Risingstar - Concurso la Historia de la Semana con MOLLY: la estrella de las redes sociales


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Molly: la estrella de las redes sociales

A primera vista, Molly era feliz. Tenía todo lo que había soñado: era bella, admirada y famosa en todas las redes sociales. Sus seguidores, que eran millones, se hallaban en cualquier parte del mundo y eran capaces de hacer por ella lo inimaginable con tal de defenderla. Este éxito le había traído jugosos contratos con marcas importantes que deseaban que ella fuera la embajadora o la imagen de sus campañas publicitarias.

Pero desde hacía meses, Molly había caído en un estado de apatía y de incertidumbre:

_¿De qué me sirve tanto dinero si ya lo tengo todo? –se preguntaba en el espejo cada vez que se veía en él.

_¿De qué me sirve ser famosa si lo que quiero ahora es privacidad, caminar por las calles sin ser reconocida? –pensaba cada vez que sus representantes le decían que no podía salir desarreglada de la habitación del hotel porque afuera había fotógrafos.

Sus historias y videos en las redes mostraban una Molly feliz y superficial, interesada exclusivamente en la moda, en los sitios turísticos y lugares de lujos. Ella sentía que se había convertido en un personaje, solo para agradar a la gente, y que la verdadera Molly estaba escondida dentro de ella.


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Por esa época hubo una tragedia en un pueblo donde Molly había crecido: Cumanacoa. Aunque Molly quiso intervenir desde el principio y ayudar a la gente, sus representantes le recordaron que aquel tipo de evento no era del interés de sus seguidores, que su contenido giraba en torno a publicitar sitios, hablar de marcas, comidas, y aunque Molly estuvo en desacuerdo con aquel planteamiento, debió hacerles caso.

Sin embargo, llegó un momento en el que el desastre causado por la naturaleza adquirió proporciones gigantes y todo el pueblo de Cumanacoa pedía ayuda. Entonces Molly, contraviniendo las recomendaciones de sus representantes, tomó una mochila y se fue hasta el pueblo que la había visto nacer.

Al llegar al lugar no era la famosa Molly, sino una más que estaba allí para ayudar. Así que se puso unas botas, se dobló los ruedos de los pantalones y comenzó a sacar escombros para ayudar a la gente. Fueron horas difíciles y tristes, sobre todo porque por más que intentaban, el río desbordado había dejado a muchas familias sin nada.

Cuando todos se estaban dando por vencidos y habían perdido todas las esperanzas, Molly tuvo la idea de pedir ayuda a todos sus seguidores. Fue cuando compartió su video más personal, el más íntimo, donde contaba todo lo que aquella gente, que la había visto crecer, estaba sufriendo:

_Yo sé que están acostumbrados a ver una Molly arreglada, pulcra –dijo la joven llena de lodo y despeinada- Pero esta también soy yo. Ahorita estoy en el pueblo de mi familia, al lado de la gente que nos necesita. Hagamos magia y demostremos todo el amor y el bien que llevamos dentro.


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La respuesta fue inmediata: no solo llegaron personas de todas partes con ganas de trabajar para que el pueblo volviera a ser el de antes, sino también enviaron recursos económicos, alimentos, ropas y hasta materiales de construcción para hacer nuevas casas y escuelas. Como si fuera un hada madrina, Molly empezó a dirigir la reconstrucción del pueblo y a medida que montaba sus imágenes o videos en las redes, llegaban mensajes de personas que querían colaborar de cualquier manera.

Después de eso, Cumanacoa volvió a ser un hermoso pueblo y Molly seguía siendo la estrella de las redes, pero ahora su contenido servía para cooperar con la gente. Ayudaba tanto, que Molly más nunca sintió vacío y descontento con lo que hacía. Por el contrario, descubrió la esencia del poder que tenía: sentir empatía por el otro.

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Gracias por vuestra lectura y comentario. Hasta una próxima historia

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