El amor más breve del mundo
Un instante antes de estar frente a frente y de pasar lado a lado, la vida los hizo subir la cabeza y encontrar delante de ellos lo inesperado. Como cuando vas por la vida y de repente te dan un regalo, así, los dos jóvenes se sintieron e inmediatamente sus ojos se iluminaron. Se miraron fijamente como si desde hace tiempo se estuvieran buscando y sonrieron, uno al otro, como si al fin se hubiesen encontrado.
No hubo palabras entre ellos, solo una mirada cómplice y tentadora. Bajaron el ritmo de su marcha y los dos caminaron con demora: uno subiendo, otra bajando, viéndose, deleitándose y cada instante fue como una hora. Cuando estuvieron uno al lado del otro, dejaron de respirar hasta las hojas, y ellos cerquita se vieron y en el pecho sintieron mil tambores, mil caballos desbocados, la explosión de mil bombas.
Él siguió subiendo las escaleras, ella bajó también los peldaños. Los dos con sensaciones diversas, inevitablemente se alejaron. Cuando, pasado el tiempo y ya habían transcurrido los años, aquel joven y aquella chica que más nunca se miraron pudieron decir, extrañamente, que aquel día, de manera fugaz y como nunca, se enamoraron.