Prometí ya no querer. Prometí que no alimentaría ningún sentimiento, por hermoso que fuera. Me comprometí a ignorar cualquier intención romántica de mi corazón. El dolor experimentado en el pasado había cerrado con fuerzas la puerta de mis emociones. Ya no estaba dispuesto a experimentar ningún dolor, aunque eso me privara de la oportunidad de hallar el amor verdadero.

Prometí negarme la oportunidad de sentir, con el firme objetivo de dejar atrás la tristeza. Como árbol que se arranca por completo, de raíz, cada ilusión que tenía el valor de aparecer, rápidamente se marchitaba, quedaba vacía, sin razón ni emoción que le diera algún impulso para vivir. Así sería mi vida de ahora en adelante, esa sería mi meta eterna y lograrla sería la única razón para ser feliz, al menos un poco.

Mi promesa era firme, y de mi boca habían salido claramente las palabras donde quedaba establecido que ya mi corazón no iba a querer, nunca más. Así fue, prometí nunca más querer, pero te encontré. Mi mente no fue capaz de entender muchas cosas. No concebía que tu belleza pudiera ser real. Tu piel bañada por el sol brillaba siempre, radiante, hermosa.

Tus palabras, dulces como la miel, hacían callar hasta el más profundo de mis pensamientos, sobre todo esos que imploraban con fuerza que cumpliera mi promesa de ya no querer, esos que con éxito habían logrado acallar cada ilusión anterior. Pero ahora todo era diferente.

Oírte hablar es como escuchar sonar una bella melodía, de esas que se pueden escuchar una y mil veces, mejor que el lindo canto de los pajarillos al amanecer. ¿Notaste que poco hablaba frente a ti? No era que no sabía qué decir, solo que prefería que fueras tú la que se expresara, mientras yo me deleitaba con la hermosura de tu voz.

Mi ilusión siguió creciendo al ver tu gusto por la poesía, la música y el arte. En esos momentos mi mente solo gritaba en silencio: “No, no existe la mujer perfecta”. Aunque al mismo tiempo razonaba que mis ojos no podían estar engañándome de esa forma. Y es por eso que cada día era aún más difícil esconder mis sentimientos, pues aunque mis palabras lo conseguían hacer, el resto de mi ser sabía perfectamente lo que ocurría.

Y es que al conocerte llegue a tener un sentimiento tan fuerte, tan poderoso que creí otra vez en el amor. Pensaba en que esta semilla podría crecer, crecer hasta convertirse en un árbol frondoso, que sí podía regar esta semilla hasta que se convirtiera en el más hermoso de todos. Sí, sería como un majestuoso roble, capaz de resistir cualquier tormenta o tempestad, por muy potente que fuera.

Dejé atrás todos mis miedos, casi sin darme cuenta fui capaz de abandonarlos en el lugar más oscuro. Sentí que por fin había encontrado mi gran oportunidad, la de disfrutar de un amor puro, sincero, real, de los que solo suman alegrías y felicidad en cada momento. De esos por lo que vale la pena luchar hasta alcanzarlo, hasta sujetarlo con fuerza, como si de ello dependiera la vida, porque de hecho es así.

Con tu manera de ser me enseñaste el valor de la humildad, a pesar de no ser fácil. Me demostraste que hay muchas cosas en la vida por las que vale la pena luchar sin descanso. Y que perder una vez, no significa quedar derrotado, para nada. Y que siempre puede haber otra oportunidad en la vida, una que haga que todas las anteriores se vean muy pequeñas, tanto que ya ni siquiera se sienta dolor al pensar en ellas.

Y lo mejor de todo es ver esa emoción en ti también. Cuando me ves, me hablas, pienso que el sentimiento es mutuo. Tu sonrisa confirma cada vez más mis sospechas. Me hacen imaginar cada vez con más fuerza que la ilusión está presente en los dos. ¿Será así? ¿O será que mi ilusión es tan grande que me hace incluso imaginar todo esto? Pensándolo bien, eso sería mucho mejor, porque lo cierto es que hace tiempo yo prometí ya no querer.

I promised not to love anymore. I vowed I would no longer nurture any feelings, no matter how beautiful. I vowed to ignore any romantic intentions in my heart. The pain experienced in the past had forcefully closed the door on my emotions. I was no longer willing to experience any pain, even if it deprived me of the opportunity to find true love.

I vowed to deny myself the opportunity to feel, with the firm goal of leaving sadness behind. Like a tree that is completely uprooted, every illusion that had the courage to appear quickly withered, became empty, without reason or emotion to give it any impetus to live. That would be my life from now on, that would be my eternal goal, and achieving it would be the only reason to be happy, at least a little.

My promise was firm, and from my mouth had clearly come out the words where it was established that my heart was not going to love, never again. So it was, I promised not to love anymore, but I found you. My mind was not able to understand many things. I could not conceive that your beauty could be real. Your sun-kissed skin was always shining, radiant, beautiful.

Your words, sweet as honey, silenced even the deepest of my thoughts, especially those that strongly implored me to keep my promise to no longer love, those that had successfully silenced every previous illusion. But now everything was different.

Hearing you speak is like listening to a beautiful melody, one of those that can be listened to a thousand times, better than the beautiful song of the birds at dawn. Did you notice that I didn't speak much in front of you? It wasn't that I didn't know what to say, it was just that I preferred you to be the one to express yourself, while I was delighted with the beauty of your voice.

My illusion continued to grow as I saw your taste for poetry, music and art. In those moments my mind only screamed silently: "No, there is no such thing as a perfect woman". Although at the same time I reasoned that my eyes could not be deceiving me that way. And that is why every day it was even more difficult to hide my feelings, because although my words managed to do it, the rest of my being knew perfectly well what was happening.

And the fact is that when I met you I had such a strong feeling, so powerful that I believed in love again. I thought that this seed could grow, grow into a leafy tree, that I could water this seed until it became the most beautiful of all. Yes, it would be like a majestic oak, able to withstand any storm or tempest, no matter how powerful.

I left all my fears behind, almost without realizing it I was able to abandon them in the darkest place. I felt that I had finally found my great opportunity, to enjoy a pure, sincere, real love, the kind that only adds joy and happiness in every moment. One of those for which it is worth fighting until you reach it, until you hold it tightly, as if your life depended on it, because in fact it does.

With your way of being you taught me the value of humility, even though it was not easy. You showed me that there are many things in life worth fighting for without rest. And that losing once, does not mean being defeated, not at all. And that there can always be another chance in life, one that makes all the previous ones look very small, so small that you don't even feel pain thinking about them anymore.

And best of all is to see that emotion in you too. When you see me, talk to me, I think the feeling is mutual. Your smile confirms more and more my suspicions. They make me imagine more and more strongly that the illusion is present in both of us. Could it be so? Or could it be that my illusion is so great that it makes me even imagine all this? On second thought, that would be even better, because some time ago I promised not to love anymore.