Saludos. Esta semana la amiga @damarysvibra en su columna quincenal nos invita a intercambiar ideas sobre la importancia de la conversación.
De muchacho era bastante reservado por lo que también era poco conversador. Fue en los tiempos de la Universidad donde agarré el gusto por conversar con los compañeros, aunque leyendo el contenido de la amiga @damarysvibra aquello que hacíamos estaba en la frontera entre conversación y debate. Cualquier tema nos servía para ensayar las opiniones más diversas y cada quien se las ingeniaba para pulir sus argumentos de la mejor forma posible.
Luego, cuando comencé a trabajar si participé en conversaciones propiamente dichas. Muchas veces los compañeros nos reuníamos en cualquier sitio luego de la jornada de trabajo y allí se daba rienda suelta a cualquier tema, humanos y divinos; las horas transcurrían sin que uno se diera cuenta y sin que se quisiera que ese gran tiempo llegara a su fin.
Cuando fui profesor de la Universidad siempre desarrollaba mis cursos en tono de conversación, aquello era algo que causaba mucha gracia a los alumnos puesto que la costumbre del tiempo era que los profesores fueran más directivos. Para ellos y para mí se fue haciendo normal convertir los espacios externos, como los bancos y el cafetín, en una extensión del aula de clases. Si teníamos que ceder el aula porque llegaba el siguiente turno nosotros continuábamos nuestras animadas charlas en cualquier parte. Esa fue una experiencia muy linda.
No me cuento en el grupo de los que son capaces de conversar de cualquier cosa, hay temas que para nada me entusiasman y considero una pérdida de tiempo participar en ellos. Tampoco dedico tiempo a conversar con cualquiera. Aunque en muchas oportunidades, en una cola o en una espera, me pongo a conversar con el primero que quiera ponerse conmigo. Mi esposa a veces me echa broma con eso, pero en esas conversaciones con desconocidos he encontrado muy buenos datos que me han sido de utilidad.
En general converso con aquellas personas que pueden mantener los temas a un nivel interesante, que se apasionan con sus ideas, me gusta sentir el entusiasmo de las otras personas cuando están conversando. En conversaciones grupales puedo pasar mucho tiempo callado escuchando, siempre me gusta observar con cuidado los puntos de vista de las personas.
En la iniciativa preguntan si sabes conversar. La verdad tengo mis dudas con eso, y creo que no. Como dije arriba no entro en cualquier tema de conversación; estoy en una etapa donde siento que pierdo el tiempo si hablo de ciertas cosas, eso seguramente que me saca de la categoría de buen conversador. Si hay alguien que me busque porque necesite ser escuchado siempre estoy dispuesto a prestarle la atención, esa es una situación distinta, donde lo humano se antepone al gusto o a la necesidad.
En la actualidad le doy mucha importancia a las posibilidades de conversar, agradezco cada oportunidad de poder hacerlas y procuro no desperdiciarlas, para mí se han vuelto una prioridad. Cada día se hace más pequeño el grupo con el que puedo hacerlo. La mayoría de mis amigos y familiares se han ido fuera, están lejos o no nos podemos ver por las dificultades propias del tiempo en que vivimos. Por eso también he aprendido a disfrutar de la alternativa que nos ofrece el teléfono y el internet.
Ocasionalmente hablo con mi hija que vive en Europa y con más frecuencia llamo a mi madre que vive en Barquisimeto. Me he dado cuenta que ella está en un tiempo donde tiene mucha necesidad de hablar, algo que se le hace difícil porque vive prácticamente sola. Así que planifico mis días dejando siempre el espacio para esa llamada diaria. Me imagino que si llego a sus años quizá yo también necesite conversar con alguien aunque sea por teléfono.
La conversación es un componente fundamental de nuestra vida social, es tan importante como el aire que respiramos o el alimento que consumimos. Estudios realizados en poblaciones muy longevas han descubierto que una de las características de esos grupos es tener gran actividad social, donde la conversación es permanente y cotidiana.
Por mi casa hay un grupo de señoras a las que admiro, un pequeño grupo como de cuatro o cinco. Ya todas deben superar largo los sesenta años. Cada tarde entre cinco y seis ellas se reúnen, siempre en la misma casa. Si llueve se van al interior y si no se quedan en el porche o en la acera. Allí pasan el rato como hasta las nueve de la noche cuando cada una retorna a sus hogares. Es una linda imagen verlas conversando tan animadamente. Siempre me he preguntado como son capaces de alimentar tantos temas durante tantos años…
He disfrutado mucho haciendo la publicación, agradezco a la amiga @damarysvibra por proponernos temas tan interesantes, nutritivos y sugerentes.
Gracias por tu tiempo.
Greetings. This week friend @damarysvibra in her biweekly column invites to exchange ideas on the importance of conversation.
As a boy he was quite reserved so he was also not very talkative. It was in my university days when I got the taste for conversing with my classmates, although reading the content of my friend @damarysvibra, what we did was on the border between conversation and debate. Any topic was useful to rehearse the most diverse opinions and everyone managed to polish their arguments in the best possible way.
Later, when I started working, I did participate in actual conversations. Many times we colleagues would meet in any place after the workday and there we would give free rein to any topic, human and divine; the hours passed without one noticing and without wanting that great time to come to an end.
When I was a professor at the University I always developed my courses in a conversational tone, that was something that caused a lot of grace to the students since the custom of the time is that the professors were more directive. For them and for me, it became normal to turn the external spaces, such as the benches and the cafeteria, into an extension of the classroom. If we had to give up the classroom because the next shift was coming, we would continue our lively chats anywhere. That was a very nice experience.
I do not count myself in the group of those who are able to talk about anything, there are topics that do not excite me at all and I consider it a waste of time to participate in them. Nor do I spend time talking to just anyone. Although on many occasions, in a queue or waiting, I start talking to the first person who wants to talk to me. My wife sometimes teases me about it, but in those conversations with strangers I have found very good information that has been useful to me.
In general I converse with those people who can keep the topics at an interesting level, who are passionate about their ideas, I like to feel the enthusiasm of other people when they are conversing. In group conversations I can spend a lot of time quietly listening, I always like to carefully observe people's points of view.
In the initiative they ask if you know how to converse. I have my doubts about that, and I don't think so. As I said above, I don't go into any topic of conversation; I'm at a stage where I feel I'm wasting my time if I talk about certain things, that surely takes me out of the category of a good conversationalist. If there is someone who seeks me out because they need to be listened to, I am always willing to pay attention to them, that is a different situation, where the human aspect comes before taste or need.
Nowadays I give a lot of importance to the possibilities to talk, I am grateful for every opportunity to do so and I try not to waste them, for me they have become a priority. Every day the group with which I can do it becomes smaller and smaller. Most of my friends and family have gone away, are far away or we cannot see each other because of the difficulties of the times in which we live. That is why I have also learned to enjoy the alternative offered by the telephone and the internet.
Occasionally I talk to my daughter who lives in Europe and more frequently I call my mother who lives in Barquisimeto. I have realized that she is in a time where she has a great need to talk, something that is difficult for her because she lives practically alone. So I plan my days always leaving space for that daily call. I figure that if I reach her years I may need to talk to someone too, even if it's over the phone.
Conversation is a fundamental component of our social life, it is as important as the air we breathe or the food we eat. Studies of very long-lived populations have found that these are people who engage in a great deal of social activity, where conversation is a daily activity.
Around my house there is a group of ladies I admire, a small group of about four or five. They must all be well into their sixties. Every evening five or six of them get together, always in the same house. If it rains they go inside and if it doesn't they stay on the porch or on the sidewalk. There they hang out until about nine o'clock at night when each one returns to their homes. It is a nice sight to see them chatting so animatedly. I have always wondered how they are able to feed so many topics for so many years...
I really enjoyed making the post, I thank friend @damarysvibra for coming up with such interesting, nourishing and thought-provoking topics.
Thank you for your time.
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