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Hola, querido hiver.
Ayer participé en el Hive Humpday Hangout Ep.13, un evento en vivo que @ph1102 presenta en el servidor de Discord de Ecency. En esta ocasión compartimos sobre lo que hacemos cuando experimentamos el temido bloqueo del escritor. Pensando en lo que conversamos y tras reposar el aluvión de ideas que se dijeron, me han inspirado las siguientes letras.
El mayor miedo de un escritor: el bloqueo. La página en blanco. Me pregunto cuánto hay de necesidad de sentirnos importantes, de que alguien nos lea y nos diga lo buenos que somos en algo.
Pienso que entre los escritores hay mucha necesidad de sentirse valorado y querido. Por fortuna encontramos en el papel, o ahora en el formato digital, un fiel amigo que soporta el universo completo de nuestras angustias. Se transforma en el oído que nos escucha, en el hombro sobre el que lloramos una y mil veces nuestras miserias que no son nada más que cobardía.
Miedo. Al qué dirán quienes te leen. Al “tenía que haberlo escrito de otra forma”. A las erratas. Al desprecio. El peor de todos, el miedo a ser ignorado.
Temor a publicar. A dejar ir el fruto de tus desvelos como una madre teme el vuelo de sus retoños. El pánico ante el éxito y el cumplimiento de tus sueños. Porque, después, ¿qué encontrarás? Te aterra el posible vacío posterior. Un nuevo bloqueo.
Vergüenza. De que se rían de ti. De que descubran el impostor que crees que eres. Te han dicho cientos de veces lo bien que te expresas, pero para ti solo existe aquella única vez en la que alguien que ni te recuerda criticó una minúscula falta.
Sin embargo sigues escribiendo. Porque es un fuego que te quema las entrañas, que pugna por salir como el magma de un volcán buscando su chimenea. Porque lo necesitas como el aire que respiras. Porque cuando plasmas lo que pasa por tu mente te sientes libre por unos momentos. Vuelas, saltas, corres, buceas. Te fundes con el Universo. Eres feliz.
La experiencia, dicen, te va curtiendo y facilita la tarea. Cuanto más escribes más ideas se te ocurren para escribir.
Una rutina establecida es un agarre de seguridad. Te sientas a escribir, aunque solo sea para decir que no sabes qué poner porque todo te parece absurdo. Pulsas las teclas sin parar y cuando revisas encuentras alguna que otra perlita. Misión cumplida por esta vez.
Otra opción es cambiar de tarea si te atascas. Sales a pasear, si es posible por lugares diferentes a los cotidianos. Percibir estímulos distintos también se puede lograr sin salir de casa. Por ejemplo, puedes ver una película, un vídeo acerca de un tema que te interese, leer un libro o escuchar música evocadora. Cuando estás en el agujero cavar con más ahínco solo te lleva a sumirte en su profundidad.
Por encima de todo lo anterior, disfruta del proceso. Escribe cualquier idea que se te pase por la cabeza. ¿Te parecen locas? Mejor. Nadie las va a ver si no lo deseas, déjalas que reposen en tu aplicación o cuaderno de notas. Regresa a ellas en tu siguiente bloqueo y que el instinto te guíe. Confía en ti.
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Hi, dear hiver.
Yesterday I participated in the Hive Humpday Hangout Ep.13, a live event that @ph1102 hosts on the Ecency Discord server. This time we share what we do when we experience the dreaded writer's block. Thinking about what we talked about and after resting on the barrage of ideas that were said, I have been inspired by the following lyrics.
A writer's greatest fear: writer's block. The blank page. I wonder how much we need to feel important, to have someone read us and tell us how good we are at something.
I think that among writers there is a great need to feel valued and loved. Fortunately we find in paper, or now in digital format, a faithful friend who supports the whole universe of our anxieties. It becomes the ear that listens to us, the shoulder on which we cry over and over again our miseries, which are nothing more than cowardice.
Fear. Of what those who read you will say. Of "I should have written it differently". Of typos. Of scorn. The worst of all, the fear of being ignored.
Fear of publishing. Fear of letting go of the fruit of your labours as a mother fears the flight of her offspring. The panic of success and the fulfilment of your dreams. Because, afterwards, what will you find? You are terrified of the possible emptiness afterwards. A new blockage.
Embarrassment. Of being laughed at. Of them discovering what an impostor you think you are. You've been told hundreds of times how well you express yourself, but for you there is only that one time when someone who doesn't even remember you criticised a tiny mistake.
Yet you keep on writing. Because it is a fire that burns your insides, that struggles to come out like the magma of a volcano looking for its chimney. Because you need it like the air you breathe. Because when you capture what goes through your mind you feel free for a few moments. You fly, you jump, you run, you dive. You merge with the Universe. You are happy.
Experience, they say, makes you tanned and facilitates the task. The more you write the more ideas you come up with to write.
An established routine is a secure grip. You sit down to write, even if it's just to say that you don't know what to write because it all seems absurd. You hit the keys without stopping and when you check you find the odd little pearl. Mission accomplished for once.
Another option is to switch tasks if you get stuck. You go for a walk, if possible in places other than your everyday places. Perceiving different stimuli can also be achieved without leaving the house. For example, you can watch a film, a video about a subject that interests you, read a book or listen to evocative music. When you are in the hole, digging deeper will only lead you to sink deeper.
Above all else, enjoy the process. Write down any ideas that pop into your head. Do they sound crazy? So much the better. No one will see them if you don't want them to, let them sit in your app or notebook. Come back to them on your next block and let instinct guide you. Trust yourself.
Translated with DeepL
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