PRIMER CONCURSO DE RELATOS EROTICOS PAPIKIWI 07/01/2018

Fuente Foto: Alfredo Guánchez Todos los derechos reservados.


Concurso y Post patrocinados por @purapapita y @vicokiwi Nomino a @Enmy a participar


Oportunidades



No se aun cual es mi atractivo, pero los de ella son infinitos. De baja estatura, morena, un cabello largo y castaño, una mirada profunda que enamora y un cuerpo de infarto, caderas anchas, senos de tamaño perfecto y bien parados, unas piernas largas, y como olvidar ese trasero que con mis manos grandes no podría agarrar en su totalidad, pero estaba firme y redondeado, una mujer de revista sin dudas.
 

La tomaba de la mano siempre, y me sentía un Dios teniendo a mi lado esta mujer. Confieso que me excita la forma en la que otros hombres la miran cuando estamos juntos, y es que sé que tengo a mi lado una Diosa.
 

Yo, adicto a la adrenalina, tenía mil planes en mente para con ella y debía cumplirlos lo antes posible, para tener espacio para imaginar más. Me levanté decidido, la fui a buscar y le pedí que me acompañara a un centro comercial muy popular de Caracas, bajo la excusa de comprar un cargador nuevo para mi celular. Llegamos al CCCT y al abordar el ascensor con dirección al piso 12, la miré con lujuria nuevamente, Un pantalón de licra negro, y una blusa sencilla, parecerían una vestimenta cualquiera, y es que ella sabía cómo ser sensual incluso cuando no quería ser sensual, no pude resistirme y llevé mi mano a su cadera, cosa que sé que le excita, no tardó en morderse el labio en señal de aprobación a mi caricia.
 

El ascensor se detuvo y tome dirección a las escaleras de incendio, en este centro comercial nadie las usaba y es que todos preferían el ascensor.

    - ¿Dónde vamos?  
Preguntó, mientras mi sonrisa con malicia le contaba a detalle mis intenciones para ese día.

Atravesamos la puerta de las escaleras, sin perder un instante la tome de las caderas y la pegue de una pared, nuestros besos desenfrenados eran reflejo de la excitación generada en el ascensor, y es que solo paraban cuando ella preguntaba si estaba seguro o si no tenía miedo de que nos descubrieran. Esta última pregunta me hizo bajarla al suelo, arrodillarme frente a ella y bajarle el pantalón junto a una tanga azul con encaje negro que me encantaba, cuando la vi solo sonreí, me creía astuto y ella estaba más preparada que yo. Sin perder más tiempo comencé a besar sus muslos hasta llegar a su entrepierna y con un movimiento de mi lengua en su clítoris, comencé un oral cargado con la adrenalina de ser descubiertos. Tomando mi cabello con furia y antes de comenzar a gemir como salvaje, la escuche decir:

    - Estás loco, que divino que estés loco mi vida.

Pasados un par de minutos sus manos dejaron mi cabellera para dirigirse a su boca, ella intentaba callar los gemidos que el primer orgasmo ocasionaba. Me deleite con sus jugos en mi boca y subí hasta la suya para compartirlos en un buen beso; sin que me diese cuenta, ella saco mi miembro del pantalón, con una habilidad digna de un carterista y susurrando las palabras mágicas al oído me convenció:

    - Papi, cógeme por favor.

Es invocar al demonio del sexo, tomándola por las caderas, la giré para que quedase de espaldas a mí, acomode mi pene en su vagina y con un beso en el cuello, comencé mis embestidas, es que no puedo resistir las peticiones de mi Diosa. El ventanal ahumado del centro comercial, ayudaba a reflejar el acto y así ella podía ver cómo me excitaba más en cada embestida. Escuchábamos ruidos unos pisos abajo y eso nos excitaba más, comenzaron a temblar sus piernas y supe que venía el segundo, acelere tal cual le gusta, hasta que ya no pudo más y sentí como se corría sin poder hacer nada, mi mano tapaba su boca lo cual me daba la posibilidad de continuar mis embestidas a pesar de sus gemidos cada vez más fuertes; no pasaron más de 5 minutos cuando sus piernas comenzaron a fallar, vi que le costaba mantenerse, destape su boca y la hale del cabello, esto fue lo necesario para que llegara a su tercer orgasmo, y no pude resistir el placer de oírla gemir de esa manera, así que impunemente me corrí dentro de ella.
 

Veíamos parte de Caracas en aquel ventanal, la lluvia caía en la autopista y en sus muslos también corrían, las gotas de mi semen, prueba de haber tenido una buena mañana juntos. La bese mientras le ayudaba a vestirse y con una sonrisa pensé, que no podía dejar pasar la oportunidad de volver a este centro comercial.

CCCT


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