Cuentas Pendientes
Los vecinos siempre se quejaban, pero ella, ya era inmune a tantos comentarios y los chismes que denigraban de su vida. Había olvidado el año que empezó a levantar aquella casa, en medio de terrenos inhóspitos y sin vecinos cercanos, allí formó algo parecido a una familia, después todo fue como un espejismo, tuvo varios maridos y varios hijos y todos la abandonaron. Al quedar sola, se dedicó a resolver los problemas pasionales, ya fueran uniendo o desuniendo parejas y otros tantos hechizos para quién los necesitara.
Un día decidió hacer una galería de todos aquellos hombres que habían intervenido en su vida, con algunos había tenido hijos, los malagradecidos se perdieron por el mundo. Buscó entre unas cajas, deterioradas por el tiempo y los bichos y solo consiguió una fotografía de su primer marido.
Hizo memoria y se acordó de su nombre: ¡Sálvano! miró la fotografía, buscando entre sus recuerdos, la vida junto aquel hombre, la enmarcó con cartón y la colgó en la sala; a ella le pareció que sonreía.
—¡No te hagas el preferido! Fuiste un mal marido, Ya encontraré a los demás, sé que son varios.
Se sentó como todos los días al frente de su casa a esperar, ya era conocida como curandera y bruja, ya no se acordaba como aprendió aquel oficio, pero eso no importaba. cuando llegó el hombre, estaba adormilada, él se quitó el sombrero y carraspeó, para mostrar su presencia.
—Necesito de sus servicios, aquí tiene el dinero.
—¡El dinero déjelo por ahí! Para ayudar, es que estoy aquí, usted me dirá si quiere las cartas, el tabaco, también estoy leyendo la borra del café y las líneas de las manos, monto hechizos y curo mal de ojos.
—Mi vida ha sido un poco complicada, está llena de humo, empecemos por ahí.
—Bueno, vamos adentro, siéntese ahí, en ese mueble.
—Aquí huele a tiempos pasados, puedo percibir eso, como si el tiempo se hubiera detenido.
—Así olemos los viejos, ¡jajajaja! A puro cuero rancio, ambos sonrieron.
Agarró un tabaco que estaba sobre la mesa y lo encendió. Ella fue impregnando todo con el humo, dando vueltas en derredor del hombre, movía los labios en una letanía ininteligible, como si se comunicara con seres irreales, el hombre vio entre el humo como una mujer se acercaba, había rabia en su rostro, él se levantó sorprendido y no pudo esquivar la cachetada que ella le dio.
—¿Qué haces aquí?, no quiero verte, ¡nadie te llamó! ¿Qué brujería es esta, señora?
—Son cuentas pendientes que tú tienes, —le dijo la mujer, —nunca le dijiste a tus hijos que mi muerte tiene manchada tus manos y tus hijos, ¿qué son ahora? crees que no sé lo que hacías por las noches… eso fue lo que les dejaste como herencia.
—¡Eso no es verdad! fue un accidente, no quise hacerte daño, a ti no…
—¿A mi si quisiste dañarme o lo mío también fue un accidente?
La otra voz se personificó en ese momento, entró una señora mayor, sangraba por la cabeza y un ojo le colgaba.
—¡Leonor! ¿Y tú qué haces aquí? ¡Señora, yo vine para que me ayudara!
—Vine a cobrar la deuda que tienes conmigo, yo no quise golpearte, solo me defendía de tus furias.
—¡Me hiciste enojar!
—¡Sí, te enojaste y agarraste el bate! ¿y a ella? —dirigiéndose a la otra mujer, —seguro que estaba contigo, era joven y bonita y yo, un cuero viejo…
—Se quién es usted señora, —dijo la mujer joven, — él nos engañó a todas, son más y vienen en camino, el no volverá a dormir tranquilo, lo llevaremos al infierno.
Desaparecieron en el humo, el hombre quedó solo.
—¿Dónde estás maldita bruja?
—Aquí afuera, —le contestaron, —me refrescaba un poco, su vida está muy complicada y además los vecinos se quejan de los gritos.
—¡Pero usted no tiene vecinos, ya están muertos!
El hombre la miró con rabia, sacó un cuchillo y caminó hacia ella, en ese momento una voz ronca salió de la oscuridad:
—No lo haga, o se las verá conmigo.
—¡Oh! Sálvano, viniste, siempre me quedé esperando tu regreso, me dijeron que estabas muerto y lo creí.
Al ver aquella figura etérea, el hombre dejo caer el cuchillo y retrocedió.
—¡Esto no es posible!
El marco de la pared estaba vacío.
—Lo que pasa es que usted no puede con su alma, usted carga el infierno encima, le dijo la curandera.
El hombre derribó las velas para que todo se incendiara, Sálvano corrió para salvar el portarretrato, pero ya era tarde. Los vecinos vinieron con cubos de agua, pero las llamas habían abrazado el rancho con todos adentro.
—La bruja se quemó, —dijeron a los bomberos.
Ahora dicen que se oyen voces, gritos, algunos la ven sentada junto a una fogata, nadie se acerca a aquel lugar.
—Sabes una cosa Sálvano, el destino te trajo a mi lado, fuiste un mal hombre, ahora, tu infierno soy yo, ese hombre quemó mi casa, me quemó a mí, ¡no me salvaste! Ya no importa, él tiene a mucha gente esperándolo. ¿Por qué no lo mataste?
—Él no tenía cuentas pendientes conmigo, ¡Te puedes callar! No me gusta molestar a los vecinos, ¡oyes eso! ya están rezando y prendiendo velas... y no puedo regresar.
—Ya te lo dije, seré tu infierno.
Pending Accounts
The neighbors always complained, but she was already immune to so many comments and gossip that denigrated her life. She had forgotten the year she began to build that house, in the middle of inhospitable land and without neighbors nearby, there she formed something like a family, then everything was like a mirage, she had several husbands and several children and all of them abandoned her. When she was left alone, she dedicated herself to solving the problems of passion, either uniting or disuniting couples and many other spells for those who needed them.
One day she decided to make a gallery of all those men who had intervened in her life, with some she had had children, the ungrateful ones were lost to the world. She searched through some boxes, deteriorated by time and bugs, and only found a photograph of her first husband.
She remembered his name: Sálvano! She looked at the photograph, searching among her memories, her life with that man, framed it with cardboard and hung it in the living room; it seemed to her that he was smiling.
—Don't play the favorite! You were a bad husband, I'll find the others, I know there are several.
She sat as every day in front of her house to wait, she was already known as a healer and witch, she no longer remembered how she learned that trade, but that did not matter. when the man arrived, she was sleepy, he took off his hat and cleared his throat, to show his presence.
—I need your services, here is the money.
—The money, leave it over there! To help, is that I am here, you will tell me if you want the cards, the tobacco, I am also reading the coffee grounds and the lines of the hands, I cast spells and cure evil eyes.
—My life has been a little complicated, it's full of smoke, let's start there.
—Well, let's go inside, sit down there, on that piece of furniture.
—It smells of times gone by, I can smell that, as if time had stopped.
—That's how we old people smell, hahahaha! Both smiled and smiled.
She grabbed a tobacco that was on the table and lit it. She was impregnating everything with smoke, circling around the man, moving her lips in an unintelligible litany, as if she was communicating with unreal beings, the man saw through the smoke as a woman approached, there was rage in her face, he stood up surprised and could not dodge the slap she gave him.
—What are you doing here, I don't want to see you, nobody called you! What witchcraft is this, madam?
—They are pending accounts that you have, —said the woman, —you never told your children that my death has stained your hands and your children, what are they now? you think that I don't know what you did at night... that's what you left them as an inheritance.
—That's not true! It was an accident, I didn't mean to hurt you, not you...
—Did you mean to hurt me, or was mine an accident too?
The other voice was personified at that moment, an old lady came in, she was bleeding from the head and one of her eyes was hanging.
—Leonor! And what are you doing here? Madam, I came here to get your help!
—I came to collect the debt youowe me, I didn't want to hit you, I was only defending myself from your fury.
—You made me angry!
—Yes, you got angry and grabbed the bat! And her? —addressing the other woman, —surely she was with you, she was young and pretty and me, an old leather?
—I know who you are ma'am, —said the young woman, —he fooled us all, there are more of them and they are on their way, he will never sleep peacefully again, we will take him to hell.
They disappeared in the smoke, the man was left alone.
—Where are you, damned witch?
—Out here," they answered, —I was cooling off a little, his life is very complicated and besides, the neighbors complain about the screams.
—But you don't have neighbors, they are already dead!
The man looked at her angrily, pulled out a knife and walked towards her, at that moment a hoarse voice came out of the darkness:
—Don't do it or you'll be dealing with me.
—Oh, Sálvano, you came, I was always waiting for your return, they told me you were dead and I believed it.
At the sight of that ethereal figure, the man dropped the knife and stepped back.
—This is not possible!
The wall frame was empty.
—What's wrong is that you can't handle your soul, you're carrying hell on your back,—said the witch.
The man knocked down the candles so that everything caught fire, Sálvano ran to save the picture frame, but it was too late. The neighbors came with buckets of water, but the flames had embraced the ranch with everyone inside.
—The witch burned herself, —they told the firemen.
Now they say they hear voices, screams, some see her sitting by a fire, no one goes near the place.
—You know one thing Sálvano, fate brought you to my side, you were a bad man, now your hell is me, that man burned my house, he burned me, you didn't save me! It doesn't matter now, he's got a lot of people waiting for him, why didn't you kill him?
—He didn't have a score to settle with me, you can shut up! I don't like to bother the neighbors, you hear that! They're already praying and lighting candles... and I can't go back.
—I told you, I'll be your hell.
Invito a unirse a este concurso a: @jcrodriguez y @eleazarvo
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