carmelia para quedarte con sus riquezas ella se dará cuenta y te despojará de todo lo que crees que te perteneces, quedarás peor que Odriel si esta muere…¿Sabes lo que es quedar peor que un muerto? no, niño estupido, no lo sabes, porque a ti siempre te lo han dado todo.

Elias volteó hacía él dispuesto a pelear aquello, pero Dopaedro lo interrumpió enseguida.

-Estoy de acuerdo- Dijo aquel- Si voy a ser cambiado al final así como dices que Carmelia cambiará a Odriel, preferiría jamás haberte pedido absolutamente nada.

Elias volteó hacía él de inmediato.

-Auch- Se mofó Jesús retirándose con Millán- Muchachos, nosotros nos vamos a nuestro cuarto… Cuando Elias deje de pensar solo en él y en el dinero nos avisan por favor…

Dicho esto los dos muchachos cerraron la puerta deslizándola tras ellos.

-¿Hay algo que me tengas que contar?- preguntó Dopaedro, casi al borde de un susurro.