El partido comenzó a la hora. El pitazo inicial se ahogó contra los gritos de la multitud; millones de espectadores sumando sus sueños, sus pasiones; el fanatismo en carne, con sus ojos y sus gritos, con sus puños y sus almas encendidas, como una sola, como un balón en medio del campo.
     Yosuar nunca había visto tanta gente junta, tanto gritos acumulados en un mismo sitio; le parecía un sueño estar allí, en medio de aquella emoción; creía que estaba en el paraíso, tal como le había contado su madre que era un paraíso; un lugar donde todos son felices, y él creía en esa felicidad que estaba viendo, que se le metía por las arquerías de sus ojos como los goles más hermosos del mundo.
     Yosuar, Yosuar ─le gritaban sus compañeros─ comenzó el partido, corre, corre, busca el balón, defiende, despierta. Pero no quería despertar para que la imagen del paraíso no se le escapara, para ser feliz para siempre.
     Yosuar, Yosuar ─le gritaba su madre─ si eres feliz está bien, es bueno ser feliz.
     Yosuar, Yosuar ─le gritaba su padre─ defiende, ataca, estamos en guerra, el enemigo nos bombardea.
     Pero el chico no quería despertar, le daba miedo ver a la multitud golpeándose, halándose por las tripas; le daba miedo la crueldad del fanático; “Yosuar”, “Yosuar”, si eres feliz para mí está bien; “Yosuar”, “Yosuar”, nos están venciendo; “Yosuar”, “Yosuar” despierta, estamos en guerra, ataca, defiende ¿para qué coño te reclutaron en el grupo? Eres un soldado.
     Pero Yosuar no despertó. Lo habían reclutado junto a otros miles de jóvenes para que mataran en favor de la patria. Lo último que se había llevado, antes de que una bala le volara los sesos, fue la imagen del pitazo inicial del Mundial de Fútbol.

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We are at war

     The match started punctually. The opening whistle was drowned out by the screams of the crowd; millions of spectators adding their dreams, their passions; fanaticism in the flesh, with their eyes and their screams, with their fists and their souls on fire, as one, like a ball in the middle of the field.
     Yosuar had never seen so many people together, so many shouts accumulated in one place; it seemed like a dream to him to be there, in the middle of that din; he believed he was in paradise, just as his mother had told him it was a paradise; a place where everyone is happy and he believed in that happiness he was seeing, which was sneaking through the arches of his eyes like the most beautiful goals in the world.
     Yosuar, Yosuar ─ his teammates shouted to him─ the game started, run, run, run, run, look for the ball, defend, wake up. But he didn't want to wake up so as not to miss the image of paradise, to be happy forever.
     Yosuar, Yosuar ─ his mother shouted to him─ if you are happy it's okay, it's good to be happy.
     Yosuar, Yosuar ─ shouted his father─ defend, attack, we are at war, the enemy is bombing us.
     But the boy did not want to wake up, he was afraid to see the crowd hitting each other, pulling each other's guts; he was afraid of the fanatic's cruelty; "Yosuar", "Yosuar", if you are happy for me it's ok; "Yosuar", "Yosuar", they are beating us; "Yosuar", "Yosuar" wake up, we are at war, attack, defend, why the hell did they recruit you in the group? You are a soldier.
     But Yosuar did not wake up. He had been recruited along with thousands of other young men to kill for the fatherland. The last thing he had taken with him, before a bullet blew his brains out, was the image of the opening whistle of the World Cup.