Muchos de los que hoy somos cinéfilos, y otros que lograron pasar a niveles superiores (guionistas, realizadores), nos iniciamos en el gozo y cultivo de la cultura cinematográfica en esos añorados espacios y grupos que fueron los cineclubes. Es mi caso y el de otros entrañables amigos, algunos ya fallecidos. Así, recuerdo que, a través de las oficinas culturales de las embajadas (de Francia, Alemania, España, etc.), se accedían a ciclos de cine por autor, época o temas, y por esa vía “descubrimos” los pivotes del cine del siglo XX.
Esto lo traigo a colación porque quiero referirme, aunque sea brevemente, a uno de esos cimientos del cine, el cineasta y escritor francés René Clair, quien muriera un 15 de marzo de 1981. En mi visión del cine como arte, ilusión y poesía, resuenan varios de sus filmes –cortos o mediometrajes–, de los que pude deleitarme entonces.
René Clair tiene en su haber ser el realizador de uno de los primeros filmes (si no el primero) de propósito conscientemente vanguardista. Me refiero a Entreacto, cortometraje hecho en 1924, con la asistencia del artista plástico Francis Picabia, quien fuera guionista y actor en él, impulsor del dadaísmo. Animado por la conciencia ideológica y estética dadaísta y, en parte, surrealista, somos espectadores de un experimento fílmico en el que se nos muestra un conjunto de escenas y secuencias aparentemente inconexas (la ilogicidad o irracionalidad es central en estos movimientos vanguardistas), cargadas de una atrevida poesía, que la pieza musical de Erik Satie acompaña.
Pueden verlo a continuación
Un año después (1925), Clair hizo una hermosa pieza cinematográfica, una de las que más aprecio sentimentalmente. Hablo de París dormida (“durmiente”, me gusta más como traducción interpretativa), un mediometraje en el que se nos ofrece una sugestiva y poética visión de París en una mañana, a través de la vivencia del guarda de la Torre Eiffel, quien despierta y percibe que toda la ciudad y su gente está dormida. Con un carácter fantástico, el hermoso trabajo fotográfico y de cámara, aparte de consumar un bello homenaje a la ciudad y a ese monumento de la modernidad, nos convierte en espectadores de un onirismo realista.
Aquí un trozo del filme:
Por supuesto, René Clair llegó a realizar muchos otros filmes a lo largo de su vida. Destaco estos dos por el valor que poseen para el desarrollo del arte cinematográfico. De filmes posteriores a esas fechas, que he podido ver, les dejo estos fragmentos (disponibles en YouTube) de algunos que me gustan: Viva la libertad, El silencio es de oro y La belleza y el Diablo.
Referencias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Clair
https://www.filmaffinity.com/ve/film607299.html
https://www.filmaffinity.com/ve/film716080.html
https://www.filmaffinity.com/ve/film978188.html
https://www.filmaffinity.com/ve/film829033.html
Gracias por su lectura.
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