ESPAÑOL
Después de casi 3 años desde que se decretó la cuarentena radical en Venezuela para evitar la propagación del virus más terrible que nos ha tocado vivir en los últimos años, es imposible olvidar todo lo que tuvimos que pasar y todo lo que nos enteramos a través de las redes sociales y noticieros de cómo se estaba viviendo la enfermedad en otras partes del mundo e incluso aquí en el país. No fue fácil sobrellevar la angustia, la incertidumbre ante la situación, el no saber quién iba a sobrevivir, a simple vista parecía que la humanidad se iba a acabar y no íbamos a poder ver crecer a nuestros hijos ni conocer a nuestros nietos, fueron meses de mucha angustia.
Como la iniciativa se llama El amor en tiempos de pandemia, les voy a contar cómo viví esos amores de mi familia y cómo uno de ellos no acabó como nos hubiera gustado.
En 2020, después de 4 años, por fin iba a cumplir años el día que nací, que era el 29 de febrero. Mi mamá, para darme la sorpresa y pasar ese día conmigo, llegó el 24 de ese mes. Ya oíamos hablar de COVID pero en otros continentes, en ningún momento pensamos que iba a llegar tan pronto. Como mi mamá vive lejos y el viaje es de más de 12 horas en auto, no iba a venir un fin de semana sino a quedarse con nosotros un mes, así que su fecha de partida sería a finales de marzo. Todo iba genial ese cumpleaños lo celebramos en la playa y luego una tarta en mi casa, todo era felicidad.
Cuando el 13 de marzo decretaron la cuarentena radical, al principio no sabíamos exactamente lo que significaba, pero ya al día siguiente la policía y la guardia nacional estaban en la calle, cerrando todos los establecimientos que no vendieran productos de primera necesidad y todos los transportes públicos extraurbanos no funcionaban, y en ese momento nos asustamos. Mi madre se preguntaba cómo iba a volver a casa. Como entonces no se sabía nada, le dije: no te preocupes, todo volverá a la normalidad en una semana, son sólo medidas de seguridad. Qué equivocado estaba.
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Al mismo tiempo, el domingo 15 de marzo, durante unas prácticas de seguridad en la empresa donde trabaja, mi marido se fracturó el dedo meñique del pie izquierdo, por lo que le escayolaron y tuvo que guardar reposo durante más de 3 meses. Aquí estábamos, todos encerrados en casa, sin poder salir. La única que podía salir era yo para hacer la compra y cuando llegaba casi me desnudaba fuera para poder entrar.
Pasaba el tiempo y mi madre seguía angustiada por mi padre, llevan 42 años casados y temía que le pasara algo y ella no pudiera estar ahí, cuidándole. Esto no la dejaba dormir ni estar tranquila, mis hijos la entretenían durante el día, con juegos de mesa como bingo, dominó, ludo y muchos que tenemos en casa. Pero pasaron los meses, ella hablaba con mi papá todos los días, le decía que no saliera de la casa, que no dejara entrar a nadie sin desinfectarse, pero eso no la hacía sentir bien. Tenía miedo de que mi padre muriera y ella no estuviera allí. Una situación muy difícil. A finales de mayo, unos amigos del pueblo hicieron un viaje a la capital para buscar a la tía de uno de ellos y pidieron pasar a buscar a mi mamá. No puedo imaginar la felicidad de mi madre cuando por fin estaba en casa con el amor de su vida. Esa historia de amor terminó muy bien y gracias a Dios siguen juntos.
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En los meses que mi mamá estuvo en casa, mi hermana estuvo en el Hospital Central de Mérida con su esposo en terapia intensiva por COVID, esa era otra de las preocupaciones de mi mamá. El esposo de mi hermana siempre ha tenido deficiencias respiratorias y sufre continuamente de neumonía, así que el COVID no pasó en vano. Esta historia también tiene un final feliz, mi hermana está muy agradecida a los médicos y enfermeras que cuidaron de su marido y fueron tan atentos con ella en esa situación.
Mi siguiente historia es sobre mi cuñada y su marido, ambos trabajan en la salud pública, ella es médico y él era inspector de sanidad. Durante los meses que estuvimos encerrados no pararon de trabajar, yo los veía pasar a diario porque somos vecinos. A mediados de año empezaron a tener síntomas de gripe, mi cuñada se encerró inmediatamente en casa con su marido para no contagiar al resto de la familia, la única que podía entrar a atenderle era mi otra cuñada que es enfermera. Todos los días veía que su marido no mejoraba y le costaba respirar, así que ella misma llamó por teléfono para buscar un hospital donde pudieran recibirlo en ese momento en que había tantos enfermos en el país. El caso es que mientras estuvo hospitalizado ella no pudo verle porque también estaba enferma y en cuarentena en casa. Cuando falleció no pudo estar con él porque en aquella época no se permitía a nadie acercarse a él. Así que no sabe dónde está enterrado su marido. Sí, es una historia muy triste y en este momento las lágrimas corren por mis mejillas porque aunque pasen los años es algo que no podremos olvidar.
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El COVID nos afectó a todos de diferentes maneras, aprendimos que hoy estamos aquí y mañana no sabemos, que lo mejor es aprovechar el tiempo con tus seres queridos porque no sabes cuando no podremos estar. También nos enseñó a ver al personal de salud con otros ojos, recuerdo que hace unos años la gente hablaba muy mal de las enfermeras porque tenían mal carácter, no todas pero sí la mayoría. Después del COVID aprendimos y valoramos el trabajo que todos ellos hacían y hacen por la gente, para estar ahí en su trabajo hay que tener convicción, ética y vocación de servicio y ahora son los héroes de la humanidad.
Esta fue mi participación aceptando la invitación de mi amiga @tibaire para sumarme a la iniciativa de Amor en los tiempos de COVID propuesta por @charjaim para la comunidad Holos &Lotus. Invito a mis amigas @lina1976, @soyaruska y @soyunasantacruz.
ENGLISH
After almost 3 years since the radical quarantine was decreed in Venezuela in order to prevent the spread of the most terrible virus that we have had to live in recent years, it is impossible to forget everything we had to go through and everything we learned through social networks and newscasts about how the disease was being experienced in other parts of the world and even here in the country. It was not easy to cope with the anguish, uncertainty about the situation, not knowing who was going to survive, at first glance it seemed that humanity was going to end and we would not be able to see our children grow up or meet our grandchildren, they were months of great anguish.
As the initiative is called Love in times of pandemic, I am going to tell you how I lived those loves of my family and how one of them did not end as we would have liked.
In 2020, after 4 years, I was finally going to have my birthday on the day I was born, which was February 29th. My mom, in order to surprise me and spend that day with me, arrived on the 24th of that month. We were already hearing about COVID but in other continents, at no time did we think I was going to be here so soon. As my mom lives far away and the trip is more than 12 hours by car, she was not coming for a weekend but to stay with us for a month, so her departure date would be at the end of March. Everything was going great that birthday we celebrated it at the beach and then a cake at my house, everything was happiness.
When on March 13 they decreed a radical quarantine, at first we did not know exactly what that meant, but already the next day the police and national guard were on the streets, closing all establishments that did not sell basic necessities and all extra-urban public transportation was not working, and at that moment we were scared. My mother wondered how she was going to go home. Since nothing was known at that time, I told her: don’t worry, everything will be back to normal in a week, these are just security measures. How wrong I was.
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At the same time, on Sunday, March 15, during a security practice at the company where he works, my husband fractured the little toe of his left foot, so he was put in a cast and had to rest for more than 3 months. Here we were, all locked up in the house, unable to go out. The only one who could go out was me to do the shopping and when I arrived I almost undressed outside to be able to go in.
Time went by and my mother was still anxious about my dad, they have been married for 42 years and she was afraid that something would happen to him and she would not be able to be there, taking care of him. This did not let her sleep or be calm, my children entertained her during the day, with board games like bingo, dominoes, ludo and many that we have at home. But the months went by, she talked to my dad every day, he told her not to leave the house, not to let anyone in without disinfecting herself, but that did not make her feel good. She was afraid that my dad would die and she would not be there. A very difficult situation. At the end of May, some friends from the town made a trip to the capital to look for the aunt of one of them and asked to pass by looking for my mom. I can’t imagine my mother’s happiness when she was finally at home with the love of her life. That love story ended very well and thank God they are still together.
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In the months that my mom was at home, my sister was in the Central Hospital of Merida with her husband in intensive care because of COVID, that was another of my mom’s worries. My sister’s husband has always had respiratory deficiencies and suffers continuously from pneumonia, so the COVID did not happen in vain. This story also has a happy ending, my sister is very grateful to the doctors and nurses who took care of her husband and were so attentive to her in that situation.
My next story is about my sister-in-law and her husband, who both work in public health, she is a doctor and he was a health inspector. During the months we were locked up they did not stop working, I saw them passing by daily because we are neighbors. In the middle of the year they began to show flu symptoms, my sister-in-law immediately locked herself in her house with her husband to avoid infecting the rest of the family, the only one who could go in to treat him was my other sister-in-law who is a nurse. Every day she saw that her husband was not getting better and it was hard for him to breathe, so she phoned herself to look for a hospital where he could be received at that time when there were so many sick people in the country. The fact is that while he was hospitalized she could not see him because she was also sick and in quarantine at home. When he passed away she could not be with him because at that time no one was allowed to come near him. So she does not know where her husband is buried. Yes, it is a very sad story and at this moment tears are running down my cheeks because even if the years go by it is something that we will not be able to forget.
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The COVID affected us all in different ways, we learned that today we are here and tomorrow we don’t know, that the best thing to do is to take advantage of the time with your loved ones because you don’t know when we won’t be able to be there. It also taught us to see health care workers with different eyes, I remember that a few years ago people spoke very badly about nurses because they had a bad temper, not all of them but most of them. After COVID we learned and valued the work that all of them did and do for people, to be there in their work you have to have conviction, ethics and vocation of service and now they are the heroes of humanity.
This was my participation accepting the invitation of my friend @tibaire to join the initiative of ]Love in the times of COVID](@charjaim/el-amor-en-los-tiempos) proposed by @charjaim for the Holos &Lotus community. I invite my friends @lina1976, @soyaruska y @soyunasantacruz.
