🏠 Amor. Sexo. Romanticismo.

Tres conceptos íntimamente ligados, relacionados entre sí. Todos sabemos qué es el sexo. También, aunque no con tanta precisión, qué es el romanticismo.

Con el amor es más difícil entrar en definiciones, pero sabemos que tiene que ver con el cariño, el afecto, el cuidado, entrega, renuncia, incluso “la magia”... Conceptos todos ellos asociados al romanticismo. Y con la unión, que cuando es también física, es relación sexual. No en vano copular significa “unir”.

Resulta curioso observar cómo (de manera genérica, no exhaustiva) los hombres tienen tendencia a confundir el sexo con el amor y las mujeres el romanticismo con el amor. Ellos suelen demandar más sexo y ellas más romanticismo. Y curiosamente en ambos casos esa demanda tiene que ver con la entrega, que es física y espiritual. Y seguramente es uno de los mejores modos de acercarse a una definición de amor: entrega, unión.

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El sexo es diversión y es placer. Pero también es conocimiento de uno mismo y de los demás. Cuando no existe una relación de amor, es decir, cuando se copula por necesidad física, no existe una “fusión superior” o espiritual, sino sólo física.

Cuando hay romanticismo pero no hay entrega, tampoco existe una “relación superior”, sino meramente psico-social, para compensar carencias afectivas.

Como ocurre con todo lo relacionado con el amor, eso se aprende compartiendo, no sufriendo, porque el amor es altruista. Y para generarlo debemos abandonar la creencia absurda de que al no manifestar las emociones nos protegemos cuando es justo al contrario.

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