Primer Concurso Literario "Tinta Imaginaria”. Cuando la realidad supera la ficción: lo real maravilloso (Ensayo)


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The Dream de
Henri Rousseau
Wikipedia. Dominio público

Cuando la realidad supera la ficción: lo real maravilloso

Una de las experiencias de mi infancia que recuerdo con vivo celo, es la de mi abuela paterna, mujer indígena de la tribu Cumanagoto, cosiendo, cada tarde, una colcha de retazos de tela, mientras me contaba historias de fantasmas, brujos, nahuales y de naturalezas imponentes y vivas, pero también me hablaba de cristos que hacían milagros, oraciones que salvaban a la gente, plantas curativas y hasta “famosos entierros” que guardaban grandes “morocotas” de oro vigilados por muertos. Mientras escuchaba con asombro sus relatos, jamás puse en duda aquellas historias, aunque muchas de ellas eran tan increíbles e inverosímiles que cualquier niño de hoy en día podría decir que eran mentiras.

Comienzo esta reflexión con este relato porque decía Friedrich Hegel que “todo lo racional es real; y todo lo real es racional”. Entonces, según esta idea, todas las cosas que contaba mi abuela no eran reales. Hay algo de disparatado, ilógico, extravagante -si se quiere-, en la creencia de que una simple señal de la cruz en tu rostro te va a salvar de un mal, que existe algo llamado mal de ojos, que existen ánimas y entierros, que no hay peor castigo que la maldición de un familiar. Sin embargo, estimado lector, cuántos de ustedes se atreverían a afirmar, firmemente, que ninguna de estas cosas existen.

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The Sleeping Gypsy de
Henri Rousseau
Wikiart. Dominio público

El hombre percibe el mundo de acuerdo a sus referentes. La existencia “física” de un objeto, se hace real en nuestro universo en cuanto tenemos un “conocimiento previo” de ese objeto. El hombre hispanoamericano, esa mezcla de blanco, indio y negro, fue/es “amamantado” con un sincretismo cultural, con una amalgama de religiones, culturas, creencias que ha absorbido desde muy niño, no solo en casa, también en la escuela. Ese conocimiento, para bien o para mal, vive en cada uno de nosotros, existe, respira en nuestro pecho, y se convierte en una raíz, que se expande y que aunque muchas veces será cortada por la voz de la razón, permanecerá aunque sea una ínfima parte de ella.

En esa manera especial de ver y construir el mundo, que algunos llaman “unidad cultural” y que tiene que ver con una forma extraordinaria de expresar nuestros sentimientos, sueños, de pintar nuestro universo, es donde se encuentra el germen, la semilla del realismo maravilloso. Irlemar Chiampi (1983) define el Realismo maravilloso no como un movimiento, sino como “un tipo de discurso que permite determinar las coordenadas de una cultura, de una sociedad y de un lenguaje hispanoamericanos” (p.15)

La misma autora nos señala que el realismo maravilloso sirvió como una ruptura con los esquemas tradicionales de “nombrar” nuestra realidad, la forma en la que proyectábamos nuestro universo, ya que “La descripción documental e informativa de los valores autóctonos o telúricos de América se había convertido en monótono folklorismo pintoresco sobre el llano, la pampa, la selva.”…(p.21). De hecho, afirma que muchas de esas fórmulas literarias eran “incapaces de absorber una realidad mutante y heterogénea” como la nuestra. Dirían los larenses: “¡Naguará!”.


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Tiger in a Tropical Storm (Surprised!) de
Henri Rousseau
Wikiart. Dominio público

Desde el comienzo de nuestra historia, como continente, ha habido una necesidad de interpretar el Ser americano. La misma Chiampi afirma que mucho antes de nuestra existencia histórica, América ya era un sueño poético en la imaginación de muchos escritores occidentales que imaginaban un mundo irreal, lleno de abundancias y cosas increíbles. Luego, con las crónicas de los descubridores, ese referente espacial se hizo real con todas las expresiones de asombro, admiración, que pudiera traer el haber hallado un lugar sin igual, considerado como un nuevo mundo. “Sueño”, “maravilla”, “no sé cómo contar”, “me faltan palabras”, son algunas de las expresiones que se pueden leer en las crónicas.

A propósito de lo anterior, como anécdota curiosa, Chiampi nos recuerda que el padre Joseph de Acosta, cronista, antropólogo y científico español, afirma en sus anotaciones “que nuestra fauna no había participado en el Arca de Noé y por tanto no se explicaba su formación” (p.125) y luego cita, de manera literal, lo que escribe el cronista:

“Porque si hemos de juzgar de las especies de los animales por sus propiedades, son tan diversas que quererlas reducir a especies conocidas de Europa, será llamar al huevo castaña”.(p.125)

Es decir, lo que se halló en estas tierras era tan inusual, sorprendente, nunca antes visto, que la única manera de describirlo, porque no existía un referente conocido que lo abarcara, fue a través de la utilización de metáforas, símiles, hipérboles, imágenes que solo se conocían a través de referentes literarios. Fue así que a ese nuevo mundo se le consideró como un “paraíso terrenal”, privilegiado por los dioses: América es un poema hecho por el más genial de los poetas.


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Apes in the Orange Grove de
Henri Rousseau
Wikiart. Dominio público

En estos días, nuestro gran amigo @juniorgomez, en su metódico y genial trabajo de investigación de algunas palabras, nos traía la palabra “Realidad”. En ese post nos hablaba no solo de lo reciente que es la utilización del término Realidad sino también la percepción limitada, ambigua y relativa que tenemos de lo que nos rodea. Lo real maravilloso es una forma plurivalente de ver lo real y parte de un conjunto de creencias. Y estas creencias requieren de un doble trabajo: en primer lugar desprenderse de lo racional y en segundo lugar, asumirlas como verdad, aunque no se vean.

Al final, tal vez, nuestra América, sea como esa colcha de retazos de telas que hacía mi abuela india, unidos por hilos casi invisibles, coloridos, sorprendentes, hermosos, que unidos forman una gran manta, un gran cielo donde guarecernos. Al final, tal vez, lo fundamental de lo real maravilloso sea la forma mágica en la que hablamos de nosotros, la manera que reconstruimos nuestra historia, la palabra adornada que utilizamos para hablar de lo que nos rodea, esa que queda del encuentro del hombre y su realidad. Al final, lo más resaltante sea, tal vez, encontrar nuestro rostro frente al texto.


Referencias
Chiampi, Irlemar (1983). El realismo maravilloso. Venezuela: Monte Ávila Editores.

Esta es mi participación en el Primer Concurso Literario "Tinta Imaginaria”: Realismo maravilloso. Me encantaría invitar a mis amigos @oacevedo y @juniorgomez para que se unan esa maravillosa realidad.

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HASTA UNA PRÓXIMA OPORTUNIDAD, AMIGOS

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