Before Sunset (Película): ¿qué harías si reencontrases al amor de tu vida?

La secuela de "Before Sunrise"

El mes pasado subí la reseña de una película que había visto varias veces y que me sigue pareciendo una de las historias más románticas que he conocido, la cinta independiente Before sunrise y comenté que formaba parte de una trilogía. Bien, días después vi de nuevo la segunda parte que, si bien no la había visto tanto como la primera, también la conocía.

Se trata del film de 2004, Before Sunset (Antes del atardecer) en la que vuelven a participar los mismos colaboradores de la primera entrega: Richard Linklater como director, Ethan Hawke y Julie Delpy como protagonistas. Para quienes no hayan visto la primera parte, los pongo en contexto: Jesse (Hawke) y Celine (Delpy) se conocieron en un tren y pasaron juntos una noche inolvidable paseando por las calles de Viena. Al final de la cinta, prometieron encontrarse de nuevo seis meses más tarde en ese mismo lugar, pero los créditos aparecen antes de que llegue ese día. Cuando inicia esta segunda parte, lo primero que nos preguntamos es ¿se encontraron? ¿qué ha pasado desde entonces? ¿cuánto tiempo ha transcurrido?. Before Sunset parte nueve años después de aquella noche en Viena y se desarrolla por las calles de otra ciudad europea, esta vez un poco más cliché, pero no menos romántica: París. Un punto a favor que tuvo la primera cinta fue precisamente evitar los lugares gastados de las historias de amor; sin embargo, tiene sentido haberla situado en la ciudad de la luz porque Celine es francesa y vive allí; y hacer que se encontraran casualmente en cualquier otra ciudad habría sido abusar de la confianza del espectador hasta el punto del absurdo.

Jesse llega a París promocionando una novela que ha escrito y la película comienza con él en una tertulia literaria en una pequeña librería, hablando sobre su libro y contando anécdotas. Mientras comenta y contesta las preguntas que le hacen, vemos estos flashbacks de la película anterior y nos damos cuenta de que su novela cuenta aquella noche en Viena nueve años atrás. Henry Miller dijo "Si quieres olvidarte de una mujer, conviértela en literatura" y es precisamente lo que ha hecho Jesse con Celine, aunque no con la misma motivación. Cuando está a punto de finalizar la lectura, Jesse mira un momento a la ventana que da hacia la calle y ve a la francesa que amó una noche y cada día desde entonces aunque no la hubiera vuelto a ver en todo ese tiempo.

La historia parece repetirse: deciden caminar por las calles de París, ir a tomarse un café y conversar, pero apenas tienen un rato porque el avión de Jesse sale esa noche de vuelta a los EEUU y sentimos que después de haber esperado tantos años, cualquier lapso será insuficiente para compensarlos. Los enamorados hablan de Viena, de por qué no se encontraron ese día y de cómo atesoran ese recuerdo en su corazón. Celine leyó la novela de Jesse y obviamente sabe que habla de ella; por eso fue a la librería, sabía que él estaría allí y quería verlo de nuevo. Una vez más, el pilar de la película es el guión, en el que esta vez colaboraron los protagonistas y le dieron mucha fuerza y credibilidad a sus personajes que nos parecen un poco más maduros, pero que conservan la esencia de la primera entrega. La química en pantalla de Hawke y Delpy es fantástica y la forma en que hacen ver cómo todo fluye de forma natural y espontánea, hace que uno se meta en la historia.

La música, esta vez a cargo de Delpy, es sublime (hay dos canciones que te quedan resonando en la mente tras el final de la película) y la dirección es excelente, con esas tomas en movimiento en las que caminamos con Jesse y Celine por las calles de París. Sin ser una toma única como la de 1917, sí consigue al igual que ese drama bélico, romper la cuarta pared y transmitir la sensación de que también el espectador se encuentra en el lugar.

Pero, nuevamente, lo más destacado es el guión (fue nominado al Oscar) que habla sobre ser parte de la memoria de alguien más, de envejecer, estar en el momento, del matrimonio, la muerte del romanticismo y que deja frases como "El deseo es el combustible de la vida" o "No se puede reemplazar a nadie porque todas las personas están hechas de muchos detalles específicos". También habla de cómo, cuando somos jóvenes, creemos que vamos a conocer y a conectar con muchas personas, pero luego nos damos cuenta de que no es así; pero sobre todo, la película es un monumento a las segundas oportunidades que no siempre se tienen, pero que cuando existe la más mínima posibilidad de tener algo que creíamos perdido, nos aterra con la misma fuerza con la que nos atrapa, porque parece exigirnos que, esta vez, no la dejemos escapar. Para dejarlos con ganas de más, les diré que es uno de mis finales favoritos del cine y que la película está incluida en la lista de cien películas del siglo XXI de la BBC. Recomendada para todos, en especial para los románticos.

Reseñado por @cristiancaicedo


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