En el nombre del padre, del hijo...
La famélica figura de hombre que se pierde entre los hábitos monacales comienza así su imploración; manos entrelazadas a la altura del pecho, sosteniendo temblorosamente un rosario, ojos cerrados apuntando al techo de la mazmorra, como si desde esa dirección pudiera venir la redención. Solo espera no sea tarde y sus súplicas sean escuchadas.
"Arde fervorosamente en la Fe y no te perderás" parece estar oyendo el sermón del viejo Abad y la certeza de que ni toda la fe del viejo monje lo libró de la oscura amenaza que ahora busca arroparle, le hace flaquear, aprieta más la reliquia entre sus manos juntándolas con su frente al bajar la barbilla al pecho.
Mal habido el momento en el que aquella creatura con apariencia de chiquilla fue hallada en las afueras de la abadía, medio viva o medio muerta según quien la viera; de otra manera nunca habría entrado a este santo recinto. Cayó en el rústico catre dispuesto para ella como una hoja que saluda al otoño mientras ardía en fiebre. Me tocó junto a otros dos lidiar con la extraña dolencia que la arropaba; oración, brebajes y atención constante durante cinco días fueron necesarios para calmar aquella fiebre.
Fue la madrugada del sexto día, cuando dormitado de rodillas, la vi incorporarse, intenté moverme, ir hacia ella; mi cuerpo no respondía a mis órdenes. Solo pude mirarla cuando con sinuosos movimientos de su cuerpo se despojó de los harapos que la cubrían y deslumbró la penumbra con su desnudez; intenté cerrar los ojos sin poder abstraerme del influjo de aquella poderosa visión. Oré, un paso o dos dio hacia mí mientras mis esfuerzos por resistirla solamente le pintaban una sonrisa en la cara. Rozó con su dedo mi hombro y sentí el calor de mil brazas antes de que ella se desvaneciera. Me desplomé en el piso y cuando recobré el conocimiento ya era de mañana.
Levanté pesadamente mi cuerpo y el catre vacío confirmaba que lo experimentado antes no fueron vapores de la noche. Salí a toda prisa a buscar ayuda, me precipité por los pasillos en busca de algún hermano; allí estaban, en el comedor, varios trataban de contener al hermano Philippe qué desnudo corría por todo el salón trepándose en los bancos y mesa. Entre alaridos incoherentes una frase retumbó en mis oídos y me estremeció completamente "Quema con su roce, quema" fueron necesarios cinco monjes para reducirlo y llevarlo a su habitación donde fue amarrado mientras una feroz fiebre le azotaba.
Los días y noches siguientes uno a uno fueron cayendo los hermanos en las fauces de aquella fiebre, todos clamaban por el roce misterioso y calcinante de Ella; ningún ritual de depuración en la abadía ha logrado amainar la extraña peste que luego de afectar a los hermanos con días de fiebre los dejaba sin memoria ni conciencia de su humanidad.
Un mar de incienso cubre los pasillos de la abadía, en los empedrados pisos reposan pedazos de los votos rotos, mancillados, mientras una provocativa figura se pasea desnuda, infectando a los pocos que quedamos con sus vapores de deseo y lujuria. Ayer el viejo Abad se retiró a su habitación, no ha vuelto a salir, el hermano Santiago antes de caer en los brazos del olvido, solo pudo contar que vio a la desnuda visión sobre el viejo Abad moviéndose acompasadamente mientras drenaba su aliento.
Ahora únicamente quedo yo, me aferro a mi fe y oro con todas mis fuerzas, sé que me acecha esa fuerza maligna y más temprano que tarde vendrá por mí. Ya he sentido su roce. Quema. Pero no entregaré mi alma sin luchar.
En el nombre del padre, del hijo... Del hijo... balbucea el religioso con los ojos apretados, aferrado a su reliquia, tratando de recordar deseperadamente la continuación de la oración.
Fin.
ENGLISH
In the name of the father, of the son...
The famished figure of a man lost among the monastic habits begins his imploration; hands clasped at chest level, shakily holding a rosary, closed eyes pointing to the ceiling of the dungeon, as if redemption could come from that direction. He only hopes it is not too late and his pleas will be heard.
Burn fervently in the Faith and you will not be lost He seems to be listening to the old Abbot's sermon and the certainty that not even all the faith of the old monk could free him from the dark threat that now seeks to envelop him, makes him weaken, he squeezes the relic more between his hands joining them with his forehead as he lowers his chin to his chest.
It was a bad time when that creature with the appearance of a little girl was found on the outskirts of the abbey, half alive or half dead depending on who saw her; otherwise she would never have entered this holy precinct. She fell on the rustic cot laid out for her like a leaf greeting autumn while burning with fever. It fell to me and two others to deal with the strange ailment that enveloped her; prayer, concoctions and constant attention for five days were necessary to calm that fever.
It was the dawn of the sixth day, when dozing on my knees, I saw her sit up, I tried to move, to go to her; my body did not respond to my orders. I could only look at her when with sinuous movements of her body she stripped herself of the rags that covered her and dazzled the darkness with her nakedness; I tried to close my eyes without being able to abstract myself from the influence of that powerful vision. I prayed, a step or two she took towards me while my efforts to resist her only painted a smile on her face. She brushed her finger against my shoulder and I felt the warmth of a thousand fathoms before she vanished. I collapsed to the floor and by the time I regained consciousness it was morning.
I lifted my body heavily and the empty cot confirmed that what I had experienced earlier was not the vapors of the night. I rushed through the corridors in search of a brother; there they were, in the dining room, several were trying to restrain Brother Philippe who, naked, was running around the room climbing on the benches and table. Between incoherent shrieks a phrase echoed in my ears and shook me completely "She burns with her touch, she burns " it took five monks to reduce him and take him to his room where he was tied up while a fierce fever lashed him.
The following days and nights, one by one, the brothers fell into the jaws of that fever, all clamored for the mysterious and burning touch of Her; no ritual of purification in the abbey has managed to diminish the strange plague that after affecting the brothers with days of fever left them without memory or awareness of their humanity.
A sea of incense covers the corridors of the abbey, on the cobblestone floors lie pieces of broken, sullied vows, while a provocative figure walks naked, infecting the few of us who remain with her vapors of desire and lust. Yesterday the old Abbot retired to his room, he has not come out again, Brother Santiago before falling into the arms of oblivion, could only tell that he saw the naked vision on the old Abbot moving rhythmically while draining his breath.
Now only I am left, I cling to my faith and pray with all my strength, I know that evil force is stalking me and sooner rather than later it will come for me. I have already felt its touch. It burns. But I will not surrender my soul without a fight.
In the name of the father, of the son... Of the son... stammers the religious with tight eyes, clinging to his relic, trying desperately to remember the continuation of the prayer.
The End.
Esta es una historia original de @joalheal /La portada es una imágen de Pixabay editada en Canvas/ Endcard diseñado en Canvas.
This is an original story by @joalheal/the cover is an image by Pixabay edited in Canvas/ Endcard designed in Canvas
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Atiendo a la amable invitacion hecha por mi hermano de las letras @susurrodmisterio a esta prestigiosa iniciativa de @hispaplus e @hispaliterario y las comunidades aliadas @celf.magazine @es-literatos #writingclub
Invito además a @zpnohad y @adriangamerxd a participar.
