La primera vez que escuche sobre el COVID, me parecía que me hablaban de algo distante, precisamente por estar en otro continente, que solo vería o sabría de esta enfermedad por medio de noticias y precisamente al ver que cada vez más países reportaban la llegada de este virus, comencé a alarmarme, así un viernes mientras estaba en la oficina cuando se declaró de manera oficial la llegada del COVID a nuestro país no lo podía creer, ese fin de semana decretaron la cuarenta y fueron dos años totalmente atípicos para todos.

Entre las normas y medidas de bioseguridad, estaba el distanciamiento social, la razón principal, la trasmisión del virus era de persona a persona, ese distanciamiento, no solo implicaba guardar distancia entre unos y otros, era también no abrazar, no dar la mano, no saludar con besos en la mejilla, no sé en el resto del mundo, pero creo que para los venezolanos esta fue la norma más difícil de acatar, porque los venezolanos amamos abrazarnos, besar, tomarnos de la mano.

Por otro lado, como era de esperarse junto a la llegada del COVID y las medidas llego, el miedo y la indiferencia de muchas personas, más de uno al toser mucho se aterraba, pues pensaba que se había contagiado, algunos apenas salían de sus hogares y no falto el que apenas abría la puerta para dejar pasar las compras, pues hasta a sus familiares les prohibió la entrada.

Pero, también desde mi perspectiva algunos sacaron lo mejor de ellos y así fuera con acciones o comportamientos diferentes mostraron y dieron amor a conocidos y desconocidos, en mi caso aún en medio de la pandemia me dediqué hasta que fue posible para atender a los animales que podía y encontraba en mi camino, era más difícil, sí, pues muchos no lo comprendían y hasta para subirse al metro o pasar una alcabala era un dilema, hasta para los veterinarios, pues para muchos un animalito no era una prioridad, pero miren como actualmente una gran cantidad de caninos del mundo están rescatando personas en Turquía y Siria.

En casa me dediqué a realizar yo las compras, pues al ser mi madre y mi abuela parte del grupo más vulnerable, por ser de la tercera edad, prefería que se quedaran resguardadas para que no se expusieran. Algo que me conmovió sobre manera durante esos dos años, era ver las escenas de médicos y enfermeras apoyando y acompañando a esos pacientes que estaban en los hospitales y tiendas, lejos y solos, sin poder ser vistos o visitados por sus familias, sobre todo en sus momentos finales, de solo verlo no podía procesar lo que estos podrían sentir en ese escenario, no debe ser algo fácil, pero solo aquellos con verdadera vocación, pueden tener la subiente calidad humana, fuerza y corazón para estar al lado de alguien a quien apenas se conoce y apoyarlo en sus últimos momentos, por ejemplo tengo vecinos que son médicos y enfermeras una de ellas trabaja en un hospital pediátrico y no fue nada fácil atender niños con esta enfermedad, cuando sabes que están entre la vida y la muerte, los niños siempre logran conmovernos con su inocencia.

Ahora bien, si algo aprendí en estos dos años es la importancia de mostrarle a quienes amas, tus sentimientos por ellos, porque nunca sabes qué puede pasar, tal vez vas a dormir y al despertar ya no están, tal vez salen y no regresen o tal vez nosotros seamos los que nos+ volvamos, así que el momento para mostrar amor es ahora, para perdonar, reconciliarse, para la tolerancia y comprensión, en pocas palabras es el momento de que el amor sobreabunde, es más importante nuestra seguridad y salud, que los momentos o tiempo que podamos dedicar a un empleo, por más que necesitemos de esa fuente de ingreso, si algo nos sucediera, simplemente buscarían un reemplazo, pero para nuestros familiares y seres queridos no tenemos reemplazo y los momentos que dejemos de pasar con ellos no volverán.

En resumen, la llegada del COVID trajo miedo, separación, pero en muchos casos también saco lo mejor de muchos, quienes apoyaron de distintas maneras cada uno desde su trinchera o lugar, tal vez en un hospital, tal vez a algún vecino enfermo o que por su edad no era prudente que saliera, tal vez apoyando prestando algún servicio que era de primera necesidad, en fin hay tantas maneras de apoyar que mencionarlas todas sería imposible, pero creo que la pandemia también nos demostró lo que las personas dispuestas a dar amor, sin esperar nada a cambio, son capaces de hacer hasta en el peor de los escenarios, así culmina esta publicación de mi participación en la iniciativa El amor en los tiempos del Covid/ Esa vida nuestra, me retiro esperando que mis amigas @cirangela y @dayadam se animen a participar y recordándoles que si lo desean pueden compartir conmigo sus comentarios.

The first time I heard about COVID, it seemed to me that they were talking about something distant, precisely because I was in another continent, that I would only see or know about this disease through the news and precisely when I saw that more and more countries were reporting the arrival of this virus, I began to be alarmed, so one Friday while I was in the office when it was officially declared the arrival of COVID to our country I could not believe it, that weekend they decreed the forty and were two totally atypical years for everyone.

Among the rules and biosecurity measures, there was the social distancing, the main reason, the transmission of the virus was from person to person, that distancing, not only implied keeping distance between people, it was also not hugging, not shaking hands, not greeting with kisses on the cheek, I do not know in the rest of the world, but I think that for Venezuelans this was the most difficult rule to abide by, because Venezuelans love to hug, kiss, hold hands.

On the other hand, as expected, along with the arrival of the COVID and the measures came the fear and indifference of many people, more than one was terrified when he coughed a lot, because he thought he had been infected, some barely left their homes and there were those who barely opened the door to let their shopping pass, because even their relatives were forbidden to enter.

But, also from my perspective, some brought out the best of them and even with different actions or behaviors they showed and gave love to acquaintances and strangers, in my case, even in the middle of the pandemic I dedicated myself until it was possible to take care of the animals that I could and found on my way, It was more difficult, yes, because many did not understand it and even to get on the subway or to pass a police station was a dilemma, even for veterinarians, because for many an animal was not a priority, but look at how currently a large number of canines in the world are rescuing people in Turkey and Syria.

At home I did the shopping myself, since my mother and grandmother were part of the most vulnerable group, being elderly, I preferred to keep them sheltered so that they would not be exposed. Something that moved me greatly during those two years, was to see the scenes of doctors and nurses supporting and accompanying those patients who were in hospitals and stores, far away and alone, unable to be seen or visited by their families, especially in their final moments, just seeing it I could not process what they could feel in that scenario, it must not be easy, but only those with true vocation, can have the subtler human quality, but only those with true vocation, can have the subtler human quality, the subtler human quality, the subtler human quality, the subtler human quality, the subtler human quality, the subtler human quality, and the subtler human quality, For example, I have neighbors who are doctors and nurses, one of them works in a pediatric hospital and it was not easy to take care of children with this disease, when you know that they are between life and death, children always manage to move us with their innocence.

Now, if I learned anything in these two years is the importance of showing those you love, your feelings for them, because you never know what can happen, maybe you go to sleep and when you wake up they are gone, maybe they go out and do not return or maybe we are the ones who do not return, so the time to show love is now, to forgive, to reconcile, for tolerance and understanding, in short it is time for love to abound, it is more important our safety and health, than the moments or time we can dedicate to a job, as much as we need that source of income, if something were to happen to us, they would simply look for a replacement, but for our family and loved ones we have no replacement and the moments we stop spending with them will not come back.

In summary, the arrival of the COVID brought fear, separation, but in many cases it also brought out the best in many, who supported in different ways each one from their own trench or place, maybe in a hospital, maybe a neighbor who was sick or because of their age it was not prudent for them to go out, maybe supporting by providing a service that was of primary need, in short, there are so many ways to support that it would be impossible to mention them all, but I believe that the pandemic also showed us what people willing to give love, without expecting anything in return, are capable of doing even in the worst of scenarios, thus culminates this publication of my participation in the initiative [Love in the times of Covid/ That life of ours]( https: //peakd. com/hive-131951/@charjaim/el-amor-en-los-tiempos), I leave hoping that my friends @cirangela and @dayadam are encouraged to participate and reminding them that if they wish they can share their comments with me.