Libro recomendado: La sociedad del cansancio de Han Byung Chul

Si hay un autor que me ha robado el interés, secuestrado mi atención y ha logrado que refresque mis ideas y propuestas es Byung-Chul Han , a pesar que sus últimos libros son repetitivos en puntos de vista.




Sé que el autor en sus nuevas producciones utiliza una ilógica binaria que propone como contrapartes extremas, que las supuestas claridades que indica tienen sus contradicciones, al punto que sus artificios retóricos nos hacen creer que al leerlo dominamos el pensamiento filosófico actual.

Sin embargo, el libro que quiero recomendarles, el cual llevó a la fama a Han, es el más acertado, inocente y cargado de pensamientos que no acercan a una reflexión verdadera para valorar nuestra actualidad, de los que el autor ha publicado y que es en la categoría de los best-seller el que puede dar aportes significativos.



La sociedad del cansancio de Byung-Chul Han es una producción que jugando con la metáfora construye una analogía para compartir dos discursos muy bien dimensionados: El social, donde habla del cambio que el individuo ha experimentado y cómo este ha influido en la sociedad y el discurso análogo del cuerpo como realidad micro y su correspondencia con la macro realidad que es la sociedad.




Estos dos discursos, cuyo paralelismo nutren una denuncia muy real, la cual considero muy acertada: pasar de manera inconsciente desde lo disciplinar hacia la productividad extrema.

Para Han, venimos de una sociedad con disciplina: entendía de reglas y prohibiciones, de mandatos y obediencias, valoraba el compromiso y el funcionamiento, donde el individuo correspondía con una exigencia externa.

Hoy estamos orgullosos, nos dice el autor, de haber roto esas
cadenas sin caer en cuenta del error que hemos cometido. Salimos de lo disciplinar para entrar en una espiral productiva que nos ahoga, tortura y nos tiene esclavizados.




La sociedad actual se rige por la productividad, es lo que determina el éxito, por ello la autoexigencia nos está hundiendo, proliferando como nunca la depresión, la cual obedece a elementos como son: la pérdida de la fe, el miedo al fracaso, vacío existencial y los sentimientos de inferioridad.

Afirma Han, que el adulto de hoy anhela dos poderes: tiempo y capacidad de realizar múltiples tareas, sueños que son indicios de la involución a la cual nos hemos sometido como grupo social, porque ellas no permiten la evolución del hombre, son demostraciones de nuestra hiperactividad donde el ego reina, sin que nos demos cuenta de ello, porque queremos hacer de todo, saber de todo, estar en todo y brillar en todo.




Para él, hemos perdido la contemplación como capacidad, por ello nos cansamos, nos pasamos el día agobiados, incapaces de pausar un momento y huimos de aquello que huela o parezca aburrimiento, sin darnos cuenta que es allí donde está nuestra verdadera humanidad.

Esto nos lleva a vivir únicamente en el “hacer”, el tiempo no alcanza para nada, lo cual nos hunde, haciendo que todo sea efímero, donde la trascendencia como necesidad básica sea sustituida por bienes, títulos y logros que no llenan ni satisfacen al hombre.

Han aborda la misión individual y nos hace ver el error del colectivismo de la misma, aunque todos anhelamos la autenticidad, como foco interno de nuestra alma, terminamos construyendo copias, haciendo que nuestra búsqueda por ser distintos termine hundiéndonos en un mundo de iguales.




De igual manera, propone el descanso como medicina, la contemplación como alternativa de solución ante este agobiante cansancio.

Un texto denuncia, que nos recuerda que el saber cuándo detenernos es lo que nos hace humanos, lo contrario a ello es lo que nos vuelve unas máquinas.





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