Complices


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El fulgor de tus ojos ilumina mis sentires y el cantar de tu risa aviva los recuerdos, qué vida ésta compartida a pedazos, con pasiones y culpas de desmedido amor.

Cómo saber si es pecado amarte y defender la parte que me ha tocado a mí, yo ocupo el discreto espacio que no existe, solo para tu corazón que sabe que estoy oculta entre la bruma de tu vida, en la sombra que ampara nuestra mágica entrega.

Muchos años de pertenecernos en lo más íntimo del ser, décadas de caminos paralelos, de vidas aparentemente desconocidas y se cruzan por cosas del destino y la razón vuelve a separarlas, dejando un vacío imposible de llenar.

Hoy en el preludio del ocaso vitoreamos en nuestro corazón un encuentro fortuito que la vida nos brinda, yo mezclada entre la gente, unísona en el aplauso, unida a tu sentir de poblador celebrando el mismo triunfo.

Sé que sientes igual que yo, nos mantendremos en el silencio, hasta que la verdad aflore por si sola, seguimos esperando el momento oportuno, mientras la vida pasa dejando huellas imborrables de distancias insalvables.

Se cruzan las miradas, una leve inclinación de la cabeza y un ligero rictus en el rostro, imperceptible ante la audiencia cercana, tangible para nuestras almas comunicadas en la secreta complicidad de un gran amor.

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