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EL CAMINO A QATAR NO PINTA BIEN.

Los resultados reflejan una serie de problemáticas
estructurales difícil de camuflar.
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Es factible analizar la situación actual de La Vinotinto desde una óptica compuesta de dos vertientes. Por una parte, el mal manejo histórico a nivel federativo que caracteriza a nuestro fútbol no solo en cuanto a selección absoluta, ya que la administración de este deporte en cualquier país amerita mucho más que lo concerniente a fechas FIFA o Copa América, por ejemplo. Buena representación de nuestros clubes en el plano internacional, un óptimo estado de los terrenos de juego, la organización eficaz de los torneos locales, una capacitación de altura para los técnicos y un arduo trabajo en las inferiores son solo algunos de los elementos por medio de los cuales ha de lograrse una sinergia que es más que probable derive en alegrías para todos los venezolanos en lo que a la selección nacional se refiere. Sin embargo, todo indica que ninguna de estas aristas es tomada en cuenta. He allí los resultados...

Por otra parte, la identidad de La Vinotinto. Es decir, uno piensa en Uruguay e inmediatamente se asocia a su garra, en Brasil, a lo vistoso de su juego, en Colombia (de unos años para acá), a su funcionamiento colectivo, y todos esos son criterios perfectamente válidos en el marco de la caracterización de una personalidad de equipo, pero, ¿Venezuela, sabe a qué juega?, ¿alguna vez lo ha sabido? yo diría que no, y este es un tema complejo, ya que si el conjunto que representa a todo un país no tiene nada que lo defina, ¿cómo establecer líneas de trabajo?, ¿cómo coordinar los diversos niveles a modo que nadie trabaje desde su particular óptica?, ¿cómo potenciar las fortalezas de nuestra idea futbolística y trabajar en la corrección de sus debilidades? En fin, la identidad de un equipo lo es todo, y si esta no existe, el balance difícilmente será positivo.

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Esta es una situación que no hubiera cambiado de haberle ganado a Colombia el viernes, o de apabullar con una goleada de escándalo a Panamá el próximo martes. No. Los resultados de nuestra selección, sin importar cualesquiera que sean, están casados con una realidad que no responde a otra cosa que a la mala gerencia de una federación incapaz de estar a la altura de sus responsabilidades, más allá del contexto de abundancia o crisis de nuestro país. La gestión de la administración encargada de nuestro fútbol es sumamente deficiente, y solo basta con ser un ciudadano con una pizca de raciocinio para percatarse de un hecho fáctico como ese. Repito, no es cuestión de resultados. Se trata de desconocimiento de nociones básicas de gerencia por parte de quienes les compete.

¿HASTA DONDE PUEDE ALCANZAR EL TALENTO?


De unos años para acá la cantidad de buenos jugadores venezolanos ha incrementado con creces. Ya no tenemos solo cinco o seis jugando en el exterior, sino que a la fecha ya es un número considerable, y a pesar de que ninguno se encuentre plenamente consolidado en la élite, no hagan vida en clubes de gran trascendencia o que no tengan regularidad muchos de ellos, está más que demostrado que las cualidades existen. No obstante, ¿alcanzarán para llegar a un mundial alguna vez? existe la posibilidad, pero, ¿es justo alcanzar esa tan anhelada participación en la máxima cita del fútbol a nivel de selecciones sin una metodología de trabajo, y por el contrario, gracias al mérito de un grupo de jugadores? Si así pasara, vale la pena preguntarse qué hacer para que no se convierta en un hecho aislado, para que no participemos una vez y que luego no ocurra de nuevo sino hasta dentro de doce años, por decir algo. Es algo que es posible evitar en gran medida por medio de un esfuerzo realmente fundamentado, con criterio, así como con una dirección claramente definida. Incluso, si nuestro fútbol se comportara de esa manera, por ahí ser campeones mundiales no sería utópico, ni mucho menos...

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