Conectando más allá de la tecnología | Catarsis


Vivimos en una era tan digital que nos abstrae totalmente de la realidad, queramos o no. La tecnología nos ha abierto camino hacia un mundo maravilloso, una dimensión que nos ha permitido conectar más allá de las distancias. Sin embargo, eso que nos permite cruzar fronteras, también crea muros a nuestro alrededor. Inconscientemente, mientras conectamos con el resto del mundo, abrimos una brecha gigante entre nosotros y nuestros afectos cercanos, incluso, un abismo que se extiende hacia nosotros mismos.

Es necesario entonces, un sano equilibrio entre ambos mundos, pues se hace imperioso volver a conectarnos con nuestro propio ser, una conexión que va más allá de cualquier dispositivo electrónico, una conexión espiritual como bálsamo del alma. Desconectarnos de lo digital de vez en cuando, es una oportunidad de reencontrarnos, es como desintoxicarnos de todo lo que alimenta la ansiedad y el estrés, liberarnos de tanta toxicidad y energías negativas que perturban sin piedad. Apagar el celular, el computador o el router, cierra el portal hacia el universo global, pero a la vez, abre una a puerta al sosiego donde reside la anhelada paz mental. Alcanzar la paz es alcanzar el nirvana.


El día a día no da treguas, vivimos a un ritmo tan acelerado que no da tiempo de reconocer la necesidad de la alternancia entre ambos mundos. Sabemos que algo nos perturba, sentimos que algo nos falta, anhelamos reconstruir la armonía, pero nos cuesta identificar que en ocasiones basta con pasar el switch de OFF para poner en ON nuestro yo interior. Solo entonces nos damos cuenta que hemos tenido en PAUSE lo que verdaderamente tiene valor: nosotros, la familia, los amigos. Es allí cuando internalizamos, o entramos en razón, que constantemente replanteamos las prioridades con elecciones poco favorables, en la que beneficiamos aquello que tal vez llene el bolsillo a costo de consumirnos la paz.

Cada cachito de tiempo se encienden alarmas que persiguen captar nuestra atención, la vida se va encargando de activar señales que calen en la consciencia. Lecciones que van en cascada, que nos gritan en la cara que es momento de reaccionar. No obstante, allí vamos, reconsiderando según los sustos que nos pegue la vida, arrepintiéndonos por instantes, prometiéndonos cambiar; luego, como un patrón bien aprendido, retomamos los viejos hábitos y caemos en ese círculo vicioso que nos impide lograr el equilibrio entre el deber y el poder.


A mi me ha costado mucho aprender a convivir con ambas realidades, en ocasiones siento que no consigo una armonía de coexistencia entre ambos mundos, pareciera que uno perturba la armonía del otro, es como un vicio que me invita a reincidir una y otra vez. No es sino hasta que me he sentido amenazada por el tiempo mismo, que algo en mi interior se estremece. Sentir que el reloj no se detiene en su andar, me ha hecho entender a golpes, la importancia de apreciar los pequeños detalles que están a diario esperando por mí, pero que seguramente no estarán por siempre. Es ahora o nunca.

Evidentemente, hay cosas, situaciones, momentos, que merecen estar en PAUSE de vez en cuando, la decisión inteligente estará en elegir cuáles serán. Vivir con recuerdos perdurables, con la satisfacción de descansar plácidamente, dependerá en gran medida de la habilidad que tengamos en saber qué priorizar. No se trata de renunciar a uno u otro estilo de vida, se trata de armonizarlos con sabiduría, y también, un poco de sentido común, que de paso está decirlo, suele ser el menos común de los sentidos, no me canso de repetirlo.


Por ahora solo puedo decir, que de vez en cuando desconectarme me ha permitido volverme a conectar, así he aprendido a pasar del OFF al ON para recargarme de una energía superior, una energía suprema.

¿Podría vivir alejada de la tecnología? probablemente no, tal vez moriría en el intento, y la verdad es que no lo pienso ni intentar. Lo que si se, es que puedo pausarla de cuando a cuando para dar paso a otro tipo de conexión, así, en ese interín, disfrutar de lo maravilloso de ambos mundos. Equilibrio y armonía, suena fácil, sinceramente no lo es, como tampoco es imposible. El mejor aliciente para motivarme a intentarlo, y al que más miedo le tengo, es comprender que el tiempo no perdona, por lo que tal vez mañana, ya es demasiado tarde.

Las imágenes utilizadas en esta publicación [1] / [2] / [3] / [4] corresponden a Pixabay, libres de derechos de autor.


H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
18 Comments
Ecency