ESPAÑOL
📚Buenos días a todos los amantes de la literatura. Hoy les vengo a compartir mi participación en este 13° Concurso Hispaliterario convocado por @Hispapro, @jesuspsoto, @celfmagazine, @literatos, y @writingclub. El tema que debemos desarrollar en esta oportunidad se refiere al valor de la bondad, con motivo de celebrarse este 13 de noviembre, el “Día Mundial de la Bondad”. El reto consiste no sólo en abordar este tema tan especial sino incluir en el relato, dos de estas tres palabras: "Cuchillo, huracán, y niño". Esperamos ver grandes composiciones en esta oportunidad. Gracias a mi amiga @brujita18 por invitarme, y me complace invitar a mis amigos @juniorgomez y @popurri. Para todos los que deseen participar pueden hacerlo a través del siguiente enlace y seguir las reglas del concurso:
⏰ EL RELOJERO ⏰
Hace unos 1.500 años d.C, en una apartada isla europea, el Dr. Joaquín Edwards, un viejo científico que por puro pasatiempo solía fusionar las ciencias naturales con otras ciencias ocultas, logró encontrar en medio de su misticismo, una puerta que conducía a una dimensión desconocida sin tener que abandonar la materia, pero el trance que lo llevaba a ese espacio no duraba más de unos escasos minutos. En ese corto tiempo, lo que alcanzó a ver fue mágico, tan maravilloso que sentía cada vez más ansiedad por repetir la experiencia. Era un mundo transparente y puro donde no había rastros de maldad ni ninguno de los antivalores que azotaban despiadadamente al mundo en aquel entonces, ni hablar de hoy en día que ese deterioro social se ha multiplicado.
En su empeño por permanecer más tiempo allí, diseñó una gran cantidad de vías que lo condujeran a esa dimensión y permanecer más tiempo en ella. Deseaba poder regresar a su hábitat cuando él quisiera y no cuando el tiempo lo enviara de vuelta por su cuenta. Se valió de conexiones espirituales y de muchas extensiones del ocultismo, diseñó varios modelos de máquinas del tiempo pero fracasaba en su intento, y también buscó apoyo en todas las ciencias que pudieran ayudarlo a establecer contacto con otras dimensiones, hasta que en medio de su insistencia logró construir un objeto que por fin le permitiría alcanzar su sueño fusionándolo con la psíquica. Se trataba de un reloj configurado cronológicamente para controlar el tiempo y espacio de teletransportación, y así su materia podía ir y regresar cuando quisiera. Le llevó varios meses conseguir su objetivo, entre varios fracasos y reconstrucciones obtuvo el aparato perfecto, pero el día que funcionó como él deseaba se adentró tanto en aquella órbita que ya no quiso regresar más a su mundo. La paz que sentía allí era incalculable, los seres manifestaban en cada acción de vida una generosidad desmedida, no existía el egoísmo, ni la envidia, ni la ambición… era un reino hecho únicamente de bondad.
Para todos fue un misterio la desaparición del intrépido doctor Edward, con el pasar de los años nadie supo exactamente lo que había sucedido con él ya que su alcance científico no fue del conocimiento de los que le rodeaban. Algunos sabían brevemente lo que estaba intentando construir, aunque desconocían el porqué, de igual manera quisieron apoderarse de su invento y aunque consiguieron documentos en su laboratorio que avalaban el diseño de aquel místico reloj, por más que fabricaron uno igual no supieron jamás cómo ponerlo a funcionar. Este reloj, donde quiera que el científico se encontrara, había ido con él. Sus familiares más cercanos decidieron dejar aquel lugar cerrado y resguardado, no se sabía qué beneficios futuros podían encontrarse allí, y algo que diera con el paradero del viejo relojero, como terminaron llamándolo.
Años después, un huracán que azotó la isla donde se encontraba la vivienda del relojero, provocó algunos daños en ésta, pero por encontrarse el laboratorio en un recoveco subterráneo del lugar, no se vio afectado. Los familiares que lo habían conservado cerrado, se fueron a vivir a otra ciudad dejándolo al cuidado de una familia que escasas veces iba a hacer la limpieza. El laboratorio nunca más se abrió, estaba sellado con un candado muy grande. Ni para hacer la limpieza se abría ese sitio. Días después del fenómeno natural, un niño paseando con su mascota sintió curiosidad por ver el sitio, ya había oído hablar a muchos adultos de la historia del relojero. Al bajar al sótano donde estaba ubicado el laboratorio, notó que el candado estaba roto y lentamente abrió la puerta. Miró con admiración todo lo que ocupaba aquel lugar y sintió deseos de conocer más sobre el Dr. Joaquín Edwards a través de sus experimentos. Soñaba con ser un científico tan importante como lo fue él.
Nadie se había dado cuenta de la extraña apertura del laboratorio, no parecía ser obra del vandalismo porque todo adentro estaba ordenado, quizás con un poco de polvo y humedad, pero en su lugar. El niño comenzó a visitar el sitio más seguido, miró en una pizarra el dibujo del reloj, aunque no sabía su función. Luego revisó los diseños que se encontraban dentro de un archivador donde se explicaba la forma de construirlo. Él guardó celosamente esa información y día tras día, entre las cosas del doctor Edwards, intentó conseguir la verdadera función de aquel reloj al que tanto tiempo le dedicó el científico y por el cual obtuvo ese nombre del relojero, por ser el invento que más resguardó.
Pasaron 20 años, aquel niño cumplió su sueño y se convirtió en un científico importante pero siempre tuvo fijo en su mente el deseo de construir el reloj fabricado por aquel científico que admiró desde la infancia. Tal vez ahora si sabría para qué estaba destinado. Cuando su trabajo quedó concretado, no encontró la función del objeto y decidió guardarlo hasta dar algún día con ese misterio. Una noche de desvelo, entre un trabajo y otro, encontrándose en su laboratorio sintió una extraña aparición a su espalda y al voltear pudo ver a un anciano muy encorvado, de abundante cabellera y barba blancas que llevaba colgando en su cuello un reloj con las mismas características del que él había fabricado. Se trataba del misterioso Dr. Edwards, el relojero, el científico que tanto admiró desde niño y ahí estaba frente a él aunque no sabía cómo. En medio de su impresión y aguantando el nerviosismo que le provocaba aquella extraña aparición, el relojero le explicó en qué consistía el reloj que había diseñado, y al ver su gran dedicación por aquel proyecto y conociendo el alma noble y generosa del muchacho, quiso visitarlo para explicarle de qué trataba, pero le confesó que aunque el lugar donde ahora habitaba era eterno, siempre venía a poner un grano de arena a la misión de transformar este mundo y llenarlo de más seres bondadosos. Ya sería decisión de él quedarse a seguir día a día con esa misión, o irse al mismo sitio donde ahora el relojero pasaba el resto de sus días.
Después de la partida del anciano, el muchacho quedó pensando en lo maravilloso que sería vivir en un espacio donde sólo reinara la bondad, pero también pensaba en cuánta falta le hacía a este mundo cada persona que luchara diariamente contra los antivalores. Dejó esa decisión al tiempo, y se quedó con la satisfacción de saber que por cualquier rincón del planeta pasaría de vez en cuando un relojero generoso sembrando su semilla de bondad y nobleza para hacer de éste, un mejor mundo.
📚 Espero que les haya gustado mi relato, gracias a todos por visitar mi blog. ¡¡Feliz día!!
ENGLISH
📚 Good morning to all lovers of literature. Today I am here to share my participation in this 13th Hispaliterary Contest organized by @Hispapro, @jesuspsoto, @celfmagazine, @literatos, and @writingclub. The theme that we must develop in this opportunity refers to the value of kindness, on the occasion of celebrating this November 13, the "World Kindness Day". The challenge is not only to address this very special topic but also to include in the story two of these three words: "Knife, hurricane, and child." We hope to see great compositions this time. Thanks to my friend @brujita18 for inviting me, and I'm happy to invite my friends @juniorgomez and @popurri. For all those who wish to participate, they can do so through the following link and follow the rules of the contest:
⏰ WATCHMAKER ⏰
About 1,500 years A.D., on a remote European island, Dr. Joaquín Edwards, an old scientist who used to merge the natural sciences with other occult sciences out of pure hobby, managed to find in the midst of his mysticism, a door that led to a hidden dimension. unknown without having to abandon matter, but the trance that took him to that space did not last more than a few minutes. In that short time, what he got to see was magical, so wonderful that he felt more and more anxious to repeat the experience. It was a transparent and pure world where there were no traces of evil or any of the anti-values that ruthlessly whipped the world back then, not to mention today that social deterioration has multiplied.
In his effort to stay there longer, he designed a large number of pathways that would lead him to that dimension and stay longer in it. He wished he could return to his habitat when he wanted and not when time sent him back on his own. He used spiritual connections and many extensions of the occult, designed several models of time machines but failed in his attempt, and also sought support in all the sciences that could help him establish contact with other dimensions, until in the midst of his insistence he managed to build an object that would finally allow him to achieve his dream by fusing it with the psychic. It was a clock set chronologically to control the time and space of teleportation, so that his matter could come and go as he pleased. It took him several months to achieve his objective, between several failures and reconstructions he obtained the perfect device, but the day it worked as he wanted, he went so far into that orbit that he no longer wanted to return to his world. The peace that he felt there was incalculable, the beings manifested in every action of life an excessive generosity, there was no selfishness, nor envy, nor ambition... it was a kingdom made only of goodness.
The disappearance of the intrepid Dr. Edward was a mystery to all, with the of the years no one knew exactly what had happened to him since his scientific scope was not known by those around him. Some briefly knew what he was trying to build, although they did not know why, in the same way they wanted to seize his invention and although they obtained documents in his laboratory that supported the design of that mystical clock, no matter how much they made one just like it, they never knew how to put it to work. function. This watch, wherever the scientist was, had gone with him. His closest relatives decided to leave that place closed and protected, it was not known what future benefits could be found there, and something that would lead to the whereabouts of the old watchmaker, as they ended up calling him.
Years later, a hurricane that hit the island where the watchmaker's home was located, caused some damage to it, but since the laboratory was located in an underground recess of the place, it was not affected. The relatives who had kept it closed went to live in another city, leaving it in the care of a family that rarely went to do the cleaning. The laboratory was never opened again, it was sealed with a very large padlock. Not even to do the cleaning that place was opened. Days after the natural phenomenon, a child walking with his pet was curious to see the site, he had already heard many adults talk about the story of the watchmaker. Going down to the basement where the lab was located, he noticed that the padlock was broken and slowly opened the door. He looked with admiration at everything that occupied that place and felt the desire to learn more about Dr. Joaquín Edwards through his experiments. He dreamed of being a scientist as important as he was.
No one had noticed the strange opening of the laboratory, it didn't seem to be the work of vandalism because everything inside was tidy, perhaps a little dusty and damp, but instead. The boy began to visit the site more often, he looked at the drawing of the clock on a blackboard, although he did not know its function. He then reviewed the designs that were inside a file cabinet where the way to build it was explained. He jealously guarded that information and day after day, among Dr. Edwards's things, he tried to get the true function of that watch to which the scientist dedicated so much time and for which he got that watchmaker's name, for being the invention he protected the most.
Twenty years passed, that boy fulfilled his dream and became an important scientist, but he always had in his mind the desire to build the clock made by that scientist he had admired since childhood. Maybe now if he knew what he was meant for. When his work was finalized, he did not find the function of the object and decided to keep it until one day he found that mystery. One night of sleeplessness, between one job and another, being in his laboratory, he felt a strange apparition behind him and when he turned around he could see a very bent old man, with abundant white hair and beard who had a watch hanging around his neck with the same characteristics of the one he had made. It was about the mysterious Dr. Edwards, the watchmaker, the scientist that he admired so much since he was a child and there he was in front of him although he didn't know how. In the middle of his impression and enduring the nervousness caused by that strange appearance, the watchmaker explained what the watch he had designed consisted of, and seeing his great dedication to that project and knowing the noble and generous soul of the boy, he wanted to visit him to explain what it was about, but he confessed that although the place where he now lived was eternal, he always came to put a grain of sand in the mission of transforming this world and filling it with more kind beings. It would be his decision to stay and continue with that mission day by day, or go to the same place where the watchmaker now spent the rest of his days.
After the old man left, the boy thought about how wonderful it would be to live in a space where only kindness reigned, but he also thought about how much this world needed each person who fought daily against anti-values. He left that decision to time, and was left with the satisfaction of knowing that from time to time a generous watchmaker would pass through any corner of the planet, sowing the seed of his goodness and nobility to make this a better world.
📚 I hope you liked my story, thank you all for visiting my blog. Happy day!!
