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Análisis sobre el informe mundial de las ciencias sociales, UNESCO (2016). Eliu Cardozo

La UNESCO, es la organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura, por su siglas esta institución abarca materias a nivel local-global, agrupa diferentes disciplinas, estudios y sobre todo a personas que desde sus diversas perspectivas se preocupan por analizar aquellos temas que afectan a la humanidad y que involucran los gobiernos con sus diferentes corrientes ideológicas y a la sociedad en general. De allí que, se recomienda su lectura y análisis, para luego hacer los estudios correspondientes, los aportes que cada quien estime convenientes y propicien verdaderas transformaciones en beneficio del futuro de la humanidad.

El informe hace énfasis en los siguientes aspectos: La desigualdad como un problema: social, económico y político. La investigación debe realizarse bajo un enfoque interdisciplinario para abordar problemas complejos.  

No se trata de visiones parciales o egoístas como algunos pretenden en sus investigaciones, que atienden más a intereses particulares o análisis sesgados hacia los gobiernos que en definitiva desatienden las urgentes necesidades materiales y espirituales de los seres humanos. De tal manera, pasaremos a analizar algunos aspectos del informe que trata una problemática de la desigualdad global de la sociedad.

En este orden de ideas, el informe mundial de las ciencias sociales 2016, (IMCS, 2016) refiere: “en definitiva, son muy pocos los países que realizan inversiones para investigar las repercusiones que puede tener a largo plazo la desigualdad en la sostenibilidad de sus economías, sociedades y comunidades; y esas inversiones son, además, muy insuficientes”. (p. 3) Es decir, la tendencia es a permanecer más enfocados en los problemas locales-nacionales del día a día, y no a estudios sistemáticos de cómo esas desigualdades tienen alto impacto en sus economías, sociedades y comunidades. Y si tomamos como referencia los informes anuales oficiales que producen las instituciones del Estado, allí podemos observar como viene ocurriendo un proceso de decadencia con absoluta normalidad (que no lo es). Esto requiere una ética investigatíva que va unida a la independencia del investigador y a un desprendimiento hacia cualquier pretensión de complacencia (económica y política).  

Prosigue el informe: Sin embargo, es imprescindible realizar más trabajos de investigación para comprender cuáles son las tendencias que se dan en materia de desigualdades y de qué manera se pueden contrarrestar, y también que esos trabajos sean de índole más interdisciplinaria y fruto de una colaboración internacional más vasta. Si esto no se resuelve con premura, las desigualdades harán que se reduzca a un mero eslogan la ambiciosa meta intersectorial de “que nadie se quede atrás” de aquí a 2030, proclamada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Queda clara la necesidad de asumir trabajos e investigaciones con enfoques interdisciplinarios, que se apoye en metodologías múltiples para el abordaje de temas que no dependen de una única mirada disciplinaria, sino mas bien con enfoques que sean holístico e inclusivos. Esto remite a la propuesta de Matus, C. (1.998) de elaborar una teoría que propicie un lenguaje común entre diferentes disciplinas para poder abordar los problemas complejos que tiene la humanidad.

Otra alerta que hace el IMCS, 2016 es la conducta que vienen asumiendo los dirigentes de concentrar el poder: “El poder económico y político se concentra cada vez más en manos de un número muy reducido de personas. Esto puede hacer peligrar el crecimiento económico, la cohesión social y la solidez de las democracias.” (p. 6) Nótese como el fenómeno no es local sino global, lo cual  coincide con la teoría del nuevo orden mundial (N.O.M) que busca imponer sobre vastas regiones modelos desarrollistas que son inviables para un crecimiento armónico y sostenible con el medio ambiente y la humanidad, entre los cuales figura el IIRSA(Iniciativa para la integración de la infraestructura regional sudamericana) que ha tenido respuestas y resistencia sobre poblaciones rurales e indígenas por el daño ecológico que causan. Proyectos de explotación minera que obedecen a modelos económicos foráneos, que poco aportan a la humanidad, y mas bien degradan y destruyen el medio ambiente. El esfuerzo colectivo que se haga en evitar estos desordenes, asegurará la sobre vivencia de la humanidad. 

De igual manera, el informe plantea un análisis sobre lo social, afirmando que: “La movilización social, combinada con el establecimiento de alianzas específicas con fuerzas políticas, puede plasmarse en acuerdos políticos, principios jurídicos y derechos más inclusivos” (Vergara-Camus). (p. 12 ) Por lo cual es necesario un esfuerzo colectivo y bien orientado hacia los fines que garanticen espacios para la discusión y la convivencia. Y que de allí se deriven grupos y sub-grupos de trabajo por áreas y especialidades que permitan darle forma a las ideas y planteamientos que surjan. La acción transformadora es creación. 

El IMCS, 2016 insiste en que: “Los trabajos de investigación indican que el apoyo al cambio no depende solamente del interés económico personal, sino también de las actitudes colectivas y los valores morales y éticos predominantes en la sociedad. (p.12). Se trata de una movilización hacia la consciencia nacional y global,  que procure cerrar las brechas de esas desigualdades, mediante la apertura de diferentes canales que deben estar interconectados e interrelacionados, para producir las acciones esperadas. 

¿Quien controla, monitorea y toma las decisiones? Forma parte sin duda, de nuevos modelos y formas de organización que incluyan a la sociedad local-global.(glocal) “Las actitudes sociales con respecto a la desigualdad son un factor esencial en las políticas de cambio. Si no se considera que la desigualdad es de por sí un problema y si los políticos, los activistas y el público en general no sostienen que la igualdad es un valor social, no habrá movimiento de agitación o apoyo en favor de la adopción de medidas correctivas” (Fukuda-Parr, p.12). 

Por ello, se ha venido insistiendo en una propuesta de consciencia colectiva global (CCG), que supere las categorías  Estado-Nación, Sociedad civil y  Control Social, hacia nuevas reconceptualizaciones tales como: Estado-Región, Sociedad Global y Control Social Global (CSG), entendiendo los términos como alternativas de nuevas relaciones estado-sociedad-global con interdependencia e independencia en sus fines y propósitos que ayuden a una mejor convivencia societal. 

En estas nuevas relaciones se incorporarían los organismos internacionales y supranacionales que deberían adecuar sus estructuras y ampliarlas, se crearían otros con mayor inclusión, tomando como fundamento la propia declaración universal de los derechos humanos. 

Finalmente el IMCS 2016, señala que: La urgente tarea de reducir la desigualdad exige nuevos tipos de investigaciones y conocimientos, así como un vigoroso papel de las ciencias sociales en la identificación y construcción de vías transformativas conducentes a una mayor igualdad. (p. 13) El reto (que no es simple) consiste en promover nuevas investigaciones e investigadores que tengan clara consciencia y definan objetivos, hacia que( y Cual)  tipo de problemas deben abordarse, con ética y valores que disminuyan las brechas desiguales entre los seres humanos, por encima de posiciones ideológicas, creencias o influencias políticas y económicas.  

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Referencia Bibliográfica
Informe Mundial de Las Ciencias Sociales. UNESCO.
Disponible en: http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002458/245825e.pdf

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