Primer Concurso Literario "Tinta Imaginaria” (El "loco" capitán Key))

Saludos, comunidad, muy contento de poder participar en esta feliz inicia tiva comparto con ustedes mi "Relato Corto" con 698 palabras. Espero les agrade. Éxito para todos.

_Otra vez se queda sin tripulación, capitán Key. Esta gente no quiere saber nada de usted.

_Comandante Evelio, yo me basto solo con mi submarino, les he dicho que rendiría más si me dejaran trabajar tranquilo.

_Eso no se puede hacer… por solicitud suya se lo comenté al “Viejo” y casi me lanza por la ventana. Tómese unos días de asueto mientras completamos el equipo que le acompañará en su próxima misión.

_¡Asueto! ¿Cuál asueto? Comandante… no estamos preparando un crucero para celebrar los quince años de una damisela… ¡Estamos en guerra! Voy a tomarme el tiempo para hacer necesario mantenimiento al submarino… ¡No quiero que se aparezca nadie por el astillero! Ya pasé a Proveeduría lo que necesitaré. Voy a hacer mi trabajo…

Y salió dando un portazo. Eran ya tres largos y penosos años los que duraba la guerra entre Azuelda y Nueva Jade. Ambos pueblos estaban cansados, agotados y sus respectivos gobiernos – el democrático de Azuelda y la monarquía de Nueva Jade – habían asegurado a su pueblo que este año ganarían la guerra .

El monarca regente – llamado “El Viejo” – contaba al capitán Key se entre sus favoritos y nada que hiciera – o deshiciera – le parecía mal. Lo único que no le aceptaba era que fuera de misión solo en su submarino. Pero todo lo demás sí: Su feroz resistencia a que se subiera algún tipo de alimento al submarino.

El que ciertas áreas de la nave fueran de acceso exclusivo solo para él.

La extraña “decoración” de su interior, todo lleno de raros remaches.

El hecho de no permitir que nadie más “le metiera” mano para hacerle mantenimiento y… las cosas extrañas que pedía para ello. Esta vez, había solicitado veinte kilos de arenques secos.

Tenía un récord de misiones realizadas en forma exitosa, a pesar de que su submarino era el más pequeño de la flota.

Había rumores que aseguraban que el submarino había sido visto moverse en forma extraña no habiendo en él tripulante.

_Queda claro lo que necesitamos esta vez de usted y su tripulación, capitán Key. Confío en su pericia.

_Cuente con el éxito.

El comandante Evelio le presentó a su nueva tripulación

Al día siguiente los llamó a las 3 a.m. y les hizo parar en fila mientras les explicaba las normas de comportamiento.

_Estoy seguro que daremos por terminada nuestra misión en dos o tres días. Deben comer bien antes de abordar la nave, no acepto ningún tipo de alimento en ella.

El sargento Eduard intervino:

_Mi capitán, considero que tantos días sin probar bocado nos pueden debilitar… estaremos en desventaja con respecto al enemigo.

El capitán Key respondió:

_Sargento, en mi nave mando yo y no acepto reclamos, sugerencias ni consejos. Vayan a buscar su equipaje que en diez minutos estaremos sumergiéndonos.

Eduard, descontento, guardó en su maleta algunos alimentos.

_No arruinaré mi salud para obedecer a un loco – pensó -.

Al día siguiente, a las 3 p.m. no aguantaba el apetito y sacó una de las barras energéticas. Entonces entró su compañero de camarote:

_Estás desobedeciendo

_¿Qué prefieres? ¿Obedecer con el estómago vacío o trabajar mejor por estar alimentado?

Antes de quince minutos los comensales eran dos. Eduard tuvo la idea de entrar en la sala prohibida donde, según él, debía guardar el capitán sus alimentos.

Se deslizaron hasta allí, llevando una barra energética. Estaba trancada con llave, como era de suponer, pero Eduard, hábilmente, logró abrirla. Entraron y buscaron el interruptor de la luz.. Al encenderlo quedaron horrorizados al ver en el centro de la sala un corazón inmenso latiendo. La barra energética se escapó de manos de Eduard y se escurrió por una ranura que había en el suelo. De inmediato el submarino comenzó a retemblar, el movimiento hizo despegarse uno de los remaches de la pared dejando al descubierto unas vísceras. Del techo comenzaron a caer gotas. Una de ellas quemó el hombro de Eduard quien de inmediato comprendió que eran los jugos gástricos.

El capitán Key entró en ese momento y se lanzó sobre Eduard con el rostro desencajado:

_¡Están locos, qué han hecho! ¡Le han despertado antes de tiempo!

(698 palabras)

Invito a participar a mis amigos @lecumberre y @josevas217






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