EL OBJETO VOLADOR PASÓ POR ENCIMA DEL PARQUE donde los niños jugaban; los nueve salieron corriendo a decirles a sus padres y a ninguno les creyeron. A las seis, cuando los padres se encontraron en misa, a ninguno se le ocurrió comentar con el otro lo que dijeron los niños acerca de la nave. Al cura si le extrañó que los nueve niños que se confesaron hablaron de una nave extraterrestre, ninguno de los niños se lo dijo para buscar absolución porque le insistieron en que no era mentira, que ellos la habían visto y que estaban asustados. Ese domingo la misa tuvo un mensaje extraño, el cura pidió a los padres que cuidaran a los hijos de cualquier “cosa extraña", y con la bendición del Padre, Hijo y Espíritu Santo, los envió a casa.

     El lunes por la tarde nuevamente se reunieron en el parque. Jugaron, pelearon y fueron a casa, pero Manuel nunca apareció. La policía no encontró rastros ni sospechosos; los niños dijeron que después de jugar se fueron, que no hubo adultos con ellos, que extrañaban a Manuel.

     El miércoles de la misma semana, Anita y Luis no llegaron a su casa después de la escuela. La maestra dijo que hizo lo de siempre; preguntó quién se iba solo, quién se iba con algún compañero y a quién lo venía a buscar el papá. Anita y Luis siempre se iban juntos.

     A los días se perdió Margarita; la dejaron sola en casa y no lo encontraron. Luego desapareció Ernesto, iba de la iglesia para su casa y nunca llegó. Andrea desapareció en las narices de sus padres; la acostaron, apagaron las luces, cerraron la puerta del cuarto y no apareció al siguiente día. ¿Y Pedro? Pedro se perdió porque estaba asustado, lloraba y decía que no quería que los extraterrestres se lo llevaran, por eso huyó, «lejos», decía la carta que dejó a sus padres, pero nunca llegó a ningún sitio.

     María y Jesús, eran los que quedaban y a ninguno dejaban salir solos; siete se habían perdido de los nueve niños que vivían en El Potrero, un pueblo ubicado a media hora de Guanare. En ninguno de los casos se halló sospechosos ni cuerpos ni pistas de nada. El caso fue conmoción nacional e internacional y al único que le intentaron achacar las desapariciones fue al cura porque uno de los padres recordó que en la misa del primer domingo del mes, el cura pidió que cuidaran a los niños de cualquier “cosa extraña”.

     El cura dijo que él no sabía nada distinto a lo que los niños le contaron a sus padres acerca de la extraña nave. A partir de entonces la idea de que los niños fueran secuestrados por extraterrestres empezó a tener cierta lógica, pero como nuestros radares nunca detectaron invasión de los espacios aéreos venezolanos, la hipótesis no fue más que suposiciones.

     La noche en que se perdió María y Jesús, los padres de Jesús no supieron cómo se los arrancaron de sus brazos mientras dormían. Los padres de María contaron que alguien tocó la puerta; el papá abrió, pero no había nadie, la mamá se acercó al esposo para curiosear y en ese momento María desapareció. Corrieron al cuarto, a la cocina, buscaron por toda la casa y cuando salieron a la calle, ella dijo que vio la figura de dos niños, que estaba oscuro, pero que eran dos niños. Él dijo que vio algo que se elevó, que por eso corrió hasta donde estaba, que cuando llegó al parque ya no había nada que hacer.

     A los meses se mudaron algunos de los padres y otras familias. El cura prácticamente quedó sin feligreses y lo enviaron a otra parroquia. El domingo de la misa con sus nuevos corderos, vio entrar a los niños y tuvo un presentimiento, extrañamente deseaba que los niños no se confesaran; estaba aterrado, pensando que la historia se repetiría, pero algo dentro él fue más poderoso, algo que lo dominaba por completo. El cura era un hombre mentalmente fuerte, nunca creyó que lo de la nave fuera cierto, aun cuando él la había visto porque ese día iba pasando por el parque cuando los nueve niños corrieron a sus casas.

     ¿Por qué no dijo que él la había visto? ¿Tuvo que ver con lo que le pasó camino a la iglesia?… continuará.

The mystery of the missing children

     The flying object passed over the park where the children were playing; all nine ran out to tell their parents and none of them believed them. At six o'clock, when the parents gathered at mass, none of them thought to tell the other what the children had said about the craft. The priest was surprised that the nine children who went to confession talked about an alien spacecraft, none of them told him they wanted absolution because they insisted that it was not a lie, that they had seen it and that they were scared. That Sunday the mass had a strange message, the priest asked the parents to take care of the children from anything "strange", and with the blessing of the Father, the Son and the Holy Spirit, he sent them home.

     Monday afternoon they met again in the park. They played, fought and went home, but Manuel did not show up. The police found no traces or suspects, the children said that after playing they left, that there were no adults with them, that they missed Manuel.

     On Wednesday of that same week, Anita and Luis did not come home after school. The teacher said she had done the usual; she asked who goes home alone, who goes home with a classmate, and who gets picked up by their father. Anita and Luis always went together.

     A few days later, Margarita got lost; she stayed home alone and could not be found. Then Ernesto disappeared; he was on his way home from church and never arrived. Andrea disappeared right under her parents' noses; they put her to bed, turned off the lights, closed the bedroom door and the next day she didn't show up. And Pedro? Pedro got lost because he was afraid, he cried and said he didn't want to be taken away by aliens, so he ran away from home, "far away", said the letter he left for his parents, but he never got anywhere.

     Maria and Jesus were the only ones left and none were allowed to go out alone; seven of the nine children who lived in El Potrero, a town located half an hour from Guanare, were lost. In none of the cases were suspects or corpses or clues to anything found. The case caused national and international commotion and the only one they tried to blame for the disappearances was the priest because one of the parents recalled that in the mass of the first Sunday of the month, the priest asked them to take care of the children from any "strange thing".

     The priest said he did not know anything different from what the children had told their parents about the strange craft. From then on the idea that the children were abducted by extraterrestrials began to have some logic, but since our radars never detected any invasion of Venezuelan airspace, the hypothesis did not go beyond supposition.

     The night that Mary and Jesus were lost, Jesus' parents did not know how they were torn from his arms while they slept. Mary's parents claimed that someone knocked at the door; the father opened it, but no one was there, the mother approached her husband to look and at that moment Mary disappeared. They ran to the bedroom, to the kitchen, searched all over the house and when they went out to the street, she said she saw the figure of two children, it was dark, but they were two children. She said she saw something that stood up, that's why she ran to where she was, that when she got to the park there was nothing left to do.

     A few months later, some of the parents and other families moved away. The priest practically ran out of parishioners and was sent to another parish. On the Sunday of the mass with his new lambs, he saw the children enter and had a premonition, strangely wishing the children would not confess; he was terrified, thinking that history would repeat itself, but something inside him was more powerful, something that completely overpowered him. The priest was a mentally strong man, he never believed the boat was true, although he had seen it because he was passing by the park that day when the nine children ran home.

     Why didn't he say he had seen her? Did it have to do with what happened to her on the way to church...to be continued.