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Nadie sabe lo que tiene hasta el día que lo pierde, es el proverbio más sabio que mi memoria recuerde, el cual siempre repetimos sin ver detenidamente que podemos recordarlo sin que el sentimiento afecte
Y es cierto que nuestra vida nunca será diferente ya que nunca detendremos la fuerza de la corriente que nos interrumpe el sueño, de improviso, de repente develando con certeza una verdad inminente
Yo me quedé con las ganas de acariciarle las manos de besar su lindo rostro, de decirle “Yo Te Amo” y la impotencia que siento por no haberlo realizado se desvanece al pensar fue porque no me enseñaron
Recuerdo que me decían te tienes que cepillar, bañarte todos los días, pedir permiso al entrar, no negar los buenos días, ni mucho menos gritar, pero nunca me inculcaron la necesidad de amar
De manera prioritaria, decirlo frecuentemente, repetirlo hasta dejarlo imborrable para siempre para no sentir dolor cuando lo diga la gente, nadie sabe lo que tiene hasta el día que lo pierde
No esperemos que se vayan para hacerle los honores, hacerle bonito entierro, llenar su tumba de flores sin que puedan percibir esa gama de colores las cuales al marchitarse producen malos olores
No tengo ninguna duda al abrir mi corazón sin temor a que me digan que soy un nuevo inventor cuando digo que en la escuela incluyan clases de amor, plenamente convencido que el mundo será mejor.