A pocas horas de que los últimos rayos de sol dejen de iluminar las dunas formadas por el viento en el desierto, se debate entre la agonía del cansancio físico y la mente, creando escenarios donde los espejismos dan salida a este trago amargo por el que pasa el desdichado Eduardo.
Su humanidad ya no coordina con propiedad y ahora mismo solo es un manojo de angustia y miedo, le siguen los pasos sigilosamente muy de cerca y el terror se apodera de cada fibra de su cuerpo. No es más que un ser humillado, golpeado y sediento que cae fácilmente entre las dunas mientras sigue su camino buscando refugio.
Cuando la noche cae por completo, es el momento dónde el miedo gana, Eduardo no entiende qué pasó para que aquellos hombres que lo persiguen quieran tener su vida en sus manos, solo ruega que la inmensa luna cubra las huellas y lo aleje de él lo más posible.
Cuando las estrellas aparecieron en el cielo, Eduardo soltó algunas lágrimas, recordó cuando recurrió a pedir a las ánimas por ayuda, necesitaba pagar la cuenta del hospital donde su hoy fallecido padre agonizaba, no encontró otra solución, sino hablar con el demonio para solicitar sus esclavizantes favores.
Aquellos fulanos hombres que perseguían sin cesar a Eduardo, eran simples seguidores del maligno, tenían órdenes de sacrificarlo para saldar las cuentas. La sed de sangre les daba la fuerza inquebrantable para soportar las bajas temperaturas del desierto en medio de la noche, pero no contaban con la fuerza de la fe de Eduardo.
Él había sido un hombre loable y muy digno, sin embargo, perdió la razón a causa del amor y con ello una mala mujer le hizo perder su peculio, cuando vio la gravedad de su padre su mundo se oscureció. Un amor que había sido avasallante y audaz, que lo invitaba a ser más jovial y sereno, pero que definitivamente guardaba una obsesión por el dinero que la convertía en un ser sin escrúpulos.
Eduardo seguía tratando de ocultarse tras una rara especie de arbusto xerófilo, sus espinas eran dolorosas, pero brindaban cierta protección, al cabo de unas horas se asoman sin disimulo las ráfagas de sol, exponiendo a la vista cada detalle del desolado arenero.
Deslizándose cómo serpiente se alejó de aquel arbusto y siguió hasta salir de la zona arbustiva lo más rápido posible, un brillo enceguecedor le avisaba de la presencia de un pequeño riachuelo, se acercó lentamente hasta comprobar que solo era su imaginación una vez más jugando con él.
Antes de que pudiera hacer nada más fue alcanzado por aquellos que lo persiguieron toda la noche anterior y que solo habían dado tregua para agarrarlo más cansado y sin mucho ajetreo. Sus gritos de auxilio fueron desgarradores, en verdad no quería terminar así, entendía que su promesa al maldito era indisoluble, pero jamás pensó que llegaría tan pronto.
Por causa del cansancio y la agonía de un cuerpo maltratado, Eduardo sucumbe ante un desmayo prolongado. Despierta atado de manos y pies frente a una hoguera en medio del desierto, en la oscuridad de la noche. Alrededor, varias personas de traje acompañan el ritual con alaridos, sin entendimiento alguno, solo siente terror y exclama sin parar una oportunidad para resarcir su error. "No quiero morir" solo eso alcanzó a decir mientras el grupo prosiguió con los cánticos cada vez más fuertes.
La primera herida que recibió en el abdomen dolió demasiado, su grito de dolor y llanto fue desgarrador, podía verse en sus ojos como se arrepintió de aquella fatídica noche donde esto comenzó. Otra punzante y mortal hendidura lo atravesó en la pierna, dejando salir sin piedad chorros de sangre sin parar.
Los presentes en este ritual enfurecían cada vez más, sus voces agitadas al son de la euforia y las llamaradas del fuego iban lentamente acabando con los últimos suspiros de Eduardo. El líder de este grupo le propina la última estocada en el pecho, recitando palabras en un idioma desconocido mientras sus ojos eran de un rojo carmesí.
La mañana llegaba a iluminar el desierto con un rojizo que emparejaba con la sangrienta escena donde la vida de Eduardo había sido arrebatada. De los hombres misteriosos no quedaba ni un rastro y solo el cuerpo inerte yacía sobre un lecho de madera manchado de sangre.
Las aves de carroña llegaban para iniciar el festín, una presa lista para ser devorada estaba en pleno desierto para alimentar a las criaturas en este hostil paraje.
Nos vemos en el próximo post 🌷
Quiero invitar a @hylene74 y @valerodriguez, estás chichas seguro nos dejarán historias maravillosas, pueden ver las bases de este concurso aquí. Agradezco a @hispapro por esta gran oportunidad de creación de contenido.
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Desert Destiny
A few hours before the last rays of sunlight cease to illuminate the dunes formed by the wind in the desert, he struggles between the agony of physical exhaustion and the mind, creating scenarios where mirages provide an outlet for this bitter pill that the unfortunate Eduardo is going through.
His humanity no longer coordinates properly and right now he is only a bundle of anguish and fear, his steps follow him stealthily very closely and terror takes over every fiber of his body. He is nothing more than a humiliated, beaten and thirsty being who falls easily among the dunes as he continues on his way seeking shelter.
When the night falls completely, it is the moment where fear wins, Eduardo does not understand what happened to make those men who pursue him want to take his life in their hands, he only prays that the immense moon covers the tracks and takes him as far away from him as possible.
When the stars appeared in the sky, Eduardo shed some tears, he remembered when he resorted to ask the souls for help, he needed to pay the hospital bill where his now deceased father was dying, he found no other solution but to talk to the devil to ask for his enslaving favors.
Those men who relentlessly pursued Eduardo were simply followers of the evil one, they had orders to sacrifice him to settle the accounts. The thirst for blood gave them the unbreakable strength to endure the low desert temperatures in the middle of the night, but they did not count on the strength of Eduardo's faith.
He had been a praiseworthy and very worthy man, however, he lost his mind because of love and with it a bad woman made him lose his peculium, when he saw the seriousness of his father his world darkened. A love that had been overwhelming and audacious, that invited him to be more jovial and serene, but that definitely kept an obsession for money that turned her into an unscrupulous being.
Eduardo kept trying to hide behind a rare species of xerophilous bush, its thorns were painful, but they provided some protection, after a few hours the sun bursts without disguise, exposing to view every detail of the desolate sandbox.
Slithering like a snake he moved away from the bush and continued to leave the bushy area as quickly as possible, a blinding glow warned him of the presence of a small stream, he approached slowly to check that it was only his imagination once again playing with him.
Before he could do anything else he was overtaken by those who had chased him all the night before and had only given respite to catch him more tired and without much hustle and bustle. His cries for help were heartbreaking, he really did not want to end up like this, he understood that his promise to the damned was indissoluble, but he never thought it would come so soon.
Because of exhaustion and the agony of a battered body, Eduardo succumbs to a prolonged fainting spell. He wakes up bound hand and foot in front of a bonfire in the middle of the desert, in the darkness of the night. All around, several people in suits accompany the ritual with shrieks, without any understanding, he only feels terror and exclaims without stopping a chance to make up for his mistake. "I don't want to die" that's all he managed to say as the group continued the chanting louder and louder.
The first wound he received in the abdomen hurt too much, his scream of pain and cry was heartbreaking, you could see in his eyes how he regretted that fateful night where this began. Another sharp and deadly slit pierced him in the leg, letting out mercilessly streams of blood without stopping.
Those present in this ritual became more and more enraged, their voices agitated to the sound of euphoria and the flames of the fire were slowly ending with the last sighs of Eduardo. The leader of this group gave him the last thrust in the chest, reciting words in an unknown language while his eyes were crimson red.
The morning came to illuminate the desert with a reddish color that matched the bloody scene where Eduardo's life had been taken. Of the mysterious men not a trace remained and only the inert body lay on a bed of blood-stained wood.
Carrion birds were arriving to start the feast, a prey ready to be devoured was in the middle of the desert to feed the creatures in this hostile place.
See you in the next post 🌷.
I want to invite @hylene74 and @valrodriguez, these chichas will surely leave us wonderful stories, you can see the rules of this contest here. I thank @hispapro for this great content creation opportunity.
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