Disgusto. La cara de la decepción (Es - En)

Disgusto. La cara de la decepción

Las grandes heridas no sanan con un simple sistema de curas diarias, a veces necesitan más tiempo, incluso algunas heridas se llevan la vida. Lo que no saben algunas personas es que las pérdidas que realmente se sienten son las grandes despedidas, como cuando la vida te quita a alguien que amas sin avisarte, o como cuando simplemente el amor se termina.

Muy a pesar de todos, el tiempo pasa y no regresa, a veces los errores son importantes y quedan, no se olvidan, pero seguramente todos estaremos de acuerdo que mucho más duele que muera la esperanza en una familia o la tristeza de un afecto, más que el dinero o el simple hecho de haber perdido una apuesta por la vida.

Me sucedió hace un tiempo que caí en las fauces de alguien que engañaba, cuando la bestia quiso devorar a los míos intenté todo, me interpuse en su camino, pero las mordidas fueron casi mortales, desgarraban más que piel y no lo sabía. Todos creían que era un animal que me pertenecía, nadie sabe lo que se sufre cuando muere la alegría.

Viví en aquel entonces momentos de angustia en mi vida, vi personas que admiraba atacarme casi con pleitesía, y luego vino la decepción del falso entendimiento por aquello que me hundía. Con cazadores y redes hice todo lo humanamente posible, desligué aquel errado momento de mi vida e intenté olvidar que había pedido un hijo por un precio que se imponía.

Justo pagué más de 7000 mil veces, pagué el desamor de un hijo, pagué con ser señalada por aquellos días, pero contrario a los demás mientras sanaba en el silencio, mientras lloraba de miedo, el tiempo pasaba y yo creía que había pagado con aquello, con todo lo que un día tenía. Sin ser verdugo, sin ser víctima, estuve en el tiempo sumida y yacían a mi lado los ojos de un cadáver que había quedado de aquellos días.