Mis 40 años de ingreso al Jardín de Infancia La Paraulata.


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(Visita y clase de Educación Musical en Preescoalr Los Llaneritos, año 2016).

Mis 40 años de ingreso al Jardín de Infancia La Paraulata.

El concepto más sencillo y de más fácil entendimiento que existe de música es el arte de los sonidos.

La música es una de las más bellas creaciones naturales que ha podido hacer nuestro Dios querido pues nos sirve para muchísimas aplicaciones.

La música proporciona un estado agradable en las personas, al punto de crear relajamiento absoluto, mientras que en los animales logran una quietud admirable, ya que es empleada con éxito, por ejemplo, para lograr un excelente producto en el ordeño de vacas.

Al referirnos a lenguajes universales, las dos opciones fundamentales son la fotografía y la música, y combinadas resultan un agrado absoluto.

La música desde preescolar

La aparición de la educación preescolar en Venezuela es de data relativamente reciente, pero en las últimas 3 décadas ha tomado un alto grado de importancia y, tanto es así, que en estudios superiores, se implantó como carrera.

En nuestro país la profesión docente es ejercida en su mayor parte por representantes del sexo femenino, y es nada común el ver a un hombre impartiendo clases a niños de 3 a 5 años.

Es bien sabido que la educación preescolar se realiza con base en 3 niveles: primero, niños de 3 años, segundo, niños de 4 años, y tercero, niños de 5 años.

Los tiempos han cambiado, y se habla de Educación Inicial.

En el devenir de las experiencias, la música ha sido incorporada al preescolar con mucho éxito.

Doy gracias a Dios por ser uno del número reducido de hombres que han ejercido la enseñanza de educación musical en estos niveles.

Desde 1986 se instaló en mi ciudad de residencia de San Juan de los Morros, un centro preescolar llamado La Paraulata financiado por la Fundación del Niño del Estado Guárico, y debo confesar que, como no había laborado con niños de tales edades, entré como perdido.

Pero a las 2 semanas ya estaba compenetrado con esos chiquillos tan lindos y hermosos, y en los 38 años que laboré, los que más me llenaron fueron los de preescolar.

Un niño de preescolar, como dicen, es moldeable como una plastilina aunque debo aclarar que no se hace lo que a uno le parezca pues ese niño "protesta" con sus actos y sus gustos.

En preescolar aprendí a ser niño de nuevo, a sentarme en el piso para todos estar a la misma altura, a ser amigo de ellos pues tanto varones como hembras merecen respeto y amor.

En principio creí que era difícil que aprendieran a tocar instrumentos musicales, pero fue una maravilla el haber ensamblado conjuntos navideños en los cuales se hallaban hasta 30 alumnos de esos 3 niveles de La Paraulata.

En diciembre siempre se realizaban encuentros o festivales interescolares, y los invitados especiales eran ellos, quienes actuaban a primera hora. Sensacionales esas actuaciones.

En mi corazón y en mi mente perduran aquellas escenas de niños que cantaban, tocaban y bailaban al mismo tiempo sus aguinaldos, parrandas y villancicos.

Bello era verlos y oírlos con sus tambores, furrucos, maracas, charrascas, triángulos, y hasta rallos y platos de peltre. Solo el cuatro les tocaba.

Comprendí que la música debe ser base de la educación preescolar.

Hoy, cuando han transcurrido 40 años de mi ingreso al Centro Preescolar La Paraulata no puedo dejar de exhalar un suspiro o aliento de satisfacción y alegría al evocar tan lindos momentos.


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(Aquí con docente y directora del Preescolar Magisterio, enseñándoles Himno de Preescolar, y de su institución, 2016).

Me despido con esta estrofa del Himno de Preescolar, que escribí el 3-3-1986.

Caritas risueñas
más bellas que el sol,
sonrisas pequeñas
y llenas de amor.

Nota:
Hoy se cumplen 40 años de mi llegada a la Casa de los Niños La Paraulata, que en 1986 fue convertida en Jardín de Infancia La Paraulata.

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