La noche se tornó fría como siempre.
Apenas podía sentirse el calor del fuego de la chimenea que estaba frente a mí, pero lo suficiente como para mantenerme despierto en aquella noche tan larga y esperada, que apenas iniciaba.
Mamá tenía un dicho personal que nos enseñó en casa, pero especialmente a mí, que era el hijo mayor, y que tenía que prepararme para observar, y sentir cosas que un niño jamás debería. O al menos así me decía.
—“Richard, cuando escuches los gritos, nunca abras los ojos, mantenlos cerrados hasta que ya no escuches nada, entonces sabrás que ya hay paz, que todo estará bien” —
Nunca entendí por qué mamá decía aquello, en casa no había escuchado un ruido como los que ella decía.
El frio se hacía cada vez más intenso, sentía cómo poco a poco mis dedos se iban entumeciendo mientras que cada vez me costaba respirar aún más.
—Mi amado ahijado Richard. ¿Estas allí campeón? Debemos hablar un poco y aclarar las cosas. No es bueno no quieras hablar conmigo, sabiendo que soy el único que te puede explicar lo que sucedió —
El malvado tío Frank llegaba a casa antes de lo esperado. Era su costumbre casi siempre, pues vivía a pocas casas de la nuestra, y sabía a qué hora llegaba papá del trabajo, y a qué hora salía mamá de casa, entonces abría la puerta y decía que nos cuidaría mientras ellos llegaban.
Mamá siempre decía que debía llamarlo a él cuando hubiera algún problema en casa, y que, en caso contrario, debía tomar el arma que papá tenía en la gaveta de su habitación, y entonces disparar hacia el aire, así podría ahuyentar a cualquiera que quisiera hacernos daño a mí y a mi pequeña hermana Rose.
Pero mamá no me explico una cosa. ¿Qué hacer si quien nos llegara a hacer daño fuese el mismo Frank?
Aquella noche, él llegó a casa más temprano que siempre. Aunque yo no tomaba, sabía que el olor a brandy que salía de él, era sinónimo de haber perdido el juicio, tal como lo hacía papá cuando algunas veces le gritaba a mamá.
Sus pasos fueron muy sigilosos, hasta que notó que yo lo miré cuando entró por la puerta de la cocina.
Yo lo miré con desconfianza. Cómo decía mamá, jamás debía confiar en alguien que le pusiera un dedo encima a la pequeña Rose.
—Déjame explicarte campeón, lo que viste, no fue nada de lo que te imaginas, ya sabes que jamás podría hacerle daño a ninguno de ustedes, son como mis hijos —
Él estaba a punto de subir la escalera donde estaba la habitación de Rose, mientras que yo seguía mirándolo fijamente sin pestañear, sabía que, en cualquier momento, el podía subir y causarle daño a Rose.
—¡Vete de aquí Frank! Le diré a mamá lo que intentabas hacer con Rose, y estoy seguro que no querrás caer en las manos de ellas y las de papá! ¡VETE DE AQUÍ! —
Mis manos temblaban del miedo al saber que el podía golpearme en cualquier instante, mientras que mis nervios hacia que llorara lleno de impotencia.
—Vamos Richard. Tu mamá es mi amiga, y tu papá también, y tu mi sobrino. ¿No crees que hayas visto mal? Y en cualquiera de los casos, ¿crees que ellos creerán que le hice daño a la pequeña Rose? —
El dio uno cuantos pasos hacia mí, haciendo que mi corazón latiera más rápido y deseando que todo fuera un sueño nada más.
—¡Vete Frank! ¡Vete ya! No quiero hacerte daño —
Su risa era insoportable. Cada vez más intentaba acercarse a mí de manera sigilosa.
—Richard por el amor a Dios. Ya te dije que no le he hecho daño a Rose y tampoco te lo haría a ti, ven, vamos a arriba y conversemos con ella para sepas que es verdad —
Justo antes de poder dar un paso más, saqué el arma de papa y lo apunté hacia él, sus ojos se hicieron grandes al ver que lo apuntaba con firmeza, y sabría que, si daba un paso más, su fin sería inminente.
Escuché el ruido del motor de mamá a pocas cuadras, cuando miré a ver si era si vehículo, Frank se abalanzó sobre mí, haciendo que perdiera el arma a pocos metros de mí, y entonces él colocara su bota sobre mi cuello, sin que pudiera moverme.
—Ya está querido Richard. Tu tranquilo, ya verás con el tío Frank te demostrará su amor y cariño. Creías ser muy fuerte con el arma ¿no? Ahora sentirás el afecto de tu tío —
—Richard, ¿Recuerdas cuando te dije debías cerrar los ojos y esperar a que el silencio apareciera? —
Escuché la voz de mamá, y cuando miré hacia donde había caído el arma, pero ya no estaba. Cerré mis ojos tal y como me había dicho, hasta que sonó el estruendo, haciendo que ya no hubiera ruidos, sino el de mamá tomándome entre sus brazos y diciendo que todo estaría bien
The night turned cold as usual.
I could barely feel the warmth of the fire in the fireplace in front of me, but just enough to keep me awake on that long, long-awaited night that was just beginning.
Mom had a personal saying that she taught us at home, but especially me, who was the eldest son, and that I had to prepare myself to observe, and feel things that a child should never. Or at least that's how she used to tell me.
-*Richard, when you hear the screams, never open your eyes, keep them closed until you no longer hear anything, then you will know that there is peace, that everything will be all right.
I never understood why mom said that, at home I had never heard a noise like the ones she said.
The cold was getting more and more intense, I felt how little by little my fingers were getting numb while it was getting harder and harder to breathe.
-My beloved godson Richard, are you there, champion? We need to talk a little and clear things up. It's no good not wanting to talk to me, knowing that I'm the only one who can explain to you what happened.
The evil Uncle Frank arrived home earlier than expected. It was his habit almost always, as he lived a few houses down from ours, and he knew what time Dad got home from work, and what time Mom left the house, so he would open the door and say he would take care of us while they arrived.
Mom always said that I should call him when there was any trouble at home, and that otherwise I should take the gun Dad had in his bedroom drawer, and then shoot into the air, so he could chase away anyone who wanted to hurt me and my little sister Rose.
But Mom didn't explain one thing to me: what to do if the one who would hurt us was Frank himself?
That night, he came home earlier than usual. Although I didn't drink, I knew that the smell of brandy coming from him was synonymous with having lost his mind, just as Dad did when he sometimes yelled at Mom.
His footsteps were very stealthy, until he noticed me watching him as he walked through the kitchen door.
I looked at him suspiciously. As mom said, I should never trust anyone who would lay a finger on little Rose.
-Let me explain to you champ, what you saw, it was nothing like you imagine, you know I could never hurt any of you, you're like my children," he said.
He was about to go up the stairs where Rose's room was, while I kept staring at him without blinking, I knew that, at any moment, he could go up and hurt Rose.
-Get out of here Frank! I'll tell mom what you were trying to do with Rose, and I'm sure you don't want to fall into their hands and dad's! GET OUT OF HERE! -
My hands were trembling with fear knowing that he could hit me at any moment, while my nerves made me cry with helplessness.
-Come on Richard. Your mom is my friend, and your dad is my friend, and you are my nephew. You don't think you saw wrong? And in either case, do you think they will believe that I hurt little Rose? -
He took a few steps towards me, making my heart beat faster and wishing it was all just a dream.
-Go away Frank! Go away now! I don't want to hurt you.
His laughter was unbearable. More and more he was trying to sneak up on me.
-Richard for God's sake. I told you I haven't hurt Rose and I wouldn't hurt you either, come on, let's go upstairs and talk to her so you'll know it's true.
Just before I could take another step, I pulled out daddy's gun and pointed it at him, his eyes got big as he saw that I was aiming it firmly, and he would know that, if he took one more step, his end would be imminent.
I heard the sound of mom's engine a few blocks away, when I looked to see if it was her vehicle, Frank lunged at me, causing me to lose the gun a few feet away from me, and then he placed his boot on my neck, without me being able to move.
-That's it, dear Richard. Don't worry, Uncle Frank will show you his love and affection. You thought you were very strong with the gun, didn't you? Now you will feel your uncle's affection.
-Richard, do you remember when I told you to close your eyes and wait for silence to come? -Richard, remember when I told you to close your eyes and wait for silence to come? -
I heard mom's voice, and when I looked to where the gun had fallen, but it was gone. I closed my eyes just as she had told me, until the sound of the rumbling sounded, making no more noises, but the sound of Mom holding me in her arms and saying that everything would be all right.
Ismael D. Rodríguez
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