Hay una gran cantidad de investigación sobre la resiliencia en los niños, ya sea que estén alojados o sin hogar. Sin embargo, hay menos investigaciones sobre la resiliencia en adultos, ya sea que estén alojados o sin hogar. Esto no tiene sentido para mi. El bienestar de los niños, que incluye su capacidad de recuperación, se correlaciona directamente con el de los adultos en sus familias. Actualmente, las mujeres ganan 60 centavos por cada dólar que gana un hombre con una brecha salarial étnica más amplia (CCH, página 3).
Las familias con niños constituyen el treinta y cinco por ciento de la población sin hogar, y el sesenta y cinco por ciento restante de la población sin hogar son personas solteras (CCH, página 1). Obtenga datos sobre # encabezados por padres solteros, especialmente familias encabezadas por mujeres. De acuerdo con el conteo de puntos en el tiempo de la ciudad de Chicago 2007, los datos demográficos raciales de la población sin hogar fueron: afroamericanos: 75 por ciento; Blanco: 16 por ciento; Latino: 6 por ciento (CCH, preguntas frecuentes).
La fortaleza frente a la adversidad es una de las características más importantes que puede tener. Los desafíos y las decepciones son inevitables en la vida. La resiliencia es una de las claves para la satisfacción con la vida. La resiliencia puede ayudar a prevenir la depresión, mejorar las relaciones, nos ayuda a enfrentar los desafíos repentinos e inesperados, así como a aquellos que anticipamos y no podemos evitar. También nos protege contra las dificultades a largo plazo. Dada esta realidad, decidí investigar si la resiliencia reduce los efectos negativos de la falta de vivienda en los adultos y en su transición después de ser alojados. La información que encuentro puede ser útil para quienes trabajan con adultos sin hogar y aquellos que hacen la transición de la falta de vivienda a la vivienda.
