Reflections of a dancer.
Emotion and technique. Is there a perfect balance?
As a dancer, and as a dance teacher, time and experiences have challenged me to break paradigms and constantly confront me with unusual ways of resolving situations.
In recent days, I have been recalling moments and situations that I would like to share.
They are personal reflections, but maybe someone will find them useful.
One of the points of permanent discussion in the profession is whether technique and emotional expression can coexist in a performance.
The obvious answer is yes. But... put yourself on our feet and do it. Take the challenge.
Having a "decent" dance technique takes years of study, practice and dedication. Having a good technique takes a little longer, let alone how long it takes you to achieve a flawless technique.
So far, so good. It only remains to add emotion and feeling to the level of technique we have, and that's it. Everything seems to be accomplished.
But no! It is said to be easy, the difficulty goes inside.
At the moment of the execution, many things go through your head... Lifting the leg to the right height, the toe tense, the stomach contracted, go to the rhythm of the music, use the space correctly, remember the choreography or even more difficult, when you have to improvise with a music you have never heard before, empathize with the public, and I could list many more things that happen in your head at the time of dancing.
And, along with all that, the other side of your brain has to spin an emotional story and manage to transmit it to the audience through the plasticity of your body, the expression on your face and even the mental energy with which you vibrate.
(I'm sitting on the couch and just describing it, I'm already tired).
So, is it possible to achieve a balance between emotion and technique?
Again the answer is "yes".
Over the course of time when learning technique and practicing emotionality, one acquires the ability to put both brain hemispheres to work.
The more of these "gymnastics" you do, the more balanced your performance will be.
We see dancers with admirable technique who transmit little from the emotional point of view, but we still admire them and recognize their work and effort.
There are those who, with little or little technique, manage to tear our hearts out in a dance. And they are admired for their ability to open their hearts and souls to the world, overcoming the fear of being violated.
So confusing, difficult and magical is the world of art and dance as an artistic expression.
Truly, these subjects are inexhaustible.
So I invite you to live art, in any of its forms.
I invite you to learn a little dance with me in future notes and in the rest of my networks.
And thanks for reading me.
All photos belong to me.
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Designs: Story Maker App
VERSIÓN EN ESPAÑOL
Reflexiones de una bailarina.
Emotividad y técnica. Existe el balance perfecto?
Como bailarina, y como profesora de baile, el tiempo y las experiencias me han planteado la posibilidad de romper paradigmas y constantemente me enfrentan a formas poco comunes de resolver situaciones.
En días recientes, he estado rememorando momentos y situaciones que me gustaría compartir.
Son reflexiones personales, pero tal vez a alguien le sean de utilidad.
Uno de los puntos de permanente discusión en el gremio es si la técnica y la expresión emocional pueden convivir en una ejecución.
La respuesta obvia es que si. Pero... póngase ud. en nuestros pies y hágalo. Acepte el reto.
Tener una técnica de baile "decente" toma años de estudio, práctica y dedicación. Tener una buena técnica tarda un poco más, y ni que decir de cuanto tiempo te toma alcanzar una técnica impecable.
Y hasta aquí, todo bien. Solo resta agregarle emoción y sentimiento al nivel de técnica que tenemos, y ya. Todo parece logrado.
Pero no! Se dice fácil, la dificultad, va por dentro.
En el momento de la ejecución, pasan muchas cosas por tu cabeza... Levantar la pierna a la altura correcta, la punta del pie tensa, el estómago contraído, ir al ritmo de la música, utilizar correctamente el espacio, recordar la coreografía o más difícil todavía, cuando te toca improvisar con una música que no has escuchado nunca antes, empatizar con el público, y podría enumerar muchas más cosas que suceden en tu cabeza al momento de bailar.
Y, a la par de todo eso, el otro lado de tu cerebro tiene que hilar una historia emocional y lograr transmitirla al público a través de la plasticidad de tu cuerpo, la expresión de tu rostro y hasta la energía mental con la que vibras.
(Estoy sentada en el sofá y con solo describirlo, ya me cansé)
Entonces, es posible lograr un balance entre emoción y técnica?
Nuevamente la respuesta es "si".
En el transcurso del tiempo en que se aprende la técnica y se practica la emocionalidad se adquiere la habilidad de poner a funcionar los dos hemisferios cerebrales.
Mientras más de esta "gimnasia" hagas, más balanceada será tu ejecución.
Vemos bailarines de admirable técnica y que transmiten poco desde el punto de vista emotivo y no por ello dejamos de admirarlos y reconocerles su trabajo y esfuerzo.
Hay quienes, con poca o escasa técnica, logran arrancarnos el corazón en un baile. Y se les admira por su capacidad de abrir su alma y corazón al mundo venciendo al miedo de ser vulnerados.
Así de confuso, difícil y mágico es el mundo del arte y de la danza como expresión artística.
Realmente, estos temas son inagotables.
Así que los invito a vivir el arte, en cualquiera de sus formas.
Los invito a aprender un poco de baile conmigo en próximas notas y en el resto de mis redes.
Y gracias por leerme.
Todas las fotos me pertenecen.
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