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Es cuando se toman de la mano y tú corazón sonríe y una sensación casi mágica recorre tú cuerpo.
Es cuando la miras a los ojos y sin importar cuanto tiempo lleven juntos un mes, un año, una década igual te pierdes en su mirada.
Es cuando la abrazas por las espalda y tus brazos rodean su cuerpo y el tiempo simplemente deja de importar, y ella se siente segura por qué sabes que tú la vas a proteger.
Es cuando recorren esos caminos juntos sin decir una palabra, y con una simple caricia de tus dedos con los suyos, le dices mil cosas y ella las entiende y sonríe.
Es cuando con una pequeña palmada le puedes decir, me encantas, me vuelves loco, eres mía te deseo, eres mi vida, gracias por estar en ella.
Es cuando no necesitas decir te amo, por qué tus acciones lo dicen por ti, con esos pequeños detalles qué le tocan el alma de la una forma tan delicada que apenas se percibe.
Es cuando tienes su fotografía en el protector de pantalla de tú teléfono, y no te importa lo que los demás te digan, porqué al final a ti te hace feliz el mirarla.
Es cuando puedas comprar eso que has deseado, pero no lo haces porque prefieres tener un detalle para ella, por qué lo vale y ese gesto te llena más, de todas las formas posibles.
Es cuando respetas su espacio por sabes que siempre estás en su corazón y a dónde vaya tú estarás con ella.
Es cuando sin importar la discusión que tengas nunca le levantas la voz, ni le dices nada hiriente para no lastimar su corazón, y te tomas el tiempo de escuchar lo que tiene que decidir.
Es cuando te acabas de despedir después de pasar un día juntos y no has llegado a tu casa y ya la extrañas.
Es cuando al recostarte a descansar, recorres en tú mente el día que han pasado juntos, y al dormir la llevas contigo a tus sueños.
Es cuando sabes en tú corazón que es la correcta y no vez un futuro en el que ella no esté contigo.
Eso es el amor verdadero.