Comencemos por el principio de la historia...
Cuando estudiaba Bachillerato en un internado religioso ya había mostrado mis dotes para la docencia, haciamos reuniones con los niños de la iglesia y por alguna razón siempre terminaba rodeada de los más pequeños, yo les contaba cuentos, les cantaba y era lindo. Sin embargo, no estaba en mi mente ser docente, estudiaba para ser Técnico en Fitotécnia y mi meta era convertirme en Ing. en Agronomía, muchos decían que tenía potencial para la medicina pero nadie sugería la docencia.
Cuando me gradué, me inscribí en la universidad de mi ciudad natal y quedé para ingeniería, pero algo pasó en el curso de inducción, cuando me entregaron el pénsum vi una cantidad de matemáticas y químicas y algo en mi sintió miedo y renuncié a ese proyeto. Sin saber que hacer traté de pensar qué otra cosa podría gustarme, y me fui por la sicología, pero las oportunidades no se dieron.
Recuerdo que sentada en una Playa de Puerto La cruz junto a mi hermana mayor empezamos a hablar y por allí salió el tema de la docencia, ella me dijo que por qué no lo intentaba y pues decidí apostar por ello. LLegué a un Pedagógico muy activo en mi época, e inicié lo que sería la etapa más genial de mi vida.
Durante mi carrera aprendí muchas cosas, y empecé a trabajar desde el primer semestre, así que iba aplicando lo que iba aprendiendo en mi aula, trabajé unos años en instituciones públicas y luego el resto en privadas, sin embargo para mí la experiencia de educar siempre era la misma, totalmente maravillosa.
Cuando me gradué, con unas amigas decidimos crear nuestro propio preescolar, fue mágico, porque allí podía hacer muchas cosas soñadas en cuánto a estrategias educativas que muchas veces se ven truncadas si trabajas para otros, fueron 6 años de muchos éxitos y experiencias, luego por razones más de política de gobierno que en algún momento afectaron a los planteles privados decidimos cerrar.
Ya llevaba 10 años como Maestra cuando me mudé a la Isla de Margarita, allí trabajé como Directora y también como docente de aula, pero mi favorito siempre será el aula.
Como Maestra siempre sentí la responsabilidad de dar lo mejor de mí en cada acción, era emocionante ver el rostro de mis alumnos cada mañana con esa expectativa de ¿qué irá a hacer la Mae Zully hoy? yo era una más del salón, siempre conectada con mi niña interior, disfrutando de cada cosa que hacía, mi aula estaba llena de música, títeres, juegos y mucho amor.
Un día de algún mes del 2017, donde tuve que caminar casi dos kilometros para llegar a la escuela, un alumno me tocó el brazo y lo miré con seriedad, estaba cansada de muchas cosas, pero no de ser maestra, mi alumno me dijo; Mae Zully, ¿estás brava? pero sus ojitos irradiaban temor, era como que nunca me había visto tan seria, y eso me dolió. Me dolió porque yo debía ser siempre ese refugio para mis alumnos, porque prometí un día que siempre daría lo mejor para ellos, porque ellos veían en mí la alegría de ir a aprender, y eso siempre quería hacer.
Muchas veces en reuniones como diretora le dije a mis maestras, educar es vocación, y si, merecemos un sueldo justo, el mejor de muchos, pero si eso no es posible y te afecta emocionalmente es preferible que te retires y emprendas en otra cosa donde tu estrés emocional por no ser bien pagado afecte tu trabajo docente, porque tenemos la responsabilidad de no afectar a esos niños con quienes interactuamos a diario.
Ese día descubrí que estaba desmotivada, no había dejado de amar la docencia, ni nunca lo he hecho, pero si me descubrí con menos ánimo para crear, para sonreir, mi mente estaba en cómo conseguir una bolsa de comida y no en cómo enseñar el objetivo del día, así que tomé la decisión de retirarme. Trabajé hasta ese año escolar, se cumplian 20 años desde que había pisado un aula, pero sentí que era lo justo, porque no iba a permitir que mis frustraciones llegaran a mi aula, mi mayor tesoro como maestra.
Hoy veo a muchos de mis colegas luchando por un sueldo justo, y si, sé que no todos pueden tomar la decisión que yo, además los admiro porque son estandarte de exigir lo que se debe por esa maravillosa misión de educar. Siento que cada uno es valiente a su manera, en mi caso mi valentía radicó en salirme de mi zona de confort y tratar de buscar otro camino, no fué fácil pero hoy miro a atrás y siento que fue lo mejor.
¿Que si sigo educando? pues si, trabajo por horas con muchos niños en nivelación escolar, orientación familiar y apoyándolos en muchos procesos, es más relajado, más individual pero sigo ejerciendo mi ser docente.
Ahora, me da tristeza ver como miles de docentes luchan por sus derechos y no son escuchados, hace unos días me encontré a una amiga en un supermercado, me mostró una bolsa con tres productos y me dijo: Aquí va mi quincena. Admiré su vocación y su capacidad de seguir cada día soñando con que un día recibirá un salario justo por todo lo que hace como docente.
Ser docente es una de las profesiones más importantes, el impacto que tenemos en cada personita que pasa por un aula es gigante, lo viví y sé todo lo que puede generar. Aún tengo mamás de alumnos que ya van entrado a la universidad y me mandan fotos dicéndome: Mae Zully mira, a los tres años fuiste su maestra y todavia se acuerda de tu canción sobre la paciencia ó siempre te recuerda a ti y a tu cuatro, son cosas que llenan el alma. Pero jamás me hubiese perdonado si algún alumno dijera hoy, "Esa maestra amargada" que siempre llegaba brava al salón, a mi me tocaron maestras así y dije que no quería ser como ellas. Por eso decidí retirarme de la docencia formal, claro en esa época viviamos una situación de país extrema, mi carga familiar era mucha y tenía que resolver de alguna forma. Pero nunca seguiría por un sueldo a costa de dejar marcas negativas en mis alumnos por una situación que no era su culpa.
Hoy sólo quería compartir esto, uno: porque es el día del Maestro en mi país, dos: porque sentí nostalgia de todos esos años enseñando a leer, a escribir, a cantar y sobre todo los valores humano que son tan necesarios. Sentí mucha nostalgia, pero también agradecimiento, y también tristeza por mis colegas que aún siguen luchando por merecer algo mejor. A ellos mi admiración total.
Gracias por ser parte de este pedacito de mi vida.
Un Abrazo
Con Amor
Zully.
Let's start at the beginning of the story...
When I was studying high school in a religious boarding school I had already shown my talent for teaching, we had meetings with the children of the church and for some reason I always ended up surrounded by the little ones, I told them stories, sang to them and it was nice. However, it was not in my mind to be a teacher, I was studying to be a Technician in Plant Technology and my goal was to become an Agronomy Engineer, many said I had potential for medicine but no one suggested teaching.
When I graduated, I enrolled in the university of my hometown and I stayed for engineering, but something happened in the induction course, when they gave me the curriculum I saw a lot of mathematics and chemistry and something in me felt fear and I gave up that project. Not knowing what to do, I tried to think what else I could like, and I went for psychology, but the opportunities were not there.
I remember that sitting on a beach in Puerto La Cruz with my older sister we started talking and the subject of teaching came up, she told me why not try it and I decided to go for it. I arrived at a very active pedagogical school in my time, and I began what would be the most brilliant stage of my life.
During my career I learned many things, and I started working from the first semester, so I was applying what I was learning in my classroom, I worked a few years in public institutions and then the rest in private, however for me the experience of educating was always the same, totally wonderful.
When I graduated, with some friends we decided to create our own preschool, it was magical, because there I could do many things dreamed about educational strategies that are often truncated if you work for others, were 6 years of many successes and experiences, then for reasons of government policy that at some point affected the private schools we decided to close.
I had already been a teacher for 10 years when I moved to Margarita Island, there I worked as a Director and also as a classroom teacher, but my favorite will always be the classroom.
As a Teacher I always felt the responsibility to give the best of me in every action, it was exciting to see the face of my students every morning with that expectation of what is Mae Zully going to do today? I was one more in the classroom, always connected with my inner child, enjoying every thing I did, my classroom was full of music, puppets, games and lots of love.
One day some month in 2017, when I had to walk almost two kilometers to get to school, a student touched my arm and I looked at him seriously, I was tired of many things, but not of being a teacher, my student said to me; Mae Zully, are you brave? but his eyes radiated fear, it was like he had never seen me so serious, and that hurt me. It hurt me because I should always be that refuge for my students, because I promised one day that I would always do my best for them, because they saw in me the joy of going to learn, and that is what I always wanted to do.
Many times in meetings as a director I told my teachers, educating is a vocation, and yes, we deserve a fair salary, the best of many, but if that is not possible and it affects you emotionally it is preferable that you retire and undertake something else where your emotional stress for not being well paid affects your teaching work, because we have the responsibility not to affect those children with whom we interact daily.
That day I discovered that I was unmotivated, I had not stopped loving teaching, nor have I ever done it, but I discovered that I was less motivated to create, to smile, my mind was on how to get a bag of food and not on how to teach the objective of the day, so I made the decision to retire. I worked until that school year, it was 20 years since I had set foot in a classroom, but I felt it was the right thing to do, because I was not going to allow my frustrations to reach my classroom, my greatest treasure as a teacher.
Today I see many of my colleagues fighting for a fair salary, and yes, I know that not everyone can make the decision I did, but I also admire them because they are the standard of demanding what is due for the wonderful mission of educating. I feel that everyone is brave in their own way, in my case my courage was to leave my comfort zone and try to find another way, it was not easy but today I look back and I feel it was the best thing to do.
Do I continue educating? Well, yes, I work for hours with many children in school leveling, family orientation and supporting them in many processes, it is more relaxed, more individual but I continue being a teacher.
Now, it saddens me to see how thousands of teachers fight for their rights and are not heard, a few days ago I met a friend in a supermarket, she showed me a bag with three products and told me: Here is my fortnight. I admired her vocation and her ability to continue every day dreaming that one day she will receive a fair salary for all she does as a teacher.
Being a teacher is one of the most important professions, the impact we have on every little person that passes through a classroom is gigantic, I lived it and I know all that it can generate. I still have moms of students who have already entered college and they send me pictures telling me: Mae Zully look, when he was three years old you were his teacher and he still remembers your song about patience or he always remembers you and your four, these are things that fill the soul. But I would never have forgiven myself if a student said today, "That bitter teacher" who always came to the classroom angry, I had teachers like that and I said I didn't want to be like them. That's why I decided to retire from formal teaching, of course at that time we lived in an extreme situation in the country, my family burden was a lot and I had to solve it somehow. But I would never continue for a salary at the cost of leaving negative marks on my students for a situation that was not their fault.
Today I just wanted to share this, one: because it is Teacher's Day in my country, two: because I felt nostalgic for all those years teaching to read, to write, to sing and above all the human values that are so necessary. I felt a lot of nostalgia, but also gratitude, and also sadness for my colleagues who are still struggling to deserve something better. To them my total admiration.
Thank you for being part of this little piece of my life.
A Hug
With Love
Zully.
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