Suspendido en tu Lejanía

Qué difícil ha sido el tratar de regresar acá, a este lugar donde, no hace mucho, había subido tantos peldaños para ser yo mismo... Yo era enteramente yo.

El retroceso, bien sea que visto desde un punto filosófico luzca solo como una pausa o detenimiento, ha sido grande. Eso siento, espero no tener razón, quiero estar equivocado.

Volver a ser uno mismo, eh, suena sencillo ¿no? Pero, a veces, no lo es. Simplemente, ocurre que ya venías cansado de esos pasos que cometiste, habías dado un gran esfuerzo por llegar a ese prototipo de ser humano que planeaste ser y algo, o alguien, te dio un madrazo que te tumbó a ese vacío del fondo, donde quedamos un tiempo en letargo.

En ese intento de nivelar mi vida voy, tratando de saber en dónde hurgar, mientras estoy tumbado sobre el abatimiento. Sé que más allá del aliento de terceros, es el mío, mi hálito, el que me hará tomar dirección hacia algún incierto destino.

Es un momento para reinventarme, para equivocarme y acertar, lo sé. Tengo que asimilar, otra vez, que puedo y debo ser yo mismo, o que tengo la opción de ser mejor y no una versión obsoleta de quien era y capaz no me daba cuenta.

Lo complicado de esa idea que, repito, parece tan fácil, es que de ingeniero había hecho planos para lograrlo e iba bien, hasta que, súbitamente, me derrumbé, o me derrumbaron; aún no tengo claro por qué te fuiste así.

Debo, necesariamente, erigirme nuevamente, mas el ánimo, las fuerzas, el ingenio, no están ahí, ni mucho menos se ubican a tope para alcanzar esa meta.

Debajo de todo el sufrimiento y del dolor que me causó el conscientemente extraviarme por razones inesperadas, y de las que nadie escapa, estoy titilando junto a mi alma, pensando con insomnios qué hacer o cómo hacer eso que no sé que es, pero es, irónicamente, lo que me sacará de esta pausa que me impuso la vida.

Yo venía corriendo y, de repente, me tiraron al piso. No fue que no vi alguna piedra o que yo no advertí los peligros. Tuve, en realidad, mucha precaución, ya que yo no competía con nadie en mi camino, no obstante, venía a buen ritmo, sin mucho cansancio, sin interferir en la vida de otros, cuando precisamente la vida de un tercero se detuvo y caí... tropecé.

Ahora que no estás, me encuentro detenido, parado en medio de la nada y de los nadie, en retrógrado y, sinceramente, no sé cuánto dure suspendido en tu lejanía. Entiendo, y siento, que estás cerca, que eres todavía compañía, suma de mi alma, amor de mi confianza y aliento, pero al final del día sé que eso es solo energía y no materia, así que no me basta, me hace falta el cuerpo para que me tienda físicamente su mano y me ayude a levantar.

Estoy permitiéndome esta demora porque me es necesaria, como también lo es continuar y proseguir, en algún momento, hacia adelante. Pudiese creer que voy con destino a avanzar, sin embargo, con algo de magnitud sobre el tiempo que me depara volver a ser quien era, desconozco si en verdad llevo el sendero que reitera ser ese ser tan lleno de las ilusiones que tú me decías que estaban arropadas con el viento que solo se halla en el norte, aquel que uno suspira y sabe que va ascendiendo.

Me sigue costando, y con vergüenza lo admito, ser la persona que fui antes de tu partida. Estoy momentáneamente desorientado, cavando en el hoyo donde, creo, estoy sumergido entre muchas vicisitudes y confusiones, buscando una salida que me conduzca a un mejor ejemplo de mí mismo, del que forjé y me hiciste ser cuando ambos, tácitamente, estábamos, y no solo nos sentíamos, vivos.

Fotos de mi Autoría

Derechos Reservados
Modelo: Luna
Nikon D5200 | 35 mm

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
7 Comments
Ecency