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CONCURSO CUENTACANCIONES. El Patio (Pablo Lopez)

La luz del sol se colaba por las ventanas entre abiertas de mi cuarto, sentía como el calor de la mañana entraba por mi cuerpo oculto bajo las sábanas mientras intentaba apretar los ojos para volver a dormir... Fue inútil así que me incorpore para ir a desayunar y poder irme a la escuela. Mientras mis atolondrados sentidos iban despertándose mire el pequeño reloj en la mesita de noche junto a mí y pude recordar la fecha, estaba iniciando el fin de semana. Sentí como el miedo invadía cada parte de mí mientras
aceptaba la idea de que hoy me quedaría en casa.

Apenas entendía las razones, solo sabía que ella debía tomar muchas pastillas de colores, la veía colocar un gran número en su puño e introducirlas a su boca por las mañanas, mi padre la llevaba casi siempre al doctor y había escuchado una de las noches en las que me quede espiando detrás de la puerta que se la llevarían a otro lugar, pocas veces entendía de qué hablaban y la mayor parte del tiempo yo me quedaba en casa jugando con la niñera. Esto no llevaba mucho tiempo sucediendo, solo comenzó a pasar un día... Y seguía pasando.

Como pude me levante de la cama y vi las grandes ojeras de mi padre recibirme en el corredor, estaba cansado, despeinado, desaliñado... pero me seguía sonriendo.

-Hola Campeón ¡Buenos días!
-Buenos días papá - Dije suavemente mientras me frotaba los ojos
-Hoy tu madre despertó un poco indispuesta, la niñera llegará más tarde - Su sonrisa de apago y desvío la mirada.

Sin titubear seguí arreglándome para luego dirigirme hacia la cocina. Ella estaba ahí, cabizbaja y callada terminando su desayuno. El silencio fue absoluto mientras me sentaba junto a ella, termino de comer, se levantó y planto un beso en mi cabeza.

Extrañamente sentí alivio y pude relajarme tras una respiración profunda.

-¿Por qué no vas al Patio y estrenas los juguetes que te regalaron tus abuelos? - La voz de mi papá sonó desde el cuarto, no recordaba el regalo así que entusiasmado corrí a mi habitación para buscarlos.

Me senté en la húmeda grama con ambas manos ocupadas y deje que mi mente comenzará a volar hacia otros mundos, otras galaxias, por tierras lejanas donde podía crear historias y todo era posible.

Yo seguía jugando, en calma, dejando que el tiempo pasara pero algo me hizo volver a la realidad bruscamente, los gritos de mi madre desde el salón principal eran ensordecedores, me levante de golpe y corrí hasta donde se encontraba y quede petrificado. Las venas de su frente sobresalían y tenía las manos puestas en su cabeza con fuerza, seguía gritando mientras se acercaba a mí enérgicamente, ella era tan grande en comparación conmigo.

¿Mamá? - Mi voz se quebró.

Comenzó a golpearme fuertemente, sentía el ardor en mi cara mientras sus manos caían con rapidez sobre mí, me tire al piso y trate de cubrirme con mis delgados brazos, las lágrimas salían por mis ojos y morían en mi boca entre abierta. Mi padre salió corriendo del cuarto, con el pánico en su mirada.

¡Ya basta! ¡Suéltalo! - Se lanzó sobre ella y la tomo por la espalda apartándola de mi mientras ella lanzaba patadas.

¡Necesito castigarlo! - Las palabras salían de su boca como alaridos.

Su codo golpeó la nariz de mi padre y el comenzó a sangrar, por reflejo la libero de su agarre y ella se lanzó sobre mi nuevamente. Por un momento deje de sentir sus golpes, solo estaba mareado y quería seguir llorando.

Tocaron la puerta. Y abrieron.

La niñera tenía llaves de la casa, al entrar palideció y tomo su teléfono. Llamo a la policía en segundos mientras mi padre se reincorporaba y le pedía que se quedara fuera de la casa. La volvió a alejar de mí y como pude me levante.

¡VETE DE MI CASA! - Grite y seguí gritando mientras corría hacia el patio, solo quería alejarme de ella. Mis pies descalzos tropezaban pero yo solo quería alejarme de todo.

Me tire al piso temblando sobre mis juguetes, solo podía oír las sirenas detrás de mi y a mi madre a lo lejos, cerré los ojos con fuerza y mire los muñecos de acción a mis pies, los tome entre mis manos e intente jugar una vez más mientras sollozaba.

No había hecho nada malo, no era mi culpa ¿o sí? Me dolían los pómulos y las mejillas y mi mirada se nublaba a causa de las lágrimas. Solo sentí como alguien con uniforme se me acerco lentamente, tomo mi mano y dijo firmemente.

-Todo estará bien.

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