La distancia que quiero recorrer en besos de tu frente a la punta de tu nariz con dulzura equivale al recorrido que tomaría para tenerte frente a frente, dudando de que te has escapado del cielo para bajar de la tierra, bellísimo Ángel, gastaría millones de años luz en mirarte como el tiempo que has pasado para presentarte en mi vida como una estrella fugaz recorriendo la vastedad del espacio, algo imprevisto, mágico que dio una vuelta a mi vida en tan solo unos segundo.
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Un hallazgo apolíneo que me deja ahora en el suelo de rodillas rogando que seas eterno.
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Tomaste con tus manos inconsciente mi corazón y lo sacudiste a tu complacencia grabando tus huellas en cada rincón, dejando marca de que ahora, te mantendrías ahí, aunque estés tan lejos y tan cerca como nunca lo pensé.
Amaria y quiero delinear delicadamente tus ojos filosos mientras miro el brillo portador de estos que equivale a la galaxia andrómeda, o tal vez, la tengo en frente cuando sonríes y el mundo se ilumina, sin aliento los aprecio como esclavo describiendo detalle a detalle la belleza de ellos. Te regalaría un beso por cada centímetro de tu estatura y sería capaz de permanecer durante horas observando el horizonte que forman tus párpados al sonreír, una acción an vehemente que mi corazón no contiene.
