La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.
— Napoleón I
E S P A Ñ O L
CUARTA PARTE
El Orden
Las herramientas para la batalla ya estaban puestas sobre la mesa, Colmillo miraba con detenimiento el escritorio del doctor Sevillano: un recipiente con lápices y bolígrafos, carpetas color marrón y amarillo ordenadas milimétricamente una encima de otra. Papeles organizados en fila, en realidad, no había mucho que observar, lo que más llamaba la atención era el orden.
Orden; una palabra muy romantizada, pues todos los seres humanos queremos este adjetivo en nuestras vidas. Pero tiene dos caras, así como las personas, pues puede ser usado como una cualidad que denote firmeza, organización y fuerza, o, por el contrario, tiranía, narcisismo y crueldad.
—Entonces… —Comenzó Colmillo con la conversación—, tiene un consultorio muy lindo y ordenado, Doctor Sevillano— El terapeuta sonríe, pero Colmillo nota algo singular en su mirada—. Dicen que el color blanco es sinónimo de perfección, ¿usted qué cree?
—Depende de lo que eso signifique para usted, pero dígame, no está aquí para hablar de mi espacio, ¿o sí?
—No, usted sabe muy bien a que vine, y supongo que sabe las preguntas.
—He estado preparado mucho antes de que entrara a este edificio, y en efecto, las tres víctimas fueron pacientes mías, pero no tuve nada que ver con sus muertes.
—Eso no lo libra de sospechas, doctor—. Colmillo ostenta una sonrisa leve.
—Lo sé, pero tengo mi conciencia tranquila— El terapeuta se levanta de su silla y se posa sobre la ventana de su consultorio.
—Roberta —prosiguió —, era el nombre de la última chica, estaba confundida, asustada y muy angustiada, pero su progreso era formidable, iba mucho mejor que las otras dos. Ella me dio la esperanza de salvarla, sin embargo, pasó lo que ya sabemos.
—¿Ella le dijo algo la última vez que la vio?
—Pues…, dijo que se iría unos días de la ciudad, a visitar a su mamá en el pueblo, es lo único de lo que hablaba; de la tranquilidad de la zona rural, los campos verdes y las casas pequeñas, pero con fachadas hermosas.
—¿Qué padecía ella? No he tenido la sagacidad de leer el informe completo.
El terapeuta clava la mirada en los ojos de Colmillo, su rostro estaba completamente serio y congelado, como una fotografía.
—Ella tenía trastorno de personalidad —Aseveró con un tono frío—, pero no era cualquier cosa que haya visto antes, sus patrones de conducta se deterioraban hasta el punto de llevarla a una depresión crónica que la fue diluyendo. Le confieso que la chica poseía hasta tendencias suicidas, pero no era capaz de quitarse la vida, no; al contrario, deseaba conservarla y tratar de llevar una vida normal, pero el destino tuvo otros planes.
—¿Quién cree que haya asesinado a esas chicas? —Preguntó Colmillo directamente.
—Si le soy sincero, no tengo sospechas de nadie, salvo un poco del conserje del edificio de la señora Thelma, pero mis dudas son muy exiguas.
—Vengo de interrogarlos a ambos; a la señora Thelma y a su conserje, y ambos me contaron su verdad, pero la que más quería saber, era la suya, doctor Sevillano. Dígame, ¿es usted muy amigo de la señora Thelma?
El psicólogo analiza las oraciones del detective y se rasca la mejilla.
—Diría que somos conocidos desde hace años, porque amigos es una palabra muy grande.
—Entiendo…, bueno, pues ella piensa que usted es el asesino, ¿qué opina de eso?
El terapeuta frunció el ceño y luego soltó una carcajada, mirando nuevamente a los ojos a Colmillo de Plata.
—Parece que ella sabe atar cabos muy rápido —Asevera con sarcasmo—. No detective, yo jamás lastimaría a esas chicas, me gusta vivir tranquilo y con las manos manchadas de sangre no puedo hacerlo.
—Pues yo creo que usted las estaba preparando.
—¿Cómo dice? —El terapeuta se acomodó en su silla.
—Así es, quizás no conscientemente, pues su terapia parecía tener resultados, y hubiera sido un éxito si las chicas no hubieran muerto, como sea, supongo que usted fue un factor clave para hacerlas vulnerables y así fuesen más fáciles de doblegar, y, finalmente, convertirlas en presa del depredador.
—¡Detective, me está ofendiendo! —Reclamó el terapeuta con una mirada fulminante—. Mis métodos son para mejorar, no para doblegar. Todos mis pacientes han salido de aquí con sus mentes sanas, y no hay ninguno que pueda replicarme lo contrario.
—Usted sabe que no siempre es así, las personas pueden recibir la terapia de dos formas: de buena o mala manera, y me parece demasiada casualidad que estas tres chicas tengan problemas muy similares y vivieran en el mismo edificio, pero, esas son mis deducciones.
El psicólogo se echó para atrás y se acomodó en su silla.
—No seguiré respondiendo a sus preguntas sin un abogado —Sentenció el terapeuta.
—Tranquilo, doctor, eso es todo por ahora. Tengo que irme a continuar con mi investigación —Colmillo se levanta y se dirige a la puerta—. Ah, olvidé mencionarlo; mentí, si leí el perfil de las víctimas, especialmente el de Roberta, el cual no específica ningún trastorno de personalidad, solo depresión crónica, ¿cree que habrá sido un error de redacción?
El doctor Sevillano solo se encogió de hombros ante la respuesta de Colmillo. En su rostro se notaba que estaba molesto y solo quería que el detective se fuera.
—Bien, entonces, nos veremos después… —Fue lo último que dijo Colmillo antes de cruzar la puerta.
Las mentiras no se detienen nunca, por eso llevan máscaras, para pasar desapercibidas en los caminos de concreto de la ciudad, pero esto no impide que se pueda conocer su verdadera naturaleza, pues, aunque parezcan incólumes, no se liberan del filo agudo de un Colmillo de Plata.
CONTINUARÁ...
E N G L I S H
Ambition never stops, not even at the height of greatness.
— Napoleon I
PART FOUR
The Order
The tools for the battle were already on the table, Colmillo looked carefully at Dr. Sevillano's desk: a container with pencils and pens, brown and yellow folders arranged millimetrically one on top of the other. Papers were organized in a row there was not much to observe, what was most striking was the order.
Order; is a very romanticized word, as we all want this adjective in our lives. But it has two sides, as well as people, for it can be used as a quality denoting firmness, organization, and strength, or, on the contrary, tyranny, narcissism, and cruelty.
-The therapist smiles, but Colmillo notices something singular in his gaze. They say that white is synonymous with perfection, what do you think?
-It depends on what that means to you, but tell me, you're not here to talk about my space, are you?
-No, you know very well why I came, and I guess you know the questions.
-I'd been prepared long before I entered this building, and indeed, all three victims were patients of mine, but I had nothing to do with their deaths.
-That doesn't clear you of suspicion, doctor. Colmillo flashes a faint smile.
-I know, but I have a clear conscience." The therapist gets up from his chair and leans against the window of his office.
-Roberta," he continued, "was the name of the last girl, she was confused, scared, and very distressed, but her progress was formidable, she was doing much better than the other two. She gave me hope to save her, however, what we already know happened.
-Did she say anything to you the last time you saw her?
-Well..., she said she was going to leave the city for a few days, to visit her mother in the village, that's all she talked about; the tranquility of the countryside, the green fields, and the small houses, but with beautiful facades.
-What was wrong with her? I haven't had the sagacity to read the full report.
The therapist looked into Fang's eyes, his face was completely serious and frozen, like a photograph.
-She had a personality disorder," he said with a cold tone, "but it wasn't anything I've seen before, her behavior patterns deteriorated to the point of leading her to a chronic depression that was diluting her. I confess that the girl even had suicidal tendencies, but she was not capable of taking her own life, no; on the contrary, she wanted to keep it and try to lead an everyday life, but destiny had other plans.
-Who do you think killed those girls? -Fang asked directly.
-If I am honest with you, I have no suspicions about anyone, except a little about the janitor of Mrs. Thelma's building, but my doubts are very slim.
-I came from questioning both of them; Mrs. Thelma and her janitor, and both told me their truth, but the one I most wanted to know was yours, Dr. Sevillano. Tell me, are you a close friend of Mrs. Thelma?
The psychologist analyzes the detective's sentences and scratches his cheek.
-I would say that we have known each other for years because friends is a big word.
-I understand..., well, she thinks you are the murderer, what do you think of that?
The therapist frowned and then let out a laugh, looking again into Silver Fang's eyes.
-No detective, I would never hurt those girls, I like to live quietly, and with my hands stained with blood, I can't do it.
-Well, I think you were preparing them.
-Excuse me? -The therapist settled back in his chair.
-That's right, maybe not consciously, because your therapy seemed to be working, and it would have been a success if the girls hadn't died, anyway, I guess you were a key factor in making them vulnerable so they were easier to break, and, finally, to make them prey for the predator.
-Detective, you are offending me! -My methods are for improvement, not for breaking. All my patients have left here with sound minds, and no one can tell me otherwise.
-You know that this is not always the case, people can receive therapy in two ways: in a good way or in a bad way, and it seems to me too coincidental that these three girls have very similar problems and live in the same building, but those are my deductions.
The psychologist leaned back and settled into his chair.
-I will no longer answer your questions without a lawyer," the therapist said.
-That's all right, doctor, that's all for now. I have to go and continue my investigation," Colmillo gets up and heads for the door. Ah, I forgot to mention it; I lied, if I read the profile of the victims, especially Roberta's, which does not specify any personality disorder, only chronic depression, do you think it was a writing mistake?
Dr. Sevillano only shrugged his shoulders at Colmillo's answer. You could see on his face that he was annoyed and just wanted the detective to leave.
-Well, then, I'll see you later..." -That was the last thing Colmillo said before crossing the door.
The lies never stop, that's why they wear masks, to go unnoticed on the concrete roads of the city, but this does not prevent their true nature to be known, because, although they seem unharmed, they do not free themselves from the sharp edge of a Silver Fang.
TO BE CONTINUED...
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