[Tinta Imaginaria] El gallero amigo de mi padre

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Los domingos los hombres andan como bestias en la valla para las peleas de gallos. Yo estoy molesta los domingos por esa barbarie, pelean los gallos hasta ver su sangre y recogerlos heridos o muertos. Detesto el ruido que producen los alaridos de los apostadores.

Uno de aquellos hombres se apareció en la puerta de mi cocina. Tenía olor a leña, a hierva quemándose con desespero en el horno de carbón, a guano y palmiche, a tierra mojada por la llovizna. Con él, todo el monte se coló en mi casa, con olores, cantos y misterios.

Me pidió agua y se sentó fuera de la casa, dijo que era amigo de mi padre, en su mirada había nobleza y sufrimiento. Andaba con una lagartija blanca, la llamaba Ciguata, dijo que sufrió una intoxicación con mango verde. Ella, se le prendía al lóbulo de una oreja o descansaba en su cuello.

Él le hablaba y ella le contestaba casi imperceptible. Leonel, que así se llamaba, traía una jaula con un pájaro muy raro. Me dijo: “Éste es mi gallo. Con las ganancias que me ha dado compré casa y carro" y apuntó a un montón de cajas y ruedas plásticas parqueadas a la entrada del jardín.

Sacó, de su saco, un libro de décimas, arrebatado a una jutía que le mordía las esquinas. Me lo regaló. Yo dejé de mirar al pajarito encerrado para fijarme en "La controversia del siglo", por Angelito Valiente y Jesús Orta Ruiz.

El hombre se durmió con el sombrero sobre el rostro, parecía cansado de deambular. Mientras, leí la controversia entre los grandes poetas de la décima cubana. Disfruté del trascendental suceso en San Antonio de los Baños, La Habana, en el año 1955. De la jaula que estaba en el piso salió una voz chillona.

Niña, yo soy un gallito,
para nada peleonero.
Ando con este gallero
que me regaña si grito.
Me da de comer poquito,
por casa tengo una reja.
En esa mochila vieja
lleva tres libros y un pan
y si algo bueno le dan
se lo come y no me deja.

¿Éste gallito se habrá leído
los libros del saco de su dueño?
Gallito, te considero,
deja ver si yo consigo
que te suelte si le digo
que eres un gallo sincero.
Tú sufres de enero a enero
en esa absurda prisión.
Si lo entramos en razón
hoy duermes en ese gajo,
sin pasar ningún trabajo
se cumplirá tu ilusión.

Como loco, casi rompe
la jaula y replicó:
¿En un gajo y al sereno?
¡Yo creo que tú estás loca!
Si esa suerte a mí me toca
¡seguro que me enveneno!
Bajo un techo que esté bueno
quiero mis días vivir.
En una cama dormir,
comer congrí y boniato
con carne y cantar un rato
para poder existir.

¡Ah, pero mira a este pájaro!
Pensé que estaría mejor
en el pinar del río.
Pues sigue con esa suerte
en la jaula de tu amigo.
Yo conversaba contigo
para libre poder verte,
pero prefieres la muerte
antes de poder volar
por los gajos del pinar
bebiendo agua del río
y alegrando el veguerío
con tu jocoso trinar.

Su desesperado chillido
casi no me dejó hablar:
Yo no me puedo escapar
pues no soy un mal nacido.
Leonel a mí me ha querido,
desde que me vio saltar
del huevo me fue a enseñar
rancheras y canturías.
No caigo en habladurías,
sería yo un poco ingrato
si tu voluntad acato
y me voy de romerías.

Leonel se despertó en medio
de nuestra controversia
y dijo fuertemente:
Yo tengo tremendo gallo
hijo de polla y perico
tiene de hierro su pico
y es fuerte como un caballo.
Su plumaje es rojo y bayo,
tiene más vidas que un gato,
pelea y al poco rato
me grita desde la valla
cuando el contrincante falla:
¿Lo mato, Leonel, lo mato?

Un domingo me ganó
siete monedas de plata.
Tomó agua en una lata
y la voz se le aclaró.
Cómo charro interpretó:
Sin dinero soy el rey,
que me perdone la ley
si acaso yo le exagero
es mi gallo peleonero
el más fiero del batey.

Si usted no me cree señora
se lo pregunta a su esposo.
No soy un tipo tramposo
mi gallo canta a la aurora.
Y cuando el sol se demora,
con una espuela dorada
pone brillo a la alborada,
me pastorea el ganado
y me vigila el sembrado
de plagas cada jornada.

Entonces llegó mi padre y efusivamente le gritó: ¡ventriiiii, locooooo! ¡Caramba desde que no te veía! Leonel le respondió haciéndose el ofendido pero con mucha alegría: nada de ventri, ni de loco, yo soy: ven-trí-lo-cuo, ven-trí-lo-cuo, ventrílocuo y también poeta.

Las imágenes utilizadas en la publicación son de mi propiedad tomadas con mi móvil Xiaomi Redmi 12C. Traducción al Inglés por Deepl Traslate.

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