Ya se había corrido la voz del suceso. Estaba esperando pacientemente que me enviaran a cubrir la nota; sabían que era la persona idónea para el tema: no desconocían mi fijación por lo paranormal. Paranormal según ellos; a mi entender, la cosa más normal del mundo, al ser la hendija por donde se escurre la verdadera vida, la que sucede aunque nada suceda, aunque la bolsa caiga o no, aunque los contratos se firmen o no. Al menos, eso era hasta entonces lo que yo creía.
La policía había dejado todo como estaba; el detective asignado se los había pedido especialmente tras conocer los pormenores de la investigación que había recabado el departamento de “escena del crimen”. El hecho en cuestión sucedió en un pueblo tan alejado de cualquier otro, tan rodeado de monte, que decidí pedir permiso para realizar la investigación junto al detective.
Fueron dos horas y poco más de viaje desde el pueblo más cercano. Tuvimos tiempo de explayarnos sobre el caso. Fue un incendio tremendo. Yo era de prensa, no tenía más datos que los que se habían filtrado en ese poco tiempo: al contrario de lo que se esperaría del caso, el siniestro empezó en el pueblo; se rumoreaba que había sido provocado por los dueños de los campos aledaños y, al querer los vecinos hacer un contra fuego, se les había ido de las manos. No, el fuego inició en el pueblo, duró solo una noche y acabó con todo a su paso. Vi fotos de las casas venidas abajo, los autos explotados, los cadáveres calcinados. Fue de una ferocidad tal que los bomberos pidieron auxilio a los otros pueblos y nada más se supo. Debido a la densidad del humo, que no cedió hasta el amanecer, no podían acercarse con los camiones; cuando lo lograron, ya era tarde para apaciguar cualquier fogata, no quedaban más que cenizas.
Al llegar, el olor a azufre nos desconcertó. A juzgar por las no pocas pertenencias con que los habitantes agravaron sus vehículos, habían intentado huir. Seguimos caminando por la calle principal hacia el centro del pueblo a lo que parecía ser una respuesta a nuestros interrogantes: unas patas de cabra rodeadas por un círculo de ceniza -como un dejo de lo que hubiera sido un tornado de fuego- nos daban una cálida y macabra bienvenida.
¿Por qué? ¿Cuál fue la causa que motivó semejante despliegue de recursos? Incluso para el mismo diablo hacer todo este desastre habría sido agotador. Debía tener su buena causa, y no tardamos mucho en encontrarla. Revisando unos papeles en el subsuelo del edificio municipal encontramos ciertos contratos firmados, sellados, con planos aprobados, mapas de catastro; todo el pueblo y las zonas aledañas habían sido vendidas, cada casa tenía su contrato de compra venta a nombre de un grupo internacional que había pagado sumas considerables de dinero. No a todos, pero a algunos.
Qué planeaba este grupo con la suma de terrenos es algo que ya no sabremos, las leyes de medio ambiente prohíben hacer usufructo de los terrenos arrasados por incendios forestales y en este caso el pueblo resultaba incluido por la pérdida irreparable de sus habitantes.
Los informes del detective omitieron el detalle de las patas, anotando algo así como “restos de animales”. Él vio lo mismo que todos y llegó a las mismas conclusiones, pero no podía arriesgar su credibilidad por una presunta superstición, jurando que el incendio había sido causa de una maldición. Tampoco era tal, quizá solo habían firmado un contrato con el demonio equivocado o fuera de jurisdicción.
Yo redacté mi artículo conforme a la investigación presentada por el detective para la prensa oficial, y dejé los detalles más interesantes para compartir con otras comunidades más amigables con lo sobrenatural que habita nuestro mundo. No podía dejar de recordar la frase de mi abuela: de los malos también se sirve Dios.
Word of the event had already spread. I was waiting patiently for them to send me to cover the story; they knew I was the right person for the matter: they were not unaware of my fixation with the paranormal. Paranormal according to them; to my mind, the most normal thing in the world, being the crack through which real life slips, the one that happens whether nothing happens, whether the stock market falls or not, whether contracts are signed or not. At least, that was what I believed until then.
The police had left everything as it was; the assigned detective had specially asked them to do so after learning the details of the investigation that the "crime scene" department had gathered. The event in question took place in a village so far away from any other, so desolate, that I decided to ask for permission to carry out the investigation together with the detective.
It was a two-hour drive from the nearest town, we had time to elaborate on the case. It was a tremendous fire. I was from the press, I had no more information than what had leaked out in that short time: contrary to what one would expect from the case, the fire started in the village; it was rumoured to have been set by the owners of the surrounding fields and, when the neighbours wanted to set a counter-fire, it had got out of hand. No, the fire started in the village, lasted only one night and destroyed everything in its path. I saw photos of the collapsed houses, the exploded cars, the burnt corpses. It was so ferocious that the firemen called for help from the other villages and nothing more was known. Due to the density of the smoke, which did not subside until dawn, they could not approach with the trucks; by the time they did, it was too late to quell any fires, there was nothing left but ashes. On arrival, the smell of sulphur disconcerted us.
Judging by the not inconsiderable amount of belongings with which the inhabitants encumbered their vehicles, they had tried to flee. We continued walking down the main street towards the centre of town to what seemed to be an answer to our questions: goat's feet surrounded by a circle of ash - like a remnant of what would have been a tornado of fire - gave us a warm and macabre welcome.
Why? What was the cause behind such a display of resources? Even for the devil himself, to make such a mess would have been exhausting. He must have had his good cause, and it didn't take long to find it. Going through some papers in the basement of the municipal building we found some signed contracts, sealed, with approved plans, land registry maps; the whole town and the surrounding areas had been sold, each house had a contract of sale in the name of an international group that had paid considerable sums of money. Not all, but some.
What this group planned to do with the sum of land is something we will never know, environmental laws prohibit the use of land destroyed by forest fires and in this case the village was included because of the irreparable loss of its inhabitants.
The detective's reports omitted the detail of the feet, noting something like "animal remains". He saw what everyone else saw and came to the same conclusions, but he could not risk his credibility on a presumed superstition, swearing that the fire had been caused by a curse. Nor was it a curse, perhaps they had just signed a contract with the wrong demon or one out of jurisdiction.
I wrote my article according to the research presented by the detective for the official press, and left the most interesting details to share with other communities more friendly to the supernatural that inhabits our world. I couldn't help but remember my grandmother's saying: God also makes use of the wicked.
Hola queridos entusiastas de las letras¡! Acá comparto mi participación en el concurso temático número 9 de @hispaliterario, espero que sea de su agrado, quisiera invitar a @zullyscot y a @sacra97 a compartir sus creaciones en esta nueva oportunidad 🥰🥰🥰
🖌 portada creada en Canva 🙏
🖋 traducción con deepl.com y corregido
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