El secreto que guardo -relato

Si pudieras verla, tendrías la impresión de que se trata de una casa normal a pesar de que es antigua. Desde fuera cualquiera podría posar con ella de fondo, ya que su estructura es fantástica, su estilo para su época es moderna. Está rodeada de un gran jardín, aunque se ve descuidado y una valla metálica. Sin embargo, nadie sabe lo que esconde en su interior.

Mucha gente que pasa por allí o se detiene a admirarla, incluso los pocos vecinos que viven en esa comarca afirman que está embrujada, que se oyen ruidos extraños por la noche, que ven sombras en las ventanas. Pero nadie se atreve a entrar a comprobarlo, ni siquiera las autoridades, a pesar de las denuncias que existen. Por esta razón, el alcalde decidió que lo más conveniente era registrar la propiedad como patrimonio de la localidad, con el fin de atraer turistas. En realidad, él sentía temor de derrumbarla.

Un día, un grupo de adolescentes curiosos que vivían a hora y media del pueblo decidieron explorar la casa, a pesar de la mala fama que tenía y de las restricciones que las autoridades mantenían sobre la propiedad. Se colaron por una ventana rota y entraron en el salón. Lo primero que vieron fue un gran sofá de terciopelo rojo polvoriento y una chimenea llena de telarañas, también había un piano cubierto de suciedad y varios retratos de una familia que los miraba con severidad. Los chicos se sintieron intimidados, pero también intrigados. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Qué les había ocurrido?

Decidieron continuar investigando y subieron con cuidado la escalera de madera, temiendo caerse por lo viejo que era todo. Ya en el segundo piso encontraron varias habitaciones cerradas, intentaron abrirlas, pero no pudieron.Sin embargo, una de las puertas estaba entreabierta.

Era el dormitorio principal, donde había una gran cama con dosel, un armario lleno de ropa de otra época, un tocador con espejo y un cofre dorado.Los adolescentes se miraron y pensaron que habían encontrado un botín, así que se acercaron al cofre y lo abrieron lentamente. Dentro había un montón de cartas, fotos, joyas y otros objetos personales, todos empezaron a examinar cada objeto con interés. Y entre las cartas, encontraron una que les llamó la atención, estaba escrita con letra elegante y decía lo siguiente:

Amado esposo:

Te escribo estas líneas con el corazón roto. Estoy segura de que después de cenar vendrás a guardar tu reloj a nuestro cofre y descubrirás esta nota. He descubierto tu secreto, tu traición, tu doble vida, sé que tienes otra mujer, otra familia, otro hogar. Sé que me has mentido durante años, que nunca me has amado, solamente me has utilizado por el dinero que posee mi familia. No puedo soportar este dolor, esta humillación, esta desesperación. Por eso he tomado una decisión, quizá injusta para los demás, he envenenado tu comida, la mía, la de nuestros hijos, incluso la de nuestros criados, porque sospecho que varios de ellos te solaparon. Pronto todos nos encontraremos con la muerte, donde no podrás escapar de mí, espero verte, observar como te arrepientes de lo que has hecho, sufrir como yo he sufrido, pagar por tu pecado.

Adiós para siempre,
Tu infeliz esposa.

Los chicos se quedaron helados al leer la carta. No podían creer lo que acababan de descubrir, la casa no estaba embrujada como todos creían, sino maldita. La familia que allí vivía había muerto a causa de un amor traicionado, de un secreto fatal. Los cuatro adolescentes sintieron un escalofrío y una sensación de peligro, decidieron salir de la casa cuanto antes, pero cuando llegaron a la ventana por la que habían accedido estaba sellada y el cristal intacto, intentaron romperla y nada pudo romperla, corrieron hacia las puertas delantera y trasera y se dieron cuenta de que todas estaban cerradas con llave. Alguien o algo les había atrapado dentro. Alguien que no quería que se supiera la verdad, alguien que tenía sed de venganza por haberse metido con su oscuro secreto.

Aquella noche los vecinos oyeron gritos de niños y vieron sombras moverse dentro de la casa.