Concurso de literatura La Abeja Obrera | Dulce Visión/ por @gilliatt

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Saludos habitantes de este vasto y hermoso multiverso llamado #hive, en esta oportunidad y atendiendo la invitación del amigo @jesuspsoto para el Concurso La abeja obrera, homenaje al maestro Miguel de Cervantes Saavedra, en la comunidad #celfmagazine, les traigo este micro relato de 350 palabras, que se convirtió en un verdadero reto.

Espero estar a la altura del concurso.

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Dulce visión.

Aquella noche en la universidad el calor no me dejaba dormir, así que me fui a la biblioteca, allí comenzó todo, entre aquellos libros pude encontrar una edición muy vieja del Quijote, la tomé con mucho cuidado y mientras la leía pude notar detrás de mí una presencia y un perfume maravillosos que invadieron toda la estancia.

Sentí miedo, pero respire profundo y continúe, en principio no pude distinguir más que una sombra, luego y solo por un instante se dibujó ante mi el rostro más hermoso que jamás pude siquiera imaginar.

Esa noche me fui a la cama acompañado de aquel bello rostro y su perfume, entre molinos y dudas.

A la mañana siguiente me preguntaba qué significaba todo aquello, solo pensaba en ella, en su rostro y lo que implicaba aquel encuentro, ya nada sería igual, solo esperaba la llegada de la noche.

Esta no tardó, volví a la biblioteca, pero por más que la esperé, ella no apareció.

Así transcurrió otro día con su noche y otro, y muchos más, sin lograr verla de nuevo.

Tiempo después, ya convencido de que todo había sido un sueño, continúe con mi vida, me gradué con honores y ya no pensé más en aquel suceso.

Hasta aquella noche, en la que fui avisado de un incendio en la universidad.

En un segundo me vi entre las llamas, aunque solo buscaba algo, debía rescatar ese viejo ejemplar del Quijote.

Pasé entre los estantes hasta encontrarlo, lo tomé entre mis manos y allí, en medio de aquel caos, tuve la imperiosa necesidad de abrirlo, y sin importarme nada, comencé a leerlo.

En ese instante el tiempo se detuvo, mientras aquel perfume lo cubría todo, entonces pude ver una vez más aquel bello rostro que me sonreía, y me incitaba a seguirla por entre las llamas, no lo pensé siquiera, solo me fui detrás de ella, en mi mente solo revoloteaba una frase, un nombre, que me había acompañado todo este tiempo y que, mientras se me escapaba la vida, tomó forma y brotó de entre mis labios:

"Mi Dulcinea"

Fin.

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