Es común el preguntarnos, en materia de oratoria, por dónde empiezo, qué es lo más provechoso que debo estudiar para iniciarme en el arte de hablar en público. Estas preguntas son el resumen de ese aluvión de interrogantes que muchos llegamos a hacernos, las cuales nos paralizan por no lograr una satisfactoria respuesta, y en el peor de los casos, porque no sabemos dónde formarnos para lograr responderlas.
Ahora bien, partamos del hecho que la oratoria es un arte, término que no debe entenderse como la modernidad y sus autores lo pregonan, sino como los maestros antiguos lo caracterizaban, en palabras del Profesor Laurent Pernot
Un sistema de reglas destinadas al uso práctico, de una producción técnica y de un oficio.
Es decir, la oratoria como arte es un conjunto de métodos razonados, que hacen posible la transformación de lo usual en algo extraordinario, de allí que lo primero y necesario de estudiar es la técnica oratoria, entendida como la estructura discursiva, la belleza estética y el dominio escénico.
El estudio de la oratoria desde estos aspectos nos darán la capacidad de conectar con el público, crear discursos adaptados al contexto y al momento, tener puestas en escenas estéticamente agradables, así como transmitir ideas con basamento lógico y fuerza persuasiva, asimilando cognitivamente el conjunto de principios que la rigen.
Siendo así, nuestro transitar en este arte será provechoso y fructífero, porque estaremos en condiciones prácticas de ejecutar los principios fundamentales, para progresar en la construcción y creación de enfoques propios, nacidos de una criticidad y una conciencia educada, para lograr lo que postuló Pablo Picasso:
“Aprende las reglas como un profesional, para entonces poder romperlas como artista”.
Al lograrlo estaremos haciendo de la oratoria un saber provechoso, útil y productivo.
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