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Y me di cuenta que había secado lágrimas de personas que después habían causado las mías y aun así perdoné pero no olvidé.
Escuché a personas que después nunca más se preocuparon por mí. Sigo confiando, pero menos, sigo escuchando, pero no tanto como antes, ya me abrazo más a mí misma.
Hice favores a personas, sabiendo que lo hacía de corazón porque soy así, a sabiendas que a mi jamás me harían ninguno. Tampoco hubiera pedido nada, pues las cosas que se piden nunca se reciben de corazón.
Esperé cosas que yo hubiera hecho y que hasta el día de hoy no he visto ni veré. Y es que no se puede pretender que los demás actúen o sean como uno es, porque no pasará, nunca pasará.
Callé sin decir nada y guardé secretos a personas que hoy hablan mal de mí a mis espaldas. Y a pesar de ello no guardo rencor, sólo me alejo y vivo mi vida.
Pero, seguiré siendo la misma, a pesar de todo, a pesar de todos. Porque soy como soy y eso nadie ni nadie lo cambiará.