Giovanni, junto con Paola, han tomado la decisión de mudarse para Caracas, llevarse la familia porque el negocio ha estado creciendo y es imperativo tener una oficina en la capital debido a que vienen operaciones de alta envergadura; importación, exportaciones, hay que estar cerca del puerto.
Adicional a esto, está la situación de que Carlo, su hijo, ha pasado para el cuarto año del bachillerato, está cerca de ingresar a la universidad y sería buena la cercanía de una de las mejores del país.
Al principio estaban algo dudosos, no sabían en qué colegio inscribir a Carlo, hasta que llego la sugerencia acertada de José Conde, un español nacido en Vigo, quien era socio de Giovanni.
Conde, era un hombre alto, de contextura atlética, de cabello muy abundante, castaño oscuro y bigote en forma de manubrio de bicicleta antigua, que provocaba la atención de muchos. Su acento español y tono fuerte, hacían que todos voltearan cuándo él pronunciaba alguna palabra.
La sugerencia de Conde, era que inscribieran al muchacho en un colegio paulista, que se encontraba cerca de la nueva residencia y que él conocía muy bien porque sus hijos estaban inscritos allí.
Según este señor de bigote bastante característico, el colegio estaba colmado de buenos profesores, orientadores, que mantenían a los muchachos ocupados y que como todo colegio católico, el deporte bandera era el futbol.
Giovanni, aceptó de inmediato la sugerencia y se fue de inmediato junto con Paola, para inscribir al muchacho.
En el colegio los recibió el director, el padre León, un cura con cara de buena gente, vestido de pantalón negro con una guayabera azul celeste; Giovanni esperaba encontrar alguien con una sotana.
El padre León les estrechó las manos con mucha alegría, les dio un paseo por las instalaciones del colegio, que era muy grande, con canchas deportivas amplias, aulas frescas e iluminadas y laboratorios muy bien dotados.
Al día siguiente, Giovanni parte para Maracay para buscar a Carlo y proceder con la mudanza para residenciarse en Caracas de forma definitiva.
Carlo sabia de la mudanza, pero tenía la esperanza de que él se quedaría, que su padre le permitiría seguir estudiando en Maracay. No soportaba la idea de dejar a sus amigos, su equipo de futbol y la novia.
Se resistía a la idea de mudarse, pero la decisión de Giovanni había que respetarla, total, Carlo sabía que su padre era su mejor amigo y quería el bien para toda la familia.
Carlo, en su nuevo colegio y en su primer día de clases, se encontró con un ambiente agradable. Todos sus compañeros de clases lo recibieron como si lo conocieron de hace muchos años.
La gran mayoría de los alumnos, habían estudiado en el colegio desde la primaria, por lo tanto, muchos se conocían.
Ese cuarto año de la educación diversificada, llamó mucho la atención en el colegio paulista.
Carlo no era el único recién llegado, con él llegaron 25 chicas.
En efecto, junto con Carlo, llegaron estudiantes egresadas del colegio Santa Luisa, que solo instruía hasta la educación básica.
El padre León, junto con el tren de profesores, realizaron un acto de bienvenida a todos los alumnos y en sus palabras emanaba un sentimiento de bondad, amor y compromiso del colegio para con todos ellos.
Todos se acoplaron y crearon una atmosfera hermosa, llena de hermandad, amistad y alegría.
El aula que le fue asignada a Carlo, era la denominada sección “B”, con 30 pupitres amplios, cómodos, un gran pizarrón verde que era de una anchura de dos metros por yo no sé cuánto de alto.
Sí, sé que esa última medida es algo extraña, pero quien me pasó la información, no supo ser claro y bueno, esto es lo que hay; mil disculpas al lector.
El primer día fue de presentación de los profesores con las introducciones de cada materia y fue tan alegre que se sintió que transcurrió muy rápido.
Para Carlo fue fenomenal, porque fue invitado a jugar futbol al día siguiente después de clases.
Para Carlo el futbol, era su pasión; una característica que coincidía con su padre Giovanni, quien había sido jugador de futbol en su país; jugó por muchos años con el A. C. Milan.
Esa noche Carlo no durmió por la ansiedad del juego al día siguiente.
Terminaron las clases y todos los chicos se reunieron en la cancha para armar los dos equipos.
Javier Grande, uno de los chicos que habían aportado la idea de jugar, se autoproclamó capitán de uno de los equipos y pido que se armara el otro equipo.
Grande, un chico bastante alto y con una melena rubia que lo hacía parecer un personaje del rock ingles, grito a viva voz:
—El nuevo es de mi equipo. —Refiriéndose a Carlo.
Con la misma le dijo a Carlo que iba a jugar defensa; el resto del equipo ya lo tenía armado con anterioridad.
Grande junto con Bustamante, Díaz y Moreno eran los líderes del colegio, todos les conocían y habían llegado al colegio cuando niños.
Carlo, al notar la forma como lideraba Grande, pensó que era muy bueno estar a su lado, era como tener un alto estatus en el colegio.
Díaz, era tan alto como Grande, pero de tez morena, Moreno era de estatura media, de piel blanca, con cabello largo hasta los hombros y con una cara de vieja que no se la brincaba un venado, de allí que le decían el abuelo.
Bustamante era el amigo de todos, el propio comerciante, era el de más baja estatura en el grupo; le decían el enano.
El enano, vendía estampas de juegos, cuadernos, lápices, revistas porno y pare de contar.
No, no era árabe, era criollismo, muy pilas.
El partido se efectuó de forma impecable, todos los jugadores pusieron su mayor esfuerzo y el final fue un empate entre los dos equipos.
No se pudo ir a prórroga, porque la noche se acercaba, el colegio debía ser cerrado y todos debían partir a casa.
Grande felicitó a Carlo por su buen desempeño en la defensa, y le dijo que al día siguiente lo colocaría como mediocampista.
Carlo sintió alegría con la noticia, sería pasado a otra posición importante en el equipo y había sido aceptado en el grupo de Grande; ya era miembro de los influyentes.
Así fueron pasando los días de clases y juegos de futbol, Carlo fue haciendo buenos amigos, se acopló al colegio, llego a pasar a la posición de delantero y el profesor de deportes lo llamaba el consentido.
Todo iba muy bien hasta que en una reunión de padres, representantes y profesores, Giovanni y Paola, se enteraron de que su hijo no venía con buenas notas.
Esa noticia no fue bien recibida por Giovanni y salió como un energúmeno rumbo al hogar para comerse vivo a Carlo, mientras más atrás iba la linda y dulce Paola diciéndole a Giovanni que había que buscar los motivos, que no se le podía caer con una reprimenda si escuchar sus argumentos.
Giovanni se detuvo, volteo y con sus ojos azules trasformados en fuego infernal, miró a Paola y la mirada fue tan horrible que la dulce mujer quedó en silencio total. Subieron al auto y partieron a casa.
¿Usted ha escuchado a un viejo italiano molesto, extremadamente molesto?
Bueno, todas las palabrotas habidas por haber le cayeron a Carlo cuando Giovanni llego a casa.
—Me estoy gastando una fortuna, en el colegio, en los libros, la papelería y, ¿tú me sales con esto? —expresó Giovanni entre una grosería y otra.
Y no solo Carlo pago el palto roto, Paola también recibió lo suyo por consentidora.
—Hasta le había comprado una moto al mocoso ese, porque todos los días me decía que todo iba bien y que el futbol era lo máximo. —Otro de lo dicho por Giovanni a su esposa en su enojo.
Carlo sabía que su padre tenía razón, no tenía argumento para defenderse, había dado prioridad al futbol y no a las materias.
Lo único que podía hacer en su defensa era prometer que para el próximo lapso mejoraría las C.
Igual Giovanni le regalo la moto el día de su cumpleaños.
Carlo lo único que podía hacer en su defensa era prometer que para el próximo lapso mejoraría las calificaciones, pero el contenido de los libros, las clases impartidas por los profesores no ingresaban en su cerebro y las notas seguían en el suelo.
Y llego la noticia esperada por muchos en el colegio, el profesor Martínez, el de la materia de los deportes, un hombre pedante, con un bigotico que no se definía bien, informó al alumnado que se acercaban los juegos inter colegiales y que todos los que tuvieran buenas notas podían postularse para pertenecer a los equipos de las diferentes disciplinas.
Carlo se sintió sobrado, él tenía unas notas insuperables en la materia de Martínez. Pero la vida no era de color de rosas, el profesor, al terminar su anuncio, llamó a Carlo y le participó que no podía pertenecer a ningún equipo, sobre todo al de futbol, porque sus notas en el resto de las materias eran pésimas.
O sea, que Carlo, para poder pertenecer al equipo de futbol del colegio, tenía que tener buenas calificaciones en todas las materias y eso como que era una misión imposible en hacer en tres meses.
El buen padre León, se le ocurrió la idea de crear equipos de buenos estudiantes que ayudarían a los que tenían problemas con las calificaciones.
Padres, representantes, profesores y alumnos tomaron la idea como acertada.
La profesora Yolanda, una chica solterona, delgada; bastante delgada, de ojos color miel, chiquita como casi una mesita de noche, con anteojos grandes, más grandes que su propia cara, pero con un humor fantástico, fue asignada para crear los equipos y reunirlos.
Llegó el turno de Carlo, fue llamado por la profesora Yolanda y en la entrevista le fue presentado su compañera de equipo, quien se encargaría de ayudarlo a subir las calificaciones; su compañera de aula, Annetta, una hermosa chica rubia de ojos verdes, también descendiente de italianos.
Para Carlo, eso fue una sorpresa, la chica que él consideraba la más bonita de su aula, lo ayudaría a mejorar.
Por fin había conseguido un motivo para hablar con ella, porque antes no encontraba las palabras; la chica le gustaba un montón.
Ella también estaba feliz, pero no lo demostraba. Le gustaba mucho ese chico enérgico, que corría de un lado a otro en la cancha, detrás de un balón como perro en la caza.
El par se reunían en diferentes oportunidades para estudiar, ella con su empeño en ayudarlo y él con su pensamiento en el futbol.
Pasaron dos semanas y Yolanda llamó a Annetta, para que le informara como iba el proceso con Carlo.
La respuesta de Annetta fue:
—Carlo, no ha avanzado mucho, creo que tiene el potencial, pero no hemos avanzado. Si me da una semana más, le prometo que superará las expectativas.
Yolanda aceptó, con la advertencia de que llamaría a los padres y que le asignaría otro estudiante
—Solo una semana, no más. —Expresó la profesora Yolanda.
Llegó la siguiente reunión de entre Annetta y Carlo, comenzaron lo de costumbre, unos panecillos, una limonada y cuando se tenían que concentrar en los estudios, Annetta alzó la voz.
—Ya basta de pérdida de tiempo, ya basta de que no te superes siendo bueno, es hora que te enseries o dime si ya no me quieres ver.
Al terminar esas palabras, Annetta, coloco sus dos manos en la mano derecha de Carlo y presionó con fuerza.
El cielo se oscureció, rayos salieron de las nubes, los truenos sonaron de forma ensordecedora, las aves volaron apresuradas a buscar refugio y así de un segundo a otro una luz muy brillante, como celestial, inundo la habitación, era tan resplandeciente que ambos sentía que los cegaba hasta que la intensidad degradó para llevarlos a la realidad.
Días después, Carlo comenzó a mejorar sus calificaciones. Fue tanta la mejoría que todos celebraban que el mejor delantero del colegio participaría en lo inter colegiales.
Llegó junio de 1978, Giovanni y su esposa Paola, juntos con otros representantes, estaban felices en el teatro don Bosco, presenciando el acto de grado de bachiller de su hijo Carlo.
El padre León dirigía el evento y la alegría estaba en cada rincón de los corazones de los presentes.
En junio de 1978, el primero, se celebró la copa mundial de la FIFA Argentina 1978 y Giovanni no pudo regalarle ese viaje a Carlo, pero si le dijo, que siempre había confiado, que sabía que lograría salir adelante a uno de los tantos desafíos.
Más que padre e hijo, fueron amigos.
Carlo pasó a la universidad para estudiar Ingeniería.
Los padres, regularmente, saben lo mejor para sus hijos.
Los hijos, regularmente, descubren muy tarde que sus padres son sus mejores amigos.
Mi participación para el Hispaliterario 14 y mi invitación cordial para: @purrix y @lisrl26.
Giovanni, together with Paola, have made the decision to move to Caracas, to take the family with them because the business has been growing and it is imperative to have an office in the capital because of the large-scale operations coming up; imports, exports, it is necessary to be close to the port.
In addition, there is the situation that Carlo, her son, has passed his fourth year of high school and is close to entering university and the proximity of one of the best in the country would be a good thing.
At first, they were a little hesitant, not knowing in which school to enroll Carlo until the right suggestion came from José Conde, a Spaniard born in Vigo, who was Giovanni's partner.
Conde was a tall, athletic man with thick, dark brown hair and a mustache shaped like the handlebars of an old bicycle, which attracted the attention of many. His Spanish accent and strong tone made everyone turn around when he spoke a word.
Conde's suggestion was to enroll the boy in a São Paulo school, which was located near the new residence and which he knew very well because his children were enrolled there.
According to this man with a distinctive mustache, the school was full of good teachers, and counselors, who kept the boys busy, and like any Catholic school, the flagship sport was soccer.
Giovanni immediately accepted the suggestion and went with Paola to enroll the boy.
At the school they were met by the headmaster, Father Leon, a priest with a kindly face, dressed in black pants with a light blue guayabera; Giovanni expected to find someone in a cassock.
Father Leon shook their hands with great joy and gave them a tour of the school's facilities, which were very large, with spacious sports fields, cool and well-lit classrooms, and well-equipped laboratories.
The next day, Giovanni leaves for Maracay to look for Carlo and to proceed with the move to Caracas.
Carlo knew about the move, but he hoped that he would stay and that his father would allow him to continue studying in Maracay. He couldn't bear the thought of leaving his friends, his soccer team, and his girlfriend.
He resisted the idea of moving, but Giovanni's decision had to be respected, after all, Carlo knew that his father was his best friend and wanted the best for the whole family.
Carlo, in his new school and on his first day of classes, found a pleasant atmosphere. All his classmates welcomed him as if they had known him for many years.
The vast majority of the students had studied at the school since elementary school, so many of them knew each other.
That fourth year of diversified education attracted a lot of attention at the São Paulo high school.
Carlo was not the only newcomer, with him came 25 girls.
In fact, along with Carlo, students graduated from the Santa Luisa school, which only provided basic education.
Father Leon, along with the teaching staff, performed a welcoming ceremony for all the students and in their words emanated a feeling of kindness, love, and commitment to the school to all of them.
Everyone got together and created a beautiful atmosphere, full of brotherhood, friendship, and joy.
The classroom that was assigned to Carlo was the so-called "B" section, with 30 wide, comfortable desks, and a large green blackboard that was two meters wide by I don't know how high.
Yes, I know that this last measure is somewhat strange, but whoever gave me the information did not know how to be clear and, well, this is what it is; a thousand apologies to the reader.
The first day was a presentation of the professors with introductions of each subject and it was so joyful that it felt like it went by very fast.
For Carlo, it was great because he was invited to play soccer the next day after school.
Soccer was his passion; a characteristic that coincided with his father Giovanni, who had been a soccer player in his country; he played for many years with A. C. Milan.
That night Carlo did not sleep because of the anxiety of the next day's game.
Classes ended and all the kids gathered on the field to assemble the two teams.
Javier Grande, uno de los chicos que habían aportado la idea de jugar, se autoproclamó capitán de uno de los equipos y pido que se armara el otro equipo.
Big, a rather tall guy with blond hair that made him look like an English rock star, shouted loudly:
-The new one is from my team. -Referring to Carlo.
With it he told Carlo that he was going to play defense; the rest of the team had already been put together beforehand.
Grande along with Bustamante, Diaz, and Moreno were the leaders of the school, everyone knew them and had come to the school as children.
Carlo, noticing the way Grande was leading, thought it was very good to be by his side, it was like having a high status in the school.
Diaz was as tall as Grande, but with a dark complexion, Moreno was of medium height, with white skin, shoulder-length hair, and a face like an old woman who could not be outdone by a deer, hence he was called "Abuelo" (grandfather).
Bustamante was everyone's friend, the merchant himself, he was the shortest in the group; they called him the dwarf.
The dwarf sold game prints, notebooks, pencils, porn magazines, and so on.
No, it wasn't Arab, it was Creole, very much a pile of piles.
The match was impeccably played, all the players put in their best effort and the end was a draw between the two teams.
It was not possible to go to the extension, because the night was approaching, the school was to be closed and everyone had to leave for home.
Grande, congratulated Carlo on his good performance in defense and told him that he would put him in midfield the next day.
Carlo felt joy at the news, he would be moved to another important position in the team and had been accepted into the Grande group; he was now a member of the influential.
So the days of classes and soccer games went by, Carlo was making good friends, he joined the school, he got to move to the forward position and the sports teacher called him the spoiled one.
Everything was going very well until a meeting of parents, representatives, and teachers, Giovanni and Paola, found out that their son was not getting good grades.
This news was not well received by Giovanni and he went out like a madman towards home to eat Carlo alive, while further back went the pretty and sweet Paola telling Giovanni that it was necessary to look for the reasons, that he could not fall with a reprimand if he listened to his arguments.
Giovanni stopped, turned around, and with his blue eyes transformed into infernal fire, he looked at Paola and the look was so horrible that the sweet woman was in total silence. They got into the car and left for home.
Well, Carlo got all the swear words he could think of when Giovanni came home.
-I'm spending a fortune, on school, books, and stationery, and you come out with this? -said Giovanni between one rude remark and another.
And not only Carlo paid for the broken palm, but Paola also received her due for spoiling.
-I had even bought a motorcycle for that brat because every day he told me that everything was going well and that soccer was the best. -Another of what Giovanni said to his wife in his anger.
Carlo knew his father was right, he had no argument to defend himself, he had given priority to soccer and not to subjects.
The only thing he could do in his defense was to promise that for the next term he would improve his grades.
Maybe Giovanni gave him the motorcycle on his birthday.
The only thing Carlo could do in his defense was to promise that for the next term he would improve his grades, but the content of the books, the lectures given by the professors did not enter his brain and the grades were still on the floor.
And then came to the news awaited by many in the school, Professor Martinez, the sports teacher, a pedantic man with a mustache that was not well defined, informed the students that the inter-school games were approaching and that all those who had good grades could apply to belong to the teams of the different disciplines.
Carlo felt that he had the best grades in the subject of Martinez. But life was not all roses, the teacher, when he finished his announcement, called Carlo and told him that he could not belong to any team, especially the soccer team, because his grades in the rest of the subjects were terrible.
In other words, Carlo, in order to be a member of the school soccer team, had to have good grades in all subjects and that was an impossible mission to do in three months.
Good Father Leon came up with the idea of creating teams of good students who would help those who were having trouble with grades.
Parents, representatives, teachers and students took the idea as a good one.
Professor Yolanda, a slender, spinsterish girl; quite thin, with honey-colored eyes, as small as a bedside table, with big glasses, bigger than her own face, but with fantastic humor, was assigned to create the teams and put them together.
Carlo's turn came, he was called by teacher Yolanda and in the interview, he was introduced to his teammate, who would be in charge of helping him raise his grades; his classmate, Annetta, a beautiful blonde girl with green eyes, also of Italian descent.
For Carlo, that was a surprise, the girl he considered the prettiest girl in his classroom would help him improve.
He had finally got a reason to talk to her, because he couldn't find the words before; he liked the girl a lot.
She was happy too, but she didn't show it. She really liked that energetic boy, who was running back and forth on the court, chasing a ball like a dog on the hunt.
The pair met at different times to study, she with her determination to help him and he with his thoughts on soccer.
Two weeks passed and Yolanda called Annetta to let her know how the process with Carlo was going.
Annetta's response was:
-Carlo, you haven't made much progress, I think you have the potential, but we haven't made any progress. If you give me one more week, I promise he will exceed expectations.
Yolanda agreed, with the caveat that she would call the parents and assign another student.
-Only one week, no more. -said Professor Yolanda.
The next meeting between Annetta and Carlo came, they started as usual, some rolls, lemonade and when they had to concentrate on their studies, Annetta raised her voice.
-Enough of wasting time, enough of you not getting better at being good, it's time for you to saddle up or tell me if you don't want to see me anymore.
As Annetta finished those words, she placed both her hands on Carlo's right hand and pressed hard.
The sky darkened, lightning came out of the clouds, thunder sounded deafening, birds flew in haste to seek shelter and so from one second to the next a very bright, celestial-like light flooded the room, it was so bright that both felt it blinded them until the intensity degraded to bring them back to reality.
A few days later, Carlo began to improve his grades. The improvement was so great that everyone celebrated the fact that the school's best forward was going to participate in the intercollegiate.
June 1978 arrived, Giovanni and his wife Paola, together with other representatives, were happily at the Don Bosco Theater, witnessing the graduation ceremony of their son Carlo.
Father Leon led the event and joy was in every corner of the hearts of those present.
In June 1978, the first one, the FIFA World Cup Argentina 1978 was held and Giovanni could not give that trip to Carlo, but he did tell him that he had always trusted him, and that he knew he would succeed in one of the many challenges.
More than father and son, they were friends.
Carlo went on to college to study engineering.
Parents regularly know what is best for their children.
Children often discover very late in life that their parents are their best friends.
My participation for Hispaliterario 14 y mi invitación cordial para: @purrix y @lisrl26