Aladdin se despertó en un charco de sangre con ojos somnolientos, esparcidos por el desierto estaban los cadáveres de los soldados caídos. Todavía estaba tirado en el suelo sin poder hacer nada cuando sintió un dolor agudo en la cabeza, y lo último que recordaba era a un hombre que sostenía una rifa de pie junto a él. La mancha de sangre en sus manos lo hizo terrible, debo haber recibido un disparo, pensó mientras rastreaba de dónde goteaba la sangre.
"¡No! El hombre, el hombre de la rifa" dijo al ver una parte arrancada de él tirada sobre su cuerpo. El cuerpo fue desgarrado en partes. Su mente comenzó a recordar lo que había sucedido antes, no era el hombre con una rifa lo que lo había perseguido, eran las hienas en la cueva que los habían perseguido hasta el desierto.
La risa de las hienas lo asustó. Soñoliento, giró la cabeza hacia la dirección de donde provenía el sonido y vio a dos hienas de pie a unos metros con las lenguas protuberantes mientras avanzaban hacia él. Sabía que lo habían visto y no esperarían más para correr hacia él. Inmediatamente dio media vuelta y corrió hacia un Oasis. Si necesitaba sobrevivir por mucho tiempo, necesitaba fuerza para seguir corriendo. Las hienas caminaban de cerca mientras lo veían tambalearse en la arena con una rifa en sus manos. Disparó la rifa al aire con la esperanza de asustarlos, pero parecieron notar lo débil que estaba.
Aladdin cayó al lado del Oasis y bebió de él y cuando se volvió para mirar a las hienas que lo habían seguido de cerca, se dio cuenta de que ahora eran un gran número. No había forma de que sobreviviera a esto, pensó y realizó su rifa mientras seguía corriendo. Los disparos aleatorios impidieron que las hienas se acercaran a él de cerca, lo seguían de lejos. Era el atardecer, Aladdin sabía que no había lugar seguro para él, era el último soldado que quedaba en el campo y si nunca regresaba, nadie contaría el relato de lo que había sucedido. Ya estaba débil y desmayado y las hienas esperaban ansiosamente para devorar cuando vio que las hienas corrían por caminos separados en busca de un lugar seguro. He aquí, era una bestia que los había asustado. Aladino se desmayó y despertó al amanecer, no había ni bestia ni hiena. Realizó su rifa mientras viajaba de regreso al campamento para informar lo que había sucedido.
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Aladdin woke up in a pool of blood with drowsy eyes, littered on the desert were carcasses of fallen soldiers. He was still lying helplessly on the floor when he felt a sharp pain on his head, and the last thing he remembered was a man holding a raffle standing next to him. The smeared of blood on his hands made him dreadful, I must have been shot he thought as he traced where the blood dripped from.
"No! The man, the man with the raffle" he said as he saw a ripped off part of him lying on his body. The body was torn into parts. His mind started to recollect what had happened earlier, it wasn't the man with a raffle that had haunted him, it was the hyenas in the cave that had pursued them to the desert.
The laughing of hyenas frightened him. Drowsily he turned his head to the direction the sound was coming from and saw two hyenas standing a few meters with protruding tongues as they advanced toward him. He knew they'd seen him and wouldn't wait any further to dash toward him. Immediately he took to his heels and ran toward an Oasis. If he needed to survive for long, he needed strength to keep running. The hyenas walked closely as they watched him stagger on the sand with a raffle in his hands. He shot the raffle into the air hoping to scare them away but they seemed to notice how weak he was.
Aladdin fell beside the Oasis and drank from it and when he turned to face the hyenas that had followed him closely, he realized they were now in large numbers. There was no way he would survive this, he thought and held his raffle as he kept running. The random shooting kept the hyenas from approaching him closely, they kept following him from afar. It was sunset, Aladdin knew there was no safe place from him, he was the last soldier remaining on the field and if he never returned, no one would tell the account of what had happened. He was already weak and fainting and the hyenas eagerly waiting to devour when he saw the hyenas run in separate ways seeking for a safe place. Behold it was a beast that had scared them. Aladdin fainted and woke up at dawn, there was no beast nor hyena. He held his raffle as he journeyed back to the camp to report what had happened.
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