El azul oceánico de Homero, al ser poseso por un bajel intruso. Alertó a las sirenas que emergieron, del piélago, escoltando a Poseidón. Envuelto en algas y tridente en mano, desató un gran vórtice marino. Al observar aquel galeón extraño, que osó interrumpir su reposo matutino.
Con sus míticos cantos, las sirenas, intentaron en vano enamorar. Era costumbre embrujar a navegantes, que pretendían el océano cruzar. Curtido aquel galeón de tanta historia, les permitió evadir cruentos hechizos. La tripulación cubrió sus oídos con cerillos, venciendo a las doncellas del aquel maleficio.
Poseidón, impresionado, observaba, lo acontecido en el anclado galeón. Y descubrió una gran carga de esclavos, que cruzaban el mar desde la nada. Enardecido, empuñando su tridente, arremetió contra la tripulación. Tras un violento soplido, los lanzó, hasta la orilla, sin contemplación.
Tal vez venían de Europa o del África lejana, sin rumbo y a la deriva, encallaron en sus aguas. Sus cuerpos bronceados, por el sopor invisible del astro y dorado rey, su procedencia desdibujaban. Ni rubios ni negros, sino una sola piel. El galeón llegó a su fin, se destrozaron las velas, hasta el mismo mastín.
Los barriles, roble fino, cambiaron el verde mar, por un tono color vino. Los dueños de los esclavos, latigazos, propinaban dejando profundos surcos en sus espaldas quemadas, como para que jamás este momento olvidaran. Camuflajeando el sudor, ocultaban su dolor, lágrimas rojas soltaban.
De pronto lloran los cielos, y sus dolores febriles como un milagro mitigan. Sus manos, con fuertes nudos, y talones con grilletes, avanzan alucinando. _¡Oh, por fin, por fin! Ya se aclaran los caminos, arribaron al destino. Llegaron a los más grandes sembradíos de “Oro Negro”.
Los avaros hacendados esperaban con la paga de aquella trata de esclavos. El suplicio acabaría, aguardarían el pan, aunque iban a trabajar, cenaron como Dios manda. Conformes, se alimentaron con las sobras de los amos. Sembrar en el platanal y el cacao cosechar, les sirvió de aprendizaje, a la hora de marchar.
Se pudieron adaptar, comenzaron a reunirse, lejos para conspirar. En los ríos, encendían, sus velas al más allá, practicaban sus rituales, invocando, la sin luna, danzaban hasta sudar para cantarle a San Juan. Con plantas, yerbas y versos, despejarse era ritual, para acabar con lo malo, y poderse levantar.
Ocurrieron muchas cosas, que la historia nunca olvida, y jamás perdonará. El tiempo se presentó, y les dio su recompensa ganada a punta de sangre. Unos se daban banquete, otros comían del sobrado, los esclavos complacían los caprichos de sus amas, los amos tomaban niñas, y las dejaban preñadas.
Amoríos escondidos entre mulata y señores, cambiaron el panorama, mejoraron los maltratos y a la hora del banquete, era la negra, una dama. Unos comían en la mesa y otros entre las petacas. Así pasaron los años. Las mujeres hermoseadas de tanto cargar fanegas, sus traseros levantaban. Y las negras paridoras amamantaron los hijos, de los dueños de la casa.
El tiempo hizo su labor, transformándoles la vida. Unificaron las razas, dejaron de ser esclavos, pero sin dejar la siembra. Así que sus apellidos, todos ellos adoptaron. Hoy los Blanco, los Quezada, los Barazarte y Bolívar, son familias honorables, y propietarios de haciendas, que cosechan “Oro negro”, sin ser los “grandes cacaos”
El hombre de la costa es, tambor, kitiplas y danzas, amante de amaneceres. Es bendecido por Dios, por San Juan y San Benito. Las décimas bien cantadas, al fragor del fuego ardiente, los pies descalzos, la arena, bien caliente, salpicaba. Y el tabaco de Mandingo, jamás en fulía faltaba.
Poseidón abrió sus ojos, sabe que no hay más galeones, ni esclavos extraviados de sus tierras. Con los cantos de sirenas les redimirá su afrenta. Serán blancos, amarillos, negros, mulatos, mestizos. El mundo ya conoció la venezolanidad, dejamos huellas valiosas, sin distingos ni rencores pero con mucha hermandad.
Saludos amigos de @Hivecuba, les presento mi participación en el concurso Tinta Imaginaria Convocado por #soloescribe, #HiveCuba, y #LaColmena. Agradezco a los patrocinadores.
Invito cordialmente a mis amigos @manclar y @beaescribe, a participar.
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