Hasta pronto, echaré de menos el Coliseo



Imagen propia @chila

Hoy no quiero hablar de pandemia y llevo días pensando si seguir con mi selección de maravillosas imágenes de mi viaje a Roma que no me canso de regalar entre quienes me leen y me siguen, la situación era absolutamente no imaginable hace unos meses cuando paseaba por las calles de la ciudad y accedía a los monumentos o cenaba en sus restaurantes, no existía la cepa del virus y la gente se abrazaba, te daba la mano y era cercana, cómo ha cambiado la cosa.

En mi última publicación de Roma andaba por el interior del Anfiteatro Flavio mostrando un poco de lo que nos regala ese mágico lugar para quienes lo visitan desde la distancia en siglos de las aterradoras imágenes que allí se compartieron, los guías nos contaban anécdotas del público, de los castigos, de los honores que allí se rendían a costa de la vida de muchos e incluso de los cristianos y animales que allá perecieron. También nos hablaron de los verdaderos protagonistas del entretenimiento que eran los gladiadores, últimos responsables estos de que el pueblo aceptara las decisiones políticas difíciles, qué mejor que unos juegos que desvíen la atención sobre la proclamación de ciertas leyes delicadas.



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Pero tras varias horas dentro del recinto examinándolo y en cierta forma disfrutándolo tocaba poner rumbo a una nueva visita porque Roma es eterna e inmensamente interesante, quedaba mucho por ver como el Patalino, Foro Romano, Vaticano y otros muchos lugares que quedarán para otra ocasión. ¿Quien sale del Coliseo y no mira hacia atrás? ¿Quien puede dejar un lugar único en el mundo y no desea echar otro vistazo? ¿Quien no siente un pellizco en el estómago con un sentimiento encontrado que igual es tu primera y última vez en algún lugar? Esos muros son inolvidables, su descomunal tamaño hace pequeño al hombre y el miedo muy grande si tu lugar era el foso o la arena.



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Como contrastan estas imágenes de noviembre donde las colas alrededor del Coliseo eran diarias, había que sacar previamente los paquetes de excursiones y visitas antes de viajar hasta el punto de que tus fechas se decidían en función a la disponibilidad de las actividades, nunca imaginé aprovechar tanto un largo fin de semana que se me hizo muy corto.


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Ahora que Roma se encuentra vacía me recuerda a esos atardeceres cuando los turistas se escondían a cenar y por las calles apenas quedaban personas, era el momento de escuchar esa ciudad en semi silencio por unos minutos, sólo las campanadas de sus iglesias rompían el silencio por unos segundos, aún así las imágenes que muestran de Roma me traen nostalgia y sobre todo mucha tristeza porque el haber conocido aquello con vida me pone melancólica.


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El Anfiteatro Flavio está siempre en continua restauración y afortunadamente los grades ingresos que reciben de las visitas y del propio estado italiano va directamente a su conservación, hay quienes consideran caras las entradas y yo les digo que visitar este trozo de historia con guía muy documentada no tiene precio, ha resistido a la Iglesia católica, ha resistido a terremotos y a varias guerras entre la que se encuentra la última gran guerra que tanto daño hizo en Europa pero sigue en pie a pesar de todos y de ninguno, siempre habrá un amante de nuestra historia porque es la única manera de aprender de nuestros errores.


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Besos @chila


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