Escrito escuchando la siguiente canción: A Great Big World, Christina Aguilera - Say Something. La oscuridad ha comenzado mientras los ladrillos y el tapete rojo se desgarra. Una persona incomprensible que sé diversa, pero que se pierde en este manantial donde no hay más que una daga que me sopesa.
La guillotina está a punto de caer y al parecer las bestias que rodean la ciudad de Chartres que forma parte del Imperio Esmeralda, solo gritan sin ningún tipo de benevolencia: –Matadle–. Ahora simplemente el verdugo se acerca, todo está listo, los minutos se han vuelto sumamente lentos y nada puede evitar que la cuchilla caiga sobre mi cabeza en este instante antes de mi perecimiento.
Cerrar los ojos es lo único que queda. La turba sigue gritando mientras se ve de lejos la catedral de la Asunción de Nuestra Señora, ¿qué rosario debo tomar hoy? Al parecer ninguno, es que el mismísimo filo ha tocado la cabeza.
El verdugo ha alzado la parte del cuerpo cortada y el dictamen paritario de la expiación de una noble caída ha rebosado.
10 años antes de la decapitación.
–¿Señorita Cayena ha despertado? –Dijo mi doncella–. Sí, la doncella que habían asesinado mis primos después de que mi padre muriese de aquella terrible enfermedad.
¿Qué está pasando? Las cortinas hondean en la habitación mientras un rayo de luz entra por las inmensas ventanas del castillo del Marquesado. Me levanté de manera desesperada y comencé a correr mientras las paredes parecían relucientes y junto a aquella escena las sirvientas me miraban con desdén al verme en camisón. Tenue, muy tenue, era el color de las paredes radiantes y las pinturas que rodeaban todo el largo pasillo hasta aquel dormitorio.
–¿Cuál morada? ¿Dónde están las puertas?
–Esto parece un mal juego del más allá o del infierno.
Empujé y las abrí mientras que el desenfreno me dominaba. Él estaba ahí parado con mucha tranquilidad, cuando giró, se acercó con aquella reluciente capa y sostuvo en un tono muy dulce: –¿Qué sucede mi pequeña Cayena?
No lo pude sortear, es que no lo podía evitar.
Una inmensidad de lágrimas se conjugaba con este extraño ser que ha vuelto diez años atrás para verlo de nuevo a él. ¿Quién es él? Mi padre, el hombre que quiero salvar.
–¿Mi abuelo, en esta ocasión nos podrá ver de verdad?
Nada es inaplazable, aún se siente de manera amarga como la guillotina cortaba mi cuello. ¿Irónico? Más bien la oscuridad comenzaría a rondar y dentro de poco tiempo, cuando la enfermedad de mi padre vuelva, nadie le podrá salvar.
He vuelto a despertar, la luz no se observa por la ventana, es que lo único que rodea esto es un simple y viejo recuerdo. ¿Cuál recuerdo? No lo sé, ¿una niña es capaz de curar a mi padre de esta mortal enfermedad?
Un zumbido abrumador se escuchó, un latigazo tras otro le daban a un esclavo, ¿cuál esclavo? Uno de los tantos que abundan en el Marquesado. ¡Aterrador! Esto es lo que le gusta hacer a aquel hombre impúdico, sí, el hermano mayor de mi padre, quien me degradó a tal condición.
El reloj ha marcado un nuevo tránsito, la razón, cinco años han pasado desde que el tiempo se rebobinó, ¿podré evitar las penurias y desmanes del pasado? Al parecer un carruaje ha llegado, y el logo del Ducado de Frederick está grabado en él. Ahora que lo recuerdo, es ese hombre, sí, el que no puede poner una mano en ninguna noble mujer el que bajó de este.
–¿Miedo? Un homicida a sangre fría está entrando al castillo.
Un vestido con miles de elegantes encajes y joyas por doquier se imponían en todo mí ser, los tacones eran sumamente bajos; pero aun así suficientes para causar una buena impresión. Todo pasó, pasó hasta el punto de encontrarme en las escaleras del castillo y verle desde la punta más alta delante del emblema del Marquesado de Derek.
Una miscelánea es la que nos rodea junto a esta integración distante de miradas. Un hombre con un flequillo alisado y ojos de color o tono azul. Inicié a bajar las escaleras recubiertas con una hermosa alfombra roja. Los tacones son un esparcimiento de gran proeza.
–¿Dónde está la prosa gótica? Pregúnteselo usted; la cuestión, es que yo no lo sé.
El Duque de manera muy educada se inclinó y tomó mis manos para juntar sus labios en ellas. Un homicida con un toque de educación como también elegancia. ¿Cuál elegancia? La que su nombre representa.
–Algo azul se ve, se ve porque estoy más cerca de él, ¿qué es?
–Sus ojos que me engullen.
Al parecer incluso podría caer a sus pies, o más bien rendirme en sus brazos, pero no he regresado al pasado por amor. Es que quien me otorgó esta bendición, me la dio para salvar a mi padre antes de que la guillotina toque mi cuello. En uno de mis viejos recuerdos, este hombre reveló que su familia había descubierto la medicina que podía evitar aquella tenebrosa sinfonía.
–Una sinfonía que se erigiría como un maleficio en toda la ciudad de Chartres.
Mi padre inopinadamente llegó y el panorama cambió, ya no era dulzura lo que explanaba el duque; sino más bien, un tono recto de un hombre dedicado a los negocios en el Imperio. Nada importaba, y menos me interesaba, únicamente quería obtener la oportunidad de hacerle mío, para conquistar aquel secreto que podía evitar la tragedia.
La música comenzó a sonar de forma súbita, a pesar de que solo era una pequeña reunión privilegiada. En la nota más alta de la melodía, algo inició. ¿Qué inició? La mano de mi padre se paralizó, y el vaso de ron cayó.
Mi cara se puso inmutada y la tribulación tiñó el castillo esa noche. Sorpresivamente, los brazos de mi padre se paralizaron, la mortal enfermedad había llegado. La cuenta regresiva en el tiempo no se podía seguir paralizando.
Los látigos irían uno de otro, no obstante, tocarían mi espalda y mis manos hasta que él me degradara para después condenarme a muerte, ¿quién? El cobarde tras las cortinas, un hombre abominable de alta esgrima: – Mi tío.
Sin más que ahondar todo fue inevitable, es que me tocó llevar al Duque a un lugar distante y esbozar de mis labios lo inevitable: –Usted posee algo que yo necesito, algo que solamente su familia posee y estoy dispuesta a todo, por ello incluso casarme si eso lo amerita.
De manera extraña me miró: –Al parecer la enfermedad de su padre es eso, pero, ¿cómo usted sabe de eso? –Pronunció con una voz que agrietaba mi alma –.
–Solo lo sé, no diré más.
Aquello provocó lo inevitable, la prisión comenzaría y el ducado ahora se entablaría en mi espalda hasta asfixiar mi libertad para curar aquella mortal enfermedad, empero su respuesta fue: –Se la puedo entregar, no obstante, nada puede cambiar esta mortífera verdad.
Los párpados que están encima de las pupilas de mis ojos se abrieron por última vez y aquello que sobrevino explícitamente fue un pequeño sondeo que ha recreado mi imaginación. La guillotina cayó y cortó mi cabeza mientras la turba gritó:
Written listening to the following song: A Great Big World, Christina Aguilera - Say Something. The darkness has begun as the bricks and the red carpet tears apart. An incomprehensible person I know diverse, but lost in this spring where there's nothing but a dagger weighing me down.
The guillotine is about to fall and it seems that the beasts that surround the city of Chartres, which is part of the Emerald Empire, only shout without any kind of benevolence: "Kill him." Now simply the executioner approaches, everything is ready, the minutes have become extremely slow and nothing can prevent the blade from falling on my head at this instant before my perishing.
Closing my eyes is the only thing left. The mob continues to shout while the cathedral of the Assumption of Our Lady can be seen from afar, what rosary should I take today? Apparently none, it is that the very edge has touched the head.
The executioner has raised the severed body part and the parity opinion of the expiation of a noble fall has overflowed.
10 years before the beheading.
"Miss Cayenne has awakened?" said my maid. Yes, the maid my cousins had murdered after my father died of that terrible disease.
What is happening? The curtains rustled in the room as a ray of light streamed in through the huge windows of the Marquisate castle. I got up in desperation and began to run while the walls seemed to gleam and next to that scene the maids looked at me with disdain when they saw me in my nightgown. Dim, very dim, was the color of the glowing walls and the paintings that surrounded the long corridor all the way to that bedroom.
"What dwelling? Where are the doors?"
"This looks like a bad game from the afterlife or hell."
I pushed and opened them as the wildness overcame me. He was standing there very calmly, when he turned, approached me with that shining cloak and said in a very sweet tone: "What's wrong my little Cayenne?"
"I couldn't get around him, I just couldn't help it."
An immensity of tears was conjugated with this strange being who has gone back ten years to see him again. Who is he? My father, the man I want to save.
"My grandfather, this time he can really see us?"
Nothing is unpostponable, it still feels bitterly as the guillotine cut my neck. Ironic? Rather the darkness would begin to hover and before long, when my father's illness returns, no one will be able to save him.
I woke up again, the light is not seen through the window, it's just that the only thing that surrounds this is a simple old memory. What memory? I don't know, is a girl able to cure my father of this deadly disease?
An overwhelming buzzing sound was heard, whip after whip was being given to a slave, which slave? One of the many that abound in the Marquisate. Terrifying! This is what that impudent man likes to do, yes, my father's older brother, who degraded me to such a condition.
The clock has marked a new transit, the reason, five years have passed since time rewound, will I be able to avoid the hardships and mischief of the past? Apparently a carriage has arrived, and the logo of the Duchy of Frederick is engraved on it. Now that I remember, it's that man, yes, the one who can't lay a hand on any noblewoman who got off this one.
"Fear? A cold-blooded murderer is entering the castle."
A dress with thousands of elegant lace and jewels everywhere imposed itself on my whole being, the heels were extremely low; but still enough to make a good impression. Everything happened, happened to the point of finding me on the stairs of the castle and seeing him from the highest point in front of the emblem of Derek's Marquisate.
A miscellany is what surrounds us next to this distant integration of looks. A man with a straightened fringe and eyes of blue color or shade. I started down the stairs covered with a beautiful red carpet. The heels are a spread of great prowess.
"Where is the gothic prose? Ask him yourself; the thing is, I don't know."
The Duke very politely leaned over and took my hands and pressed his lips together. A murderer with a touch of education as well as elegance. What elegance? That which his name represents.
"Something blue is showing, it's showing because I'm closer to him, what is it?"
"His eyes that engulf me."
It seems I could even fall at his feet, or rather surrender in his arms, but I have not returned to the past for love. It's just that whoever gave me this blessing, gave it to me to save my father before the guillotine touches my neck. In one of my old memories, this man revealed that his family had discovered the medicine that could prevent that tenebrous symphony.
"A symphony that would stand as a curse on the whole city of Chartres."
My father unexpectedly arrived and the panorama changed, it was no longer sweetness what the duke was explaining; but rather, a straight tone of a man dedicated to business in the Empire. Nothing mattered, and I was even less interested, I only wanted to get the opportunity to make him mine, to conquer that secret that could avoid tragedy.
The music began to play suddenly, even though it was only a small privileged gathering. On the highest note of the melody, something started. What started? My father's hand froze, and the glass of rum fell.
My face grew immured and tribulation tinged the castle that night. Surprisingly, my father's arms froze, the deadly disease had arrived. The countdown in time could no longer be stopped.
The whips would go one from another, however, they would touch my back and my hands until he degraded me and then condemned me to death, who? The coward behind the curtains, an abominable man of high swordsmanship: "My uncle."
Without more to delve, everything was inevitable, it was my turn to take the Duke to a distant place and to outline from my lips the inevitable: "You possess something that I need, something that only your family possesses and I am ready to do anything, even to marry if that merits it."
Strangely she looked at me: "Apparently that is what your father's illness is, but how do you know about it?" He pronounced with a voice that cracked my soul.
"I just know, I won't say more."
That provoked the inevitable, the imprisonment would begin and the duchy would now be placed on my back until it suffocated my freedom to cure that deadly disease, but his answer was: "I can give it to you, however, nothing can change this deadly truth."
The eyelids above the pupils of my eyes opened for the last time and what ensued explicitly was a small sounding that has recreated my imagination. The guillotine fell and cut off my head as the mob shouted:
I used the image of Josipa Juras to design the separator (The source is properly identified).
