Invierno | Poema

Lo temido llega inexorablemente.
El tiempo es así, no se detiene.
Te percibí cuando el aire rozaba mis mejillas
y te observé saludarme, en los árboles desnudos
anunciando tu estadía.

Al verde, al azul e incluso al naranja,
los conocí con paciencia, con el alma ingenua.
En los días buenos los abracé,
en los virulentos los acepté,
pero tú que apenas acabas de llegar
trastornaste mi aliento,
un traslucido espectral.

Despertaste en mí memorias que yacían silentes
y siento en mi interior, creciendo,
un estremecimiento, añoranza y pesar.

Hacia dentro,
hacia abajo,
hacia mis raíces.

Cuanto más gélido te tornas más se aviva la nostalgia
por la tropical estela de mi tierra lejana.
Mi sonrisa se debate, dulce y amarga.

En tu transparente ímpetu de mil matices
se torna a veces difícil alimentar el fanal.
Sacudirme la frialdad se hace imprescindible
cuando aún es temprano y sólo hay oscuridad.

En el silencio me visitas, tu voz en el viento,
me arrebujo de nuevo entre mis recuerdos
y me brota hacia ti un repentino agradecimiento:
En tu fría nitidez mi raíz crece, me ancla
y por tu desafío se harán fuertes mis alas.




La fotografía de portada es la misma que aparece recortada y me pertenece.




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Ecency